martes, 20 de noviembre de 2012

ÉGLOGAS
La Égloga es una composición poética de cuidada musicalidad en la que dos pastores conversan acerca del amor no correspondido y sus cuitas pertinentes. La naturaleza, por supuesto, tiene su protagonismo al situarse la trama en el campo. Sin embargo, su importancia queda un tanto deslucida al ser un mero accesorio, de telón de fondo, donde los personajes quedan emplazados a un primer plano. Sólo a veces los sentimientos comulgan y se identifican, reflejados o contrastados, con el carácter, rasgos y vicisitudes que la Naturaleza presenta en sus más variadas formas. Resulta curioso que algunos autores clásicos se acercaran, inconscientemente, al romanticismo moderno. De algún modo algunos de esos textos parecen ser precursores del Romanticismo más excelso y puro.
El tema de las Églogas proviene de la Grecia antigua y los primeros versos nos llevan a Teócrito, concretamente a sus Idilios. Luego el romano Virgilio las cultivó, así como Nemesiano, Calpurnio Sículo y Ausonio. El tema se recuperó más tarde durante el temprano Renacimiento y en España, durante el famoso Siglo de Oro se popularizó incluso de forma narrativa en la novela pastoril. Autores que destacan son Juan Boscán, Lope de Vega, Lucas Fernandez, Pedro Soto de Rijas, Cervantes con su novela Galatea, y como no,  Garcilaso de la Vega (1498 - 1536)
Leer a Garcilaso hoy en día no es fácil. Su lenguaje es obsoleto y tratándose de poesía, lo retorcido y complejo de las palabras garantiza una lectura cansina para el novel en literatura clásica. Pero con buena disposición y paciencia se pueden encontrar perlas románticas como estos preciosos versos que expongo.

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"Los rayos del sol se trastornaban
escondiendo su luz, al mundo cara,
tras altos montes, y a la luna daban
lugar para mostrar su blanca cara;
los peces a menudo ya saltaban.
con la cola azotando el agua clara,
cuando las ninfas, la labor dejando,
hacia el agua se fueron paseando."

"Hermosas ninfas, que en el río metidas
contentas habitáis en las moradas
de relucientes piedras fabricadas
y en columnas de vidrio sostenidas:"


"Por ti el silencio de la selva umbrosa,
por ti la esquividad y apartamiento
del solitario monte me agradaba;
por ti la verde hierba, el fresco viento
el blanco lirio y colorada rosa
y dulce primavera deseaba"

"Nunca pusieran fin al triste lloro
los pastores, ni fueran acabadas
las canciones, que sólo el monte oía
si mirando las nubes coloradas,
al trasmontar del sol bordadas de oro,
no vieran que era ya pasado el día."


"El dulce murmurar de este ruido
el mover de los árboles al viento.
el suave olor del prado florecido,
podrían tornar, de enfermo y descontento
cualquier pastor del mundo, alegre y sano;
yo sólo en tanto bien morir me siento"


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