lunes, 24 de septiembre de 2012

SOBRE LA RELIGIÓN
(DISCURSOS A LOS MENOSPRECIADORES CULTIVADOS)
Friedrich D. E. Schleiermacher

¿Qué es exactamente la religión para Schleiermacher? Hoy en día la mera palabra religión infunde a más de uno un rechazo incondicional. Se comprenden las repulsas, por cuanto de contaminante ha tenido en el discurrir histórico de la humanidad, que nos ha enfrentado no solo a guerras sino a distorsionar nuestra propia imagen y la del mundo que nos rodea. Pero alto ahí, hermanos, Schleiermacher está de vuestro lado, y de los que no ven en la religión sino un refugio de la ignorancia, una identidad que cae en el fanatismo o una inversión a fondo perdido de acciones morales bienintencionadas, (pero nunca genuinas ni libres de inocencia) al desear una eternidad en un más allá paradisíaco pero inimaginable, de espaldas al presente y al mundo real. Y lo deja bien claro a lo largo de sus cinco discursos, en afirmaciones que le podrían haber puesto en un serio aprieto con la religión de su tiempo. Schleiermacher reniega de cualquier sistema que oprima el sentir religioso y aboga por un cierto anarquismo que nos libere y empuje hacia el todo, el Infinito. Cualquier norma o ley que pretenda atrapar la religión se equivoca, se escapa de ella. Eso es, o sería, moral o filosofía, metafísica o ciencia, pero nunca religión. Es razonable por ello que no se le pueda exigir un planteamiento de sistema filosófico, ni siquiera un catecismo que nos sirva de guía, pero algo nos tendrá que decir al respecto por muy complicado que resulte. Según él hay que saber captar esos momentos fugaces que nos acercan a un sentir, que junto con la intuición (y aquí tal vez Schleiermarcher suplante la fe por la intuición), nos preparan hacia una proyección plena de vitalidad, a un mirar más allá de nuestro punto de partida, a un mirar que lo abarca todo, lo Absoluto y lo Infinito. Desconozco si tuvo ocasión de acceder a escrituras orientales, si bien por aquel entonces alguno de sus coetáneos como Schopenhauer, (aunque algo más joven) ya estuvo notablemente influenciado por el budismo, pues su pensamiento recuerda en numerosos momentos a la sabiduría budista y más concretamente al Zen. No se olvida tampoco Schleiermacher de la empatía, ni la compasión, y no contento con el amor al prójimo como fundamento esencial de toda religión, se pierde aún más allá en una admiración y respeto por todo cuanto habita en el Universo, conduciéndose así mismo, y quizá sin pretenderlo, a un panteísmo spinozista, a la vez activo e incluso diría que ecológico. Por todo esto y demás, los discursos conforman un libro no ya fascinante, bello y didáctico sino encarecidamente recomendable para quienes buscan o repudian la religión. Libro que por su estilo de largas frases exige una lectura paciente pero que pronto se ve recompensada por su alto contenido en preciosos aforismos. Yo personalmente he subrayado multitud de párrafos. Se me ocurre que su único punto endeble sea cuando aun respetando todas las religiones clásicas, (las positivas que él llama), en su último discurso, se incline por la cristiana como la más perfecta, y me huele a un cierto tufillo a miedo ya que, después de todo lo anteriormente expuesto, pareciera temer reprimendas de los altos cargos eclesiásticos ortodoxos. No olvidemos que aunque fuera pastor protestante se viera obligado a cumplir con ciertas normas de fe, creencias y tradiciones cristianas, que en sus escritos a menudo tambalean.  
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“Desde la finitud, hacerse uno con lo Infinito y ser eterno en un instante: tal es la inmortalidad de la religión”  - Schleiermacher

“Para contemplar la imagen general de la religión, recordad que cada intuición está, según su naturaleza, unida con un sentimiento” - Schleiermacher
 
“Tener religión significa intuir el Universo, y sobre el modo como  lo intuís, sobre el principio que encontráis en la base de sus acciones, reposa el valor de vuestra religión” - Schleiermacher
 “Su esencia no es pensamiento ni acción, sino intuición y sentimiento. Ella quiere intuir el Universo, quiere espiarlo piadosamente en sus propias manifestaciones y acciones, quiere se impresionada y colmada, en pasividad infantil, por sus influjos inmediatos”- Schleiermacher


“Quien establece una diferencia entre este y aquel mundo se engaña a sí mismo; por lo menos todos los que tienen religión creen en un solo mundo”- Schleiermacher
  
“No tiene religión quien cree en una escritura sagrada”  - Schleiermacher

“Que el estado se contente con una moral religiosa, si así le parece bien; pero la religión reniega de todo profeta y sacerdote moralizantes”- Schleiermacher

"Acusad a aquellos que corrompen la religión, que la inundan con filosofía y la quieren someter a las ataduras de un sistema"  - Schleiermacher

“Elevaos hacia aquel infinito de la intuición sensible, el admirado y celebrado cielo estrellado. […] Vosotros sabéis que no hay allí ninguna apariencia de sistema, que siempre se seguirán descubriendo nuevos astros entre estas imágenes que también dentro de sus límites todo es indeterminado e infinito y que ellos mismos permanecen como algo puramente arbitrario y movedizo”  - Schleiermacher

 
“Aquel primer instante misterioso que tiene lugar en toda percepción sensible, antes de que la intuición y el sentimiento se separen, el instante en el que el sentido y el objeto, por así decirlo, se ha confundido y se han hecho una sola cosa, antes de que ambos retornen a su lugar originario […] Dicho instante es fugaz y transparente como el primer aroma con el que el rocío empaña el despertar de la flores, pudoroso y tierno como un beso virginal, sagrado y fecundo como un abrazo nupcial; ciertamente no se trata de que sea como esto, sino que él mismo es todo esto. De una forma rápida y fascinante se convierte un fenómeno, un acontecimiento, en una imagen de Universo”- Schleiermacher
“Cuando en la intuición del mundo percibimos también a nuestros hermanos y vemos claramente como cada uno de ellos, sin distinción, es, desde este punto de vista, precisamente lo mismo que somos nosotros, una manifestación peculiar de la humanidad, y cómo la existencia de cada uno de ellos nos es imprescindible para intuir a la humanidad, ¿Qué cosa es más natural que abrazarlos a todos con intimo amor y afecto, sin tener en cuenta la diferencia misma de las convicciones y de la fuerza de espíritu? […] ¿Qué hay entonces más natural que la compasión más cordial ante todo sufrimiento y dolor que surgen de este combate desigual, y ante todos los conflictos que la temible Némesis siembra por doquier?” - Schleiermacher

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