sábado, 19 de diciembre de 2015

"En 1676 el científico holandés Antonie Philips van Leeuwenhoek se quedó mirando por primera vez una gota de agua, aparentemente vacía, a través del microscopio y descubrió que estaba repleta de vida." - Laurence Krauss



DONDE HAY ALGO 
NUNCA HA HABIDO NADA
Si tenemos que admitir como buen ejemplo de la nada el pensar de nuestro pasado antes de haber nacido, deberíamos también pensar qué es lo que ha hecho que se haya roto ese espacio vacuo, ciego, esa nada extendida en regresión infinita, ¿qué ha hecho que de repente irrumpiera nuestro existir aquí consciente? Hay algo que no casa, algo que, como en un juego de magia o un milagro, nos dice que hay un secreto escondido que nadie hasta hoy ha podido desvelar. Por mucho que haya avanzado la ciencia en el revelado de nuestra historia existencial aquí en el cosmos, sigue habiendo un hueco difícil de llenar, un hueco que quien más o quien menos prefiere llenarlo con Dios, o cualquier otra creencia que dé justa medida eficiente a nuestra exigua estancia en la tierra. El hombre de ciencia reniega de la religión, culpa a quienes se esconden bajo esas creencias, sustentadas de fe, porque su método no indaga en la verdad empírica, no se confronta con las leyes evidentes de la física. Yo, sin embargo, aunque les doy la razón, tampoco podría reprochar a esos acérrimos creyentes que están equivocados.
El problema entre ciencia y religión es que ambos se pisan terreno que no les corresponde. Se equivocan en sus acusaciones, se entrometen en lo que no deberían. Si uno cree en Dios a pie juntillas como entidad omnipotente cualquier cosa que descubra la ciencia puede ser atribuida a la inventiva divina. De esta manera todo descubrimiento no es más que una respuesta que Dios expone ante quien investigue curioso que hay detrás de todo acontecimiento. Dios lo inventa todo, nos da el esquinazo, no se deja atrapar. Ahora bien, si la misma religión desea dar satisfacción a sus feligreses cuando pregunten acerca de nuestro pasado y destino lo mejor que puede hacer es callar y dejarlo todo en manos del acontecer divino, sea como sea, para bien o para mal, el silencio es lo que te queda; tu fe. Si no hay conformidad con ello entonces se toma partido por la ciencia. Creemos que hay un mundo real, palpable, que nos duele y deleita a la par. Un mundo propio y sujeto al entendimiento. Ahora corresponde a quien se involucre en la libertad de ese mundo material hacer lectura provechosa de sus descubrimientos y ante esto sí creo que la religión tiene algo que decir .
Por mucho que no queramos, la ciencia nos compromete y auque sus métodos hayan de ser imparciales con lo que se busca descubrir hay detrás de todo una potencia que nos pertenece, la curiosidad, el saber, algo en sí humano. Por lo tanto, el método científico está condicionado a las preguntas que la mente plantea desde la óptica del tiempo. ¿Qué quieres saber? Y de ahí ¿Por qué esto? ¿Cómo es aquello? ¿Para qué…? Todo en definitiva propio de la mente y su estructurada forma de jugar con la naturaleza a través de los sentidos. Reglas que la lógica nos impone pero condicionadas a los sentidos. Teorías que el experimento verifica como verdades pero conducidas por el intelecto, y mucho sentimiento que no cabe en el encuadre científico. Olvídate de la esperanza, de la belleza, del amor, la metafísica, esto no tiene cabida en la ciencia. No es propio de su mundo. Eso dicen los científicos, pero yo tengo mis dudas, porque el arrastre que nos lleva a saber viene siempre predeterminado por el sentimiento de curiosidad, extrañeza, soledad, aburrimiento, deseo de más dominio, de más belleza, de más poder. Elementos potenciadores de la ciencia, elementos humanos al fin y al cabo. Positivos o negativos, eso es algo que la ciencia, a secas, no va a saber juzgar.
Volviendo al tema de la nada. Habría que preguntarse hasta que punto, hasta donde quiere llegar el ser humano al tratar con ideas que parecen fuera de la jurisprudencia mental. El infinito, la eternidad, otras dimensiones, el origen, la nada. Desde la perspectiva de estar vivos, es decir, ser algo ¿cómo vamos a poder creer en la nada? Es igual que si preguntáramos a los muertos si creen en la vida. No podríamos aceptar un “no” como respuesta, porque eso implicaría que están vivos, sólo un silencio sepulcral daría respuesta a la nada, pero que no sabríamos comprender porque, efectivamente, aunque ellos no crean en la vida, la vida existe, nosotros seguimos vivos, estamos aquí como ejemplo. La falta de estimulo sensorial, la inconsciencia que creemos que tienen los muertos no debería asustarnos. Su tiempo es nulo, lo que estimamos dura nuestro universo, unos 13.761 millones de años es comparable a una billonésima de segundo para un inconsciente, menos aún, nada, porque el tiempo desaparece. No hay medida posible, no hay contabilidad, el infinito es tan extenso como el cero.
La nada parece así existir para que al mirar dentro de ella algo se dé. Es como el hueco que sólo existe para dar cabida a algo. Y cuando ocupas su lugar, tal vez al morir, algo acontece de súbito, algo hay, algo surge, algo nace de nuevo. Otra cuestión es saber qué se da para aquellos que no están entre nosotros. Pero la nada, por ser inconcebible desde nuestra perspectiva espacio-temporal, no sirve como respuesta para los fallecidos. La nada en definitiva, no es nada, es si acaso un derivado de nuestra mentalidad que recuerda el pasado, que puede jugar a quitar y poner, y para quitar hay que tener algo antes y sólo desde ese algo podemos entender la nada como un concepto y no a la inversa. Dejemos pues en paz al vacío, apartémonos del sentido negativo de la vida como ausencia, como falta absoluta de algo. Tal idea es errónea, más todavía si consideras que las ideas solo pertenecen a los vivos.


 
"Las leyes de la mecánica cuántica implican que, a escalas muy pequeñas y en periodos de tiempo muy breves, el espacio vacío puede parecer un hirviente y burbujeante caldo de partículas virtuales y de campos cuya magnitud fluctúan violentamente." - Laurence Krauss

 
"Nuestro universo es tan vasto que, según ya he recalcado algo que no resulta imposible tiene virtualmente todos los números de ocurrir en uno u otro lugar de su interior. Suceden constantemente acontecimientos extraños." - Laurence Krauss

 
"Hemos averiguado que el 99% del universo, de hecho, nos resulta invisible: lo forma una materia oscura que, muy probablemente, es alguna clase nueva de partícula elemental, y una energía aún más oscura, cuyo origen sigue siendo todo un misterio en la actualidad." - Laurence Krauss

 
"El espacio vacío es complicado. Es un caldo hirviente de partículas virtuales que existen y dejan de existir en un lapso de tiempo tan breve que no las podemos ver directamente. [...] Estas "fluctuaciones cuánticas" implican algo esencial sobre el mundo cuántico: nada siempre produce algo, aunque sólo sea por un instante."  -  Laurence Krauss
 
Esta entrada se ha inspirado en el libro de Lawrence Krauss "Un Universo de la Nada". Ediciones del Pasado y Presente.
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jueves, 29 de octubre de 2015

VHEMT
Movimiento Voluntario por el Exterminio 
del ser Humano en la Tierra

Hace unos meses descubrí, ya no recuerdo cómo, VHEMT, el Movimiento Voluntario por la Extinción del ser Humano. Sin apenas atender a las intenciones del movimiento, ya por el significado de las siglas, supuse de qué se trataba, ya que por mi cabeza había pasado una idea parecida; la de exterminar de forma gradual la raza humana. Sin embargo las ideas del moviendo VHEMT son un tanto distintas a como yo las supuse. Son de más índole ecológico que humanas, es decir, que aunque ven al ser humano como culpable del deterioro ambiental en la tierra no persigue la total extinción del ser humano sino reducir en gran número su población, para que, los pocos que queden puedan rejuvenecer el mundo. De esta manera volveríamos a disfrutar de una vida más idílica y paradisíaca y con ello poner a salvo la Tierra de su destrucción. 
Esta idea de poner en marcha la extinción del ser humano vino a cargo del norteamericano Les U. Knight allá por 1991. A la edad de 25 años decidió hacerse la vasectomía y publicar un boletín informativo fomentando la no procreación. La organización no registra nombres de sus miembros que al parecer no son más de 300 pero simpatizantes por la causa se calculan en millones, según Les Knight. Su principal argumento para el cese de la reproducción humana es que ésta no es sostenible con el planeta y es autocomplaciente, sin tener consideraciones con el desgaste ecológico, ni compasión por la vida de otras especies. No es que Les Knight esté a favor de la total extinción humana sino de reducir la masividad a la que hemos llegado.

Yo, sin embargo, iría más lejos con las intenciones del exterminio de la humanidad. En ocasiones he pensado en un suicidio progresivo, pactado por cuantos convencidos estén de que la raza humana es una calamidad en la tierra, una desgracia sin remedio. De alguna manera hay que liberar del sufrimiento a futuras generaciones, romper con la cadena de perpetuar una raza condenada siglo tras siglo a no entenderse, que origina continuas guerras y conduce la tierra a un terrible deterioro que involucra a todas las especies. En fin, que la tierra no merece semejante espécimen. Hay que terminar con la desdicha que el hombre siembra constantemente sobre el suelo que pisa. Claro que, pensaran algunos, el camino más corto para tan tremendo propósito sería la del suicidio personal. Pero no es lo mismo.

Imagínense, para entenderlo mejor. Imaginen que cada persona que deambula por el mundo es un planeta. Ahora imaginen un virus que invade uno de esos cuerpos, y se alimenta y reproduce en el cuerpo de manera maligna, ocasionando una enfermedad degenerativa que al final acaba con ese planeta-humano. El virus desaparecería a medida que el cuerpo, ya cadáver, se descompone. Lo mismo nos va a pasar, que despareceremos a medida que la Tierra enferma. A no ser que, si hacemos buen uso de nuestra imaginación, esfuerzo y entendimiento sepamos contener nuestro carácter ruin, beligerante y avaricioso, y ver que el planeta en el que habitamos es nuestra casa, un ser vivo que funciona igual que cualquier cuerpo humano que alberga virus, bacterias o parásitos.

Más que detractores de la idea de Knight, lo que no tiene es un firme apoyo, es decir, que no resulta fácil deshacerse del plan familiar reproductivo al que hemos sido educados desde hace siglos. Las religiones bien asentadas así lo continúan fomentando. Que unos estén convencidos hasta afiliarse al movimiento voluntariamente y otros se mofen tachando el propósito de majadería no es de sorprender. El mismo ser humano se ha proyectado en la historia como algo superlativo, genial, milagroso, pero a la vez el ejemplo que deja tras de sí es vergonzoso. De tantas virtudes presume como cientos de ejemplos le deshonran. Una vez más se ha de confesar ante sí mismo, tomar conciencia y preguntarse ¿Continúo o me planto?  
Tal vez lo más llamativo de todo este movimiento, si se piensa bien, es hasta que punto de horror y vergüenza hemos llegado con nuestra propio raza. El hecho de que nuestra conciencia y raciocinio no pueda poner orden en el entorno demuestra lo poco que valemos. El hecho de que aún viendo los resultados nefastos de nuestro proceder no sepamos encontrar una salida feliz, justa. Que sigamos ciegos, indiferentes a todo como si no fuera con nosotros. La falta de querer ayudar, de ser considerados con un organismo, este planeta, que funciona en colectividad con el resto. La mala educación, la insensibilidad, la poca responsabilidad que cada uno quiere aportar. Que la generosidad, la igualdad y la pluralidad no pueda ser entendida por muchos. En fin, parecería fácil reconsiderar todos estos factores y actuar, pero no hay manera. El miedo y el egoísmo a perder un ápice de nuestra felicidad nos paraliza. Deberíamos trabajar seriamente en ello, en limpiar esta tierra contaminada de sangre y humo, pero no hay entusiasmo, no hay fe, no hay esperanza, sólo hartazgo, odio, vanidad y pereza. ¿No tenemos entonces lo que merecemos?   - AllendeAran

"Sabes cuantas veces te has dicho a ti mismo que tienes elección, pero ¿la tienes realmente? Sólo porque haya alternativas no significa que ellas sean aplicables"  - Rick Yancey, The 5th Wave

Algunos hombres observan el mundo y se preguntan "¿Por qué?". Otros observan el mundo y se preguntan "¿Por qué no?"  - George Bernard Shaw
"En el día del fin del mundo, nadie va a estar ahí, como no había nadie ahí cuando comenzó"  - Jean Braudillard

"¡Ojalá se incendiara la bóveda celeste y sus llamas se inclinaran hasta lamer el cráneo de los hombres! ¡Nada de quietud del firmamento, ni de encantamientos serenos, ni de mansas sonrisas a la luz de la luna! ¡Sino el temporal de los astros enloquecidos injertado en la violentas fiebres del pensamiento!"  - E. M. Cioran

"Aunque el mundo contiene muchas cosas decididamente malas, la peor de todas ellas es la sociedad."   - A. Shopenhauer.
"Grita la gente por la condición melancólica y desconsolada de mi filosofía. Pero eso se debe meramente a que yo, en vez de fabular un infierno futuro, como equivalente de los pecados de la gente, he mostrado que ya hay algo de infernal allí donde está el pecado: en el mundo."  - A. Shopenhauer.

"La efervescencia de los corazones ha provocado desastres que ningún demonio se hubiera atrevido a concebir [...] Aquellos que creen en su verdad dejan tras de sí el suelo sembrado de cadáveres."  - E. M. Cioran
"¿Por qué sublevarnos aún contra la simetría de este mundo cuando el mismo Caos no podría ser más que un sistema de desórdenes? Pues nuestro destino es pudrirnos con los continentes y las estrellas, pasearemos, como enfermos resignados y hasta el final de las edades, la curiosidad por un desenlace previsto, espantoso y vano. "  - E. M. Cioran
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martes, 29 de septiembre de 2015

JOSEPH MALLORD
WILLIAM TURNER
EL COLOR DE LA ATMÓSFERA

No parece que William Turner gustara de dejar a la mirada de quien contempla sus cuadros una satisfacción clara, evidente, como si el vidente no tuviera algo más de su parte que exponer, algo que imaginar o preguntar. Porque a menudo, las escenas de sus cuadros tienden a comprometer a quien las observa, haciéndole sentir como la opresión de la atmósfera tortura con frecuencia la naturaleza y desde ahí hacerle despertar un sentimiento afín a los estados del alma.
En Turner todo es inmensidad, medida siempre por la atmósfera y coloreada por la luz. Las nieblas que velan sus paisajes promueven un magnetismo romántico que busca la disolución de la vista en la lejanía y el color. Nunca nadie antes tuvo la ocurrencia de pintar el aire con tanta originalidad. Bien pudo haberse inspirado o inducido por la densidad del aire que las polvaredas de la erupción del volcán Tambora en Indonesia, vinieron con el viento hasta Europa, allá por Abril del 1815.
Resulta osado que el pintor al rallar sus cuadros, a riesgo de estropear el dibujo, configurara una nueva forma de trasmitir emociones. Su estilo, de esta manera, se apresuró a abrir puertas a la modernidad. Fue necesario plasmar las emociones que la naturaleza a menudo genera no desde la evidencia del encuadre fijo, sino difuminando los objetos y personas, antes protagonistas, y devolver al aire su existencia como principal intermediario de la luz y el espacio. Pocas veces la escena que vemos es nítida, como un día luminoso nos la presentara ante la vista. Es la densidad del aire, a veces estática, a veces en movimiento lo que realmente importa. Panoramas tórridos, gélidos, ventosos o borrascosos. Luz y aire juegan a fraguar escenarios ampulosos, mágicos e insólitos. Escenarios velados por la niebla o rayados por cortinas de viento, humo o lluvia, que representan, a su modo de ver, los distintos temperamentos de la naturaleza salvaje y en el que a la vez se reflejan los distintos estados de animo del alma romántica.










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lunes, 31 de agosto de 2015

TAO TE CHING
LAO TSE

"El infinito insondable es la puerta de todos los misterios" - Lao Tse

La primera vez que leí algo de este  libro milenario fue en mi adolescencia. Me lo presto un amigo hablando maravillas de él y como por aquel entonces yo empezaba a despertar a la “buena literatura” pues probé a leerlo. No entendí nada. Me supo un poco a tomadura de pelo. Algo sí parecía que escondían sus versos pero era tan intricado su significado y a menudo tan contradictorio y paradójico que no quise terminarlo. Fue con los años que leyendo aquí y allá referencias al libro, citas y alusiones al concepto del yin yang, que la obra de Lao Tse empezó a ganarse mi respeto. Pero no fue hasta hace algunos años, cuando indagué más a fondo en la filosofía budista, y de ahí el Zen, que el libro por fin cuajó en mi formación. Posiblemente haya aprendido más del Tao por textos de temática Zen que por la obra de Lao Tse en sí misma. Tengo entendido, por otra parte, que traducir los caracteres chinos de este tratado entraña mucha dificultad con lo que cualquier traducción del libro seguramente no hace justicia al mismo, al margen de las distintas posibilidades de interpretación, que no son pocas y de que no hay un original del cual tomar referencia.
Comprender el Tao, al igual que cualquier otra filosofía, exige introspección, paciencia, meditación. Su saber va encaminado a encontrar la paz interior, ser feliz en definitiva, pero para ello hay que adoptar, con perseverancia y paciencia, una actitud pacífica, mucha moderación y resignación, entereza y humildad, ante los problemas que la vida nos depara. Una actitud más bien pasiva pero que se ve recompensada con la quietud y la seguridad, la confianza y la paz con uno mismo y todo aquello que nos rodea, clave esencial de la felicidad espiritual. Para ello hay que liberarse, principalmente, de ostentaciones y ambiciones, del orgullo y la vanidad. Hay que saber agradecer lo que a uno le toca, (por descontado que el dolor no entraría aquí) y apreciar lo que conlleva cada momento, la inesperada sorpresa. Así, el Tao acaba por recompensar fielmente de sabiduría, lucidez y complacencia a quien lo practica.
No obstante, seguir la senda del Tao no es fácil. La perseverancia a la que aludía hace un momento requiere tenacidad para no dejarse llevar por las insistentes tentaciones que nos empujan a colaborar en el juego sucio que hay en medio de la vida. Porque todo vivir apela al querer y el querer acarrea calamidades, casi siempre de forma súbita y traicionera. Es como si el deseo nos llevara a contracorriente de lo que es natural, a luchar por sueños ambiciosos que nunca se cumplen, conduciéndonos de una manera u otra, tarde o temprano, a la derrota, al pecado, la frustración. Sobretodo cuando uno no se sabe conformar con lo suficiente.
La serenidad, la modestia, la firmeza, el altruismo, son las virtudes recurrentes de la doctrina taoísta, que ayudan a soslayar los tantos malogrados infortunios que nos amenazan por culpa de la ambición. Forzar las circunstancias para que favorezcan nuestros intereses particulares no es actuar limpio. Lo mejor es no intervenir ante las disyuntivas y dejar que lo que se presenta como una tentación venida a alterar nuestra paz interior, sea resuelta por la misma suerte que la trajo a escena. Si ello nos beneficia, bien, seamos agradecidos, pero es preferible no intervenir para no tomar posturas interesadas. No es que debamos despreocuparnos de nuestras tareas diarias, ser irresponsables, sino evitar el enredo con la providencia, tratando de sacar siempre más provecho de lo que procura. 
Estamos demasiado acelerados, siempre deprisa y corriendo por cumplir una tarea social rutinaria, que no nos produce sino ansiedad y hartazgo, porque semejante tarea no conecta directamente con nosotros, no nos define, no se adapta a las necesidades del espíritu. De qué manera más tonta nos hemos esclavizado a la codicia. Liberarnos de vez en cuando, un poco al día, de la sumisión continua que tenemos al ego nos enriquecería más de alegría, y recuperaríamos más cordialidad y armonía. 
Si sólo al menos, de vez en cuando, pudiéramos tomar conciencia de cuanta riqueza inmaterial guarda la contemplación, el ahora liberado de obligaciones y presiones... Un momento cualquiera mirando las nubes voluminosas pasar, escuchando el aplauso de las hojas en los árboles, el aroma que exhala la hierba tras una tormenta de verano, cuanto más ricos interiormente seriamos, cuanto más habríamos ganado y progresado. Bastante nos hemos separado, (igual que enemigos) de la naturaleza, precisamente donde cientos de sutilezas espontaneas se pronuncian de repente en un instante.
La tan discutida dualidad del sujeto y objeto, yin yang, que ha provocado divisiones de ideas y ha diezmado salvajemente la composición del mundo es según el Tao una equivocada visión que hemos mantenido con el exterior. No hay ningún yo separado de cuanto existe ahí, fuera de nuestros sentidos. Lo que existe es lo que eres y eso es todo. ¿Cómo podrías definirte a ti mismo sino mediante una imagen de algo que existe? Si conoces tu rostro es porque el reflejo del agua te lo ha comunicado, gracias a la luz, a la quietud del aire que mantiene el agua lisa en un estanque. Materia que forma todo cuanto nos rodea, plantas, rocas, el suelo y el cielo. Materia que te forma también a ti. No estás fuera, sino dentro. Vacía tu mente de pensamientos y verás que lo único que te queda es todo cuanto cabe en un instante. Lo que tus sentidos advierten. Lo absoluto, que se define de infinitas maneras en el espacio, aquí, y en el tiempo, ahora. Desde lo más sutil a lo más grandioso.
Así, el Tao busca conformarse en un todo único, en fusionar una verdad competente que respeta a uno y otro porque separados entran en discordia y juntos, uniendo las polaridades distintas se encuentran y armonizan. No desees atrapar cuanto fluye. No temas perder lo que pasa, porque si te detienes en ello, te perderás lo que se renueva constantemente. En el recuerdo se atesoran los gratos momentos de felicidad vividos y eso, como mejor se da es inintencionadamente. Ya tendrás tu momento para recordar.
Vivir el Tao es la de caminar por el camino abierto, el que nos pilla de frente. Es ir sin mirar atrás, sin pensar en ninguna meta. Nunca llegar a ninguna sitio para estar bien donde se está. Es dejarse llevar. Mirar al cielo y al suelo. Es pasear silbando. Ser un "flaneur". Que tu actuar sea lo más exiguo posible. Que tu proceder sea este, Wei, Wu Wei. Vive.

 
"El cielo es eterno y la tierra permanente.
La razón por la que son eternos y permanentes
 es porque no viven para sí mismos"  - Lao Tse
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"Todo el mundo parece ocupado
sólo yo permanezco ocioso y soñador.
Soy distinto de los demás.
Para mí lo más importante
es ser nutrido por la gran madre." - Lao Tse
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"Vale más no actuar por amor a la vida
que dilapidarla corriendo en pos de ella." -Lao Tse


"Si alguien pretende tomar el mundo y cambiarlo
es improbable que lo consiga,
el mundo pertenece al espiritu
por lo tanto, no puede ser manipulado." - Lao Tse
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"Nada hay en el mundo más blando y débil que el agua.
Sin embargo, sólo ella puede moldear la roca más dura y fuerte." - Lao Tse


"La red del cielo es muy amplia, 
pero nada escapa por sus grandes mallas." - Lao Tse
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"Gracias al amor se puede ser valiente,
gracias a la mesura se puede ser generoso,
y gracias a la humildad se obtiene el liderazgo." - Lao Tse
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"Lo grande y fuerte ocupa el lugar inferior
Lo pequeño y débil ocupa el lugar superior." - Lao Tse


"Si nada es imposible; no existen límites
Si no existen límites, se puede poseer el mundo,
Si poseemos el mundo, entonces duramos eternamente." - Lao Tse
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"¿Cómo sé que el mundo funciona así?
Observándolo." - Lao Tse
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"Lo innombrable es el origen del cielo y la tierra;
lo nombrado es la madre de las diez mil cosas." - Lao Tse


"Ser lúcido es ver lo infinito
Conservarse pequeño es mantenerse fuerte.
Usa la luz para retornar a tu interior.
Esto te mantendrá a salvo.
Eso se llama seguir el Tao." - Lao Tse
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"Y como no hace nada, nada se queda sin hacer." - Lao Tse
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"Todas las cosas contienen en su interior el yin y el yang
y obtienen la armonía por la combinación de esas fuerzas." - Lao Tse


"Y el que ama al mundo en su propia persona
es digno de que se le entregue la humanidad." - Lao Tse
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"Desprendiendose de su yo, su yo se conserva.
¿No es acaso porque renuncia a su individualidad
por lo que su individualidad se realiza?" - Lao Tse
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"Quien habla, no sabe
quien sabe, no habla." - Lao Tse

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martes, 28 de julio de 2015

«Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar.»  - Paulo Coelho
«La mayoría de las personas tienen miedo a la muerte porque no han hecho nada de su vida.»  -   Alexander Ustinov
HAY QUE LANZARSE
ESTO ES VIDA 




En mis constantes divagaciones no pocas veces he pensado que el mundo intelectual obedece a frustraciones derivadas del aburrimiento, a nuestra vida sedentaria, monótona y sosa. Y muchas de esas frustraciones vienen de no saber apresar el momento, decir sí, lanzarse. Cómo te lo pienses el asunto ya no funciona. Es un empujón sin más, pero el miedo viene a querer asegurar que no haya luego otro momento del que tengamos que arrepentirnos. Wittgenstein decía que si dividimos nuestro valor entre el miedo el resultado será el éxito, de ahí se entiende que cuanto más valor y menos miedo más éxito, pero luego viene el aguafiestas y te dice, ¿estás seguro? piénsatelo. Y como te lo pienses mucho no vas a ningún sitio, porque peligros los hay por todas partes, predecibles e impredecibles. Y si lo que persigues es el éxito seguro, mal que te pese, tendrás que arriesgarte.
Yo he sido durante toda mi vida uno de esos que ante las apuestas prefiero mirar cómo otros se la juegan. Bastante cobarde, bastante miedica. Vergonzoso, callado, qué pensarán de mí. Los hay peores que yo, pero también mejores, gente a la que envidio. Reconozco varios pasos atrevidos de los que me enorgullezco y es más, eso me hace comprender ahora porque hay que lanzarse, porque siendo decidido me ha ido mejor. También reconozco otras ocasiones en las que no supe lanzarme y en el pasado imborrable me quedan marcadas como cicatrices. ¿Por qué no supe decir sí aquella vez? ¿Por qué te callaste? ¿Por qué no fuiste?
Viendo estos vídeos, me pregunto si no me estoy perdiendo algo en la vida. ¿Es esto lo que nos toca, estar donde ahora estamos, delante del ordenador, o más bien es un problema de no tomar decisiones, salir y lanzarse? Cómo soy persona de poca acción y más de pensamiento (tal vez un mal habito) puedo encontrar excusas convincentes para quedarme apalancado y seguir esclavizado en la sociedad, como muchos, como la mayoría. Sí, esta gente es privilegiada, niños de papa que se pueden tomar el lujo de viajar por el mundo, visitar parajes paradisíacos y divertirse a lo bestia. Yo no estoy seguro de que pudiera hacer lo mismo, pero envidia me dan. De alguna manera le meten un golazo a la abulia y el tedio que padecemos la mayoría. Es posible que sean unas vacaciones bien aprovechadas y luego también ellos vuelvan a la esclavitud que exige la sociedad pero de momento, por rato o unos días lo consiguen.
Hay que lanzarse, y no me refiero a estos saltos salvajes tan lucidos (yo desde luego no podría) sino lanzarse en otras ocasiones en las que el sentimiento nos induce a ello. Sin miedo a caer mal, y si caemos mal saber reírnos de nosotros mismos y a por otra. Cualquier cosa menos tener que lamentarnos durante el resto de la vida de no poder haber hecho lo que de veras queríamos, cuando verdaderamente podíamos. Esto es vida, el resto es miedo, disculpas, excusas del intelecto, represión consentida.


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domingo, 19 de julio de 2015

«En los tiempos primitivos el hombre creía que cuando soñaba entraba en un segundo mundo real. En esto estriba el origen de toda la metafísica. Sin los sueños no hubiera habido justificación para un mundo dualista.»  - Friedrich Nietzsche

SABER PARA QUÉ


Llegados a este punto en la historia de la civilizacion, me viene a la mente la intrigante pregunta de qué fue el detonante para que la evolución del pensamiento y su orden de acción nos haya traído hasta aquí, adonde ahora hemos caído. Cómo hemos ido cambiando la forma de hacer las cosas, de pensar, de buscar, y total para qué. Si se trata de un juego sin rumbo ni final y cuyas reglas las vamos inventando nosotros pero que quedan arbitradas por la naturaleza. Si se trata nada más que de esquivar el aburrimiento o incentivar el asombro, o simplemente de querer vivir más cómodamente, no sufrir, no morir. ¿Un poco de todo tal vez? Despiertos a servir a nuestro yo nos interesamos únicamente de nuestro beneficio, ciegos del daño que podamos ocasionar al resto del mundo, incluidas las personas. Queremos saberlo todo pero ese todo es demasiado grande y no para de crecer. Y querer saber entraña otra pregunta que es necesario saber, para no errar, ¿Qué es lo que quieres saber? ¿Saber para qué? Los animales no parecen participar de este debate epistemológico. Viven. La pregunta viene a ser así el principal distintivo entre nosotros y los animales. Con la pregunta el hombre se escindió de la naturaleza. A la pregunta se la ha de vestir con una respuesta, sea como sea. Preguntar y encontrar respuestas es tanto inventar como descubrir, si acaso no son ambas cosas lo mismo.

El punto de partida bien pudo ser cuando en la prehistoria el hueso de un animal muerto vino a servir de arma a un homínido, como bien expuso Kubrick en su película “2001 Una Odisea del Espacio”. Mala entrada hicimos de aquel descubrimiento cuando lo pusimos al servicio de la guerra. Pero así funcionan las cosas. Entre los animales hay un recelo por proteger su territorio, la vida de los cachorros de los depredadores, hay que sobrevivir, cazar, matar. Después de todo, el hambre, la sed, el frio o el calor duelen, y en eso no nos distinguimos mucho de los animales. Lo sufrimos igualmente. El uso del hueso como arma para agredir fue un descubrimiento, un darse cuenta, no un pensar a priori, ese, ¿qué puedo yo hacer con esto? El darse cuenta se presentó de repente, la imaginación lo aprehendió de inmediato, lo procesó en el pensamiento y al ponerlo en práctica funcionó. Pero las consecuencias a la larga no se calcularon con exactitud. Así comenzaron las impertinentes guerras que durante milenios han diezmado razas y civilizaciones. Algo hicimos mal desde el principio. Los problemas que procuramos resolver nos devuelven otros de mayor magnitud. Es posible que la predisposición al utilitarismo egocéntrico sea el primer pecado, por no entender la falta de respeto al entorno exterior y a los demás que nos rodean. Porque es de suma importancia entender que si por algo existimos se lo debemos al entorno exterior y eso también incluye a los demás, de los que dependemos inevitablemente.

¿De dónde vino la pregunta originaria que buscaba una respuesta oculta a los sentidos, acerca de eso que intuíamos que estaba escondido? ¿Qué necesidad tuvimos de aquello? ¿Fue la tentación por morder la manzana? ¿Qué extrañeza irrumpió en aquel que con observar no le bastaba? ¿Cuál fue el empuje inicial al despliegue progresivo y cada vez más complejo del pensamiento? Parece como si la misma puesta en escena de la pregunta estuviera buscando una respuesta concreta a conveniencia. El utilitarismo podría ser uno de los catalizadores principales del conocimiento pero esto conlleva inequívocamente a un conocimiento dependiente, incompleto, no genuino, y a la postre, infructuoso, si no nos devuelve el bienestar que buscamos. Saber pensar se convierte de esta manera en un arte si se quiere progresar, si de veras se quiere lograr un objetivo que nos coloque dentro y fuera del bien y del mal. De conservar un poder que por encima de todo nos conceda felicidad y también evolución, porque indudablemente no podemos quedarnos quietos. El tiempo nos mueve, el tiempo nos transforma.

No parece que la pregunta originaria partiera de un estado placentero. A la felicidad no se la interroga, porque de hacerlo la misma felicidad decrecería, y eso es algo que no nos podemos permitir. Podría, sí, si acaso el asombro del poeta, buscar más con lo que deleitarse, pero más que una pregunta sería una búsqueda, un querer descubrir más por el gusto de participar encantado con la novedad. Maravillarse. Un saber sano, por otra parte, vital y esencial. Sin embargo la pregunta que interroga a la naturaleza conoce a priori algunas de sus operaciones, tal y como la conciencia las registra. La  mente maquina. Porque hay que dejar claro que todo entendimiento de la naturaleza esta intrínsecamente anclado a la conciencia que la contempla. Así el cómo, vendría a buscar el sistema mecánico del proceder natural, el por qué, su justificación teleológica, el qué, su razón existencial, el cuándo, una situación causal en el tiempo. En todas las preguntas se bosqueja un método vinculante a nuestro yo, que define nuestras intenciones, curiosidades y miedos. 
La tragedia de este asunto se está dilatando a unos niveles inflacionarios preocupantes. Si fue la propia individualidad quien emprendió el camino en el arte de cuestionar, fue la sociedad quién aplaudió las respuestas recabadas durante la investigación, sin lugar a dudas las respuestas científicas, que por objetivas y utilitarias convencieron y así ganaron el máximo honor del conocimiento. Cualquier otra respuesta se plantea como subjetiva y por ende castigada al mundo de la metafísica, la religión, la estética, lo personal. Si no se extrae una ganancia mensurable en las respuestas que descubrimos para la sociedad en común, no parece que sepamos encajar la sabiduría. Pero es aquí donde nos encontramos con un escollo duro de sortear, porque si la pregunta viene a priori condicionada al servicio de lo práctico, buscando la respuesta que nos simplifique la vida, acomodando la vida a las exigencias biológico materiales, ¿qué haremos cuando este conflicto quede resuelto? Partiendo primero de que distamos mucho de estar resolviendo este problema existencial, (el de la vida amenazada por la muerte) convendría saber si hemos avanzado algo desde el momento en que emprendimos esta tortuosa marcha.

Sé que hay otras respuestas si aprendemos a inventar nuevas formas de cuestionar. O también, otras formas de interpretar las respuestas, (hacer mejor exégesis de lo dado), si aprendemos a valorar la subjetividad, otros conceptos. Y no me refiero a caer en la duda, a extraviarse en galimatías que aparentan mundos ventajosos pero que no son ciertos, ni aceptar idealismos a ciegas. Pero sí a saber entender otros significados, símbolos que señalan a que nos dirijamos por mejores derroteros, puesto que la ruta que hemos emprendido hace tiempo no parece conducir a buen destino. El sentimiento, eso que insufla de calidad la vida, de ilusión, se está deteriorando ¿Cómo es que la aprehensión de la verdad está menguando el sentimiento positivo, la vitalidad de la vida? ¿Qué estamos haciendo mal? Seguro que lo sabes y si no, aprende a descubrirlo. No es tan difícil. La filosofía está para algo.  - AllendeAran

«Gracias a nuestras facultades mentales, creamos el mundo natural caliente, vivo, lleno de color, de carne y de sangre que conocemos en nuestra experiencia diaria y después, mediante la operación del pensar abstracto, le despojamos de su carne y de su sangre y lo dejamos en su puros huesos. Este esqueleto es el "mundo material" de los físicos.»  - R. G. Collingwood

 «Siendo la mente humana, en su conjunto, un producto de la evolución natural, no tenemos por qué suponer que la naturaleza nos ha dotado de facultades mentales con el fin de conocer la verdad; de hecho, nuestra inteligencia no es en modo alguno una facultad conocedora e la verdad, sino esencialmente una facultad práctica, que nos capacita para actuar efectivamente en el fluir de la naturaleza, contando este fluir en pedazos rígidos que podemos manipular, lo mismo que un carnicero manipula la carne de un animal o un ebanista manipula los árboles.» -  R. G. Collingwood

«La naturaleza se nos aparece realmente; es visible presente a nuestros sentidos [...] pero no es algo completo; es algo empeñado en convertirse en algo diferente. Este algo diferente en que la naturaleza está empeñada es el espirítu.»  - R. G. Collingwood
«El problema no surge de una consideración general acerca del conocimiento, sino de las peculiaridades especiales de la naturaleza como algo dado a la mente, algo con lo que la mente tiene que encararse, y esto implica que hay una cosa en sí.»   -   R. G. Collingwood

«La naturaleza no es real; nada hay en la naturaleza que colme en forma plena las medidas de nuestras descripción científica de ella, y no porque nuestras descripciones necesiten ser corregidas, sino porque siempre hay en la naturaleza una especie de rezago, un elemento de indeterminación, de potencia no resuelto todavía en acto perfecto.»  -  R. G. Collingwood
Esta entrada está inspirada en el periplo filosófico histórico que hace George Colingwood en su libro "Idea de la Naturaleza". Editorial Fondo de Cultura Económica, 243, pp
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lunes, 22 de junio de 2015


LA ESCUELA DE LA VIDA
THE LIFE OF SCHOOL

Hace pocos días que descubrí uno de los canales más interesantes que aglomeran Youtube, «The School of Life». Parece dirigirse a todo curioso principiante en personajes que destacan en filosofía, arte, arquitectura, sociología y temas esenciales que inciden profundamente en nuestra felicidad, ya sabes: el amor, el sexo, la ansiedad, familia, tecnología, etc. Hay ya una cantidad de vídeos significativa y el tema progresa. Su apuesta para enganchar al vidente es sencilla. Los vídeos no suelen durar más de seis minutos, por lo que no resultan cansinos, dado que vivimos en un mundo de prisas por saber (síndrome de FOMO), y las imágenes, aunque sencillas, son coloristas y muy elocuentes y divertidas. Hay, sin embargo, un problema, de momento el idioma está sólo en inglés. Espero que con el tiempo los subtítulos, al menos, se extiendan a otras lenguas. El narrador es claro, exacto en la pronunciación, lo que para los no nativos en inglés es muy de agradecer. Si no dominas bien la lengua ya puedes ir poniéndote las botas (pull your socks up) porque en lo que se refiere a España y al español la cosa cada vez pinta más feo en cuanto a cultura se refiere.
Vivimos malos tiempos para la introspección, la crítica, el pensamiento, no digamos la poesía. La mayoría de la gente apuesta por dejarse llevar por las tentaciones más zafias (yo mismo me incluyo en algunas) Todo se ha vuelto tan asquerosamente comercial y fácil que parece que ya nada podemos aportar de nuestra parte. La creatividad de hoy en día está bajo mínimos. Y la red, la televisión, el comercio, la política, la sociedad capitalista en general, está plagada de trampas (gimmicks) para rendirnos vencidos a sus pies, para amodorrarnos. Que yo sepa ahora en televisión, que apenas veo, no hay en los principales canales, unos siete, ni un sólo programa dedicado a la cultura, y no voy a entrar a explicar que entiendo yo por cultura, aunque algo rápido pueda decir, la cultura, la buena, es aquella que te instiga a que tú busques algo más de lo que te dan, a cooperar, a incrementar la creatividad, a moverte por tu cuenta. Es además, muy preocupante el circo mediático que se ha formado en España con la política desde la crisis. Los programas de debate y crítica se han incrementado hasta la arcada. Nada exponen sino la ofensa, el vituperio, de unos con otros.
The School of Life viene así a ser un programa educativo que nos enseña a entender que hay muchas mejores maneras de encarar el aburrimiento, con ideas que ayudan a construir la felicidad personal y a la vez social (no te olvides del vecino). Cómo me gustaría que dos o tres de sus episodios se emitieran en la TVE, así al azar, en cualquier momento inesperado, en cualquier canal, repetidas veces, como si fueran anuncios. A ver si el populacho se empapa un poco de cultura y empieza a despertar de su somnolencia estúpida. Si algo ha hecho bien este canal es saber revestir de modernidad, destreza y presteza, un tema difícil de instruir, y eso que forma parte de la vida como el mismísimo aire, que no vemos pero respiramos. Y puesto que vivimos presos de las redes capitalistas, que tanto apasionan a muchos, The School of Life tiene su sapiencia en venta, hay tiendas ya abiertas para que te sirvas tú mismo y compres. Puede esto ser o no criticable pero si la causa es buena y ello te incita a prosperar en la felicidad auténtica, no hay objeción por mi parte. De momento os dejo con cuatro de mis favoritos, ya anteriormente en este blog, de entre los muchos que me quedan por ver - AllendeAran




"Me fui a los bosques porque deseaba vivir deliberadamente, para enfrentarme con lo esencial de la vida y ver si podía aprender aquello que no se puede enseñar y así cuando tuviese que morir no descubrir que no había vivido." - H. D. Thoreau (Walden)
"En la eternidad hay en efecto, algo verdadero y sublime. Pero todos estos tiempos y lugares y ocasiones están aquí y ahora. Dios mismo culmina en el momento presente y nunca será más divino en el intervalo de todas las épocas."  -  H. D. Thoreau (Walden)

"Sub specie durationis (bajo el aspecto del tiempo) o Sub specie aeternitatis (bajo el aspecto de la eternidad) tú eliges"  - Baruch Spinoza (Ética)
 "Si el hombre tiene una idea de Dios, Dios debe existir formalmente [...] Por Dios entiendo un ser absolutamente infinito, esto es, una substancia que consta de infinitos atributos, cada uno de los cuales expresa una esencia eterna e infinita [...] Ahora bien, la Escritura suele pintar a Dios a imagen del hombre y atribuirle alma, ánimo, afectos e incluso cuerpo y aliento, a causa de la débil inteligencia del vulgo."  -  Baruch Spinoza (Ética)

"Cierra tu ojo físico, con el fin de ver ante todo tu cuadro con el ojo del espíritu. Luego, conduce a la luz del día lo que has visto en tu noche, con el fin de que su acción se ejerza a su vez sobre otros seres, el exterior hacia el interior." - Caspar Friedrich (Journals)


"¿Quién de entre la inquieta caterva puede decirme algo de las formas que los precipicios de la blanca y alta sierra se recortaban ayer al mediodía en el horizonte ? ¿Quién reparó en los finos rayos del sol que desde el sur se acostaban sobre las cumbres hasta que se desvanecieron evaporados en polvo de lluvia cerúlea? ¿Quién vio la danza de las nubes morir cuando el sol languidecía anoche y el céfiro las barrió igual que hojas blancas? Todo ha pasado oculto a los ojos, indolente [...] Dios no está en el terremoto, ni el fuego, sino en la quietud, en la voz pausada."  - John Ruskin (Modern Painters)
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viernes, 12 de junio de 2015

«¿Es el hombre el donante del tiempo o su receptor?» - Heidegger
«La sensación de la distancia depende menos del espacio que del tiempo.» - William S. Maugham
EL TIEMPO
¿DÓNDE ESTÁ?
EL ESPACIO
¿CUÁNTO DURA?

La percepción que tenemos los humanos del mundo nos viene determinada por los sentidos junto con aquello que desde afuera se mueve dentro del entorno que nos rodea. Cosas, entes que en un continuo devenir se conjugan activamente unas con otras. Hay por nuestra parte un saber observar, leer e interpretar, todo de manera privilegiada gracias a la conciencia que puede memorizar cuanto vive, porque si no fuera por la memoria, nuestra vida carecería de sentido. Pero si de alguna manera somos algo eso se lo debemos a las cosas. Ellas nos dan forma, nos crean dependencia, nos dan el mundo que tenemos, alimentan nuestra energía y pensamiento. Necesitamos de las cosas para subsistir, para disfrutar o sufrir. Estamos igualmente aquí, en un lugar determinado, en un momento dado, como lo están las cosas. Diríamos que en el mundo “hay” y en el devenir de lo que hay o existe, los acontecimientos "se dan", inmersos en un espacio y un tiempo determinado. Pero…, ese tiempo, ese espacio ¿Qué son en definitiva? ¿Son cosas? ¿Existen como existe la materia física? ¿Escapa el tiempo a una medida volumétrica? ¿Escapa el espacio a una medida temporal? ¿Se complementan espacio y tiempo entre sí o son independientes? ¿Cómo y de dónde han surgido?

A riesgo de caer en perogrulladas o burradas por culpa de mi restringida sapiencia me voy aventurar en dilucidar que ni el tiempo ni el espacio existen y que ambas magnitudes obedecen a nuestra memoria en prácticas con el movimiento de las cosas, y que si algo han de ser, como entidades existenciales, son entonces una misma cosa que aún está por descubrir. Aunque algo ya intuimos y sospechamos, pero aún no lo hemos podido constatar científicamente, no tan bien, no tan certeramente como existen los átomos o los ojos con los que vemos.

Si preguntamos a cualquier amigo qué es el tiempo, nos dirá una hora, nos hablará del reloj, de la posición del sol, se atendrá a la memoria en busca del pasado, esto o lo otro, pero siempre apoyado por entidades. Las manecillas del reloj, el sol, el día, la luna. Reglas con las que se mide el paso de un objeto de un sitio a otro, del circular repetitivo para que podamos aprender y memorizar. Pero del tiempo objetivo, como lo pueda ser una mano, un libro o incluso la luz, nada de nada. Al tiempo ni se le toca ni se le ve. La veracidad corpórea del tiempo no la tenemos con nosotros. Es una deducción derivada del movimiento de las cosas y el espacio que recorren. Dependiendo siempre del cálculo mental que podemos hacernos respecto al movimiento de unas cosas respecto a otras. Es en definitiva, una ilusión que nos viene bien, para centrarnos en nuestros quehaceres.

Y con el espacio sucede parecido. Creemos que para que se den los objetos debe de haber un espacio que ocupar. Pero imaginemos que no hay objeto alguno alrededor, ¿cómo de qué manera podríamos justificar el espacio? Hablamos de la inmensidad del espacio, pero eso se debe a la distancia que separada entre grandiosas masas materiales, montañas aisladas, galaxias a la deriva que se alejan unas de otras, la mirada que se escapa por el alto y ancho cielo y choca con algún objeto. Todo, al fin y al cabo, viene a ser comparaciones entre entidades. Si no hay cosas, no hay espacio que podamos entender, las cosas marcan el espacio y no al revés. Podrás pensar entonces que si no hubiera espacio cómo iban las cosas a existir y cómo las íbamos a distinguir. Aquí tenemos un problema crítico. El espacio ¿es absoluto vacío? El absoluto vacío, pregunto, ¿podría compararse con la nada? Difícil respuesta, amigo mío, pero se puede uno abrir camino por el campo de la física más cruda. Sospecho que hay una realidad oculta y que por no haberla verificado todavía, la hemos estado llamando espacio-tiempo. Perdida en la abstracción durante siglos parece adentrarse últimamente en el reino de la materia y viene para reclamar su poderío, que siempre estuvo presente desde el momento en que todo estalló, o tal vez incluso antes.

Ciertamente, cuando Einstein derogó la idea del tiempo absoluto debido a que el movimiento de los objetos no es igual en todas partes y eso depende de su masa, apeló a la Gravedad como responsable de la relatividad de estos acontecimientos. Pero cuando ya además prorrumpió que en el espacio (que muchos consideran vacío) los planetas y las galaxias comban el espacio abierto debido a su fuerza gravitatoria, ¿cómo, me pregunto yo, se puede combar el vacío si en el vacío no hay nada? Más aún, ¿Cómo es posible que la velocidad de la luz siga una dirección curva al acercarse a un cuerpo voluminoso celeste? Algo hay, porque donde no hay nada, nada se puede combar, ni a través de la nada se puede ejercer atracción por parte de un objeto a otro. Hay, por lo tanto, un camino.

Cuando caminamos, lo hacemos por el suelo. Los peces se mueven a través del agua. Las aves por el aire. Donde antiguamente suponíamos que no había nada, estaba ocupado por el oxígeno, gases, y así sucesivamente. Se sospecha ahora que una materia oscura inunda todo el espacio, fundida en el océano oscuro, en el que se ubican las galaxias y por el cual éstas navegan alejándose a velocidades de vértigo, me pregunto entonces ¿Cómo iban a poder deslizarse por el espacio vacío? Al margen de la fuerza propulsora del Big Bang, mi idea es que lo que entendemos por espacio-tiempo es eso que permite a los sucesos tomar acción, transitar, realizarse. Es algo que está por descubrir, algo físicamente demostrable, aun cuando sea una energía, algo y no mera magnitud ilusoria. Una vez más, al igual que con el vacío, se ha de comprender que con la nada nada se puede hacer. A la nada no le puede atribuir ninguna acción, ningún verbo. La nada es un espejismo creado por la memoria que quita donde hay pero que el presente, nuestro presente, está marcado por algo ineludiblemente. En el presente siempre hay algo.

Es como si viviéramos en una burbuja compacta con distintos puntos de espesor, grumos. Como si fuera una esponja con distintos agujeros, pero no vacíos sino llenos de distintos materiales, gas, agua, tierra… Llegará el día en que nuestro lenguaje tomará otra forma de expresarse porque el espacio-tiempo se habrá consolidado en algo certero, ¿tan real como físico? Entonces diremos: “Me tengo que ir, ya no me queda gravedad” “No hay gravedad suficiente para guardar estos zapatos en el armario”  - AllendeAran

«¿Crees que la física cuántica es la respuesta? Porque... no sé, en el fondo, ¿de qué me sirve a mí que el tiempo y el espacio sean exactamente lo mismo? En fin, si le pregunto a un tío qué hora es y me dice 6 kilómetros, ¿qué coño es eso?»
- Woody Allen
«En los aviones el tiempo se pasa volando.»
«Hay quienes estropean relojes para matar el tiempo.»  - Woody Allen


«Creemos que el Big Bang fue un evento asociado con una inestabilidad dentro de un medio que produjo el universo. Marcó el principio del Universo pero no del Tiempo. Aunque el universo tiene una edad, el medio que produjo nuestro universo no la tiene. El Tiempo no tiene principio, y probablemente tampoco un final.»  - Ilya Prigogine
«¿Cual es el papel del tiempo?..El Tiempo impide que todo se nos dé de golpe... ¿No es acaso el vehículo de la creatividad y la elección? ¿No es la existencia del Tiempo la prueba del indeterminismo in la naturaleza.»  - Henri Bergson


http://fractkali.deviantart.com/art/Medusa-Ghost-312021650 
«El Inconsciente no tiene tiempo. No hay problemas acerca del Tiempo en él. Parte de nuestra Psique no está en el tiempo ni en el espacio. Estos son solo una ilusión, Tiempo y Espacio, y así en cierta parte de nuestra Psique el tiempo no cuenta para nada.» - Carl Gustav Jung
«De aquí en adelante, el espacio por si mismo y el tiempo por sí mismo están condenados a desvanecerse, y sólo una especie de unión entre los dos soportará una realidad independiente.» - Hermann Minkoswki


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