viernes, 5 de septiembre de 2014

«Saber algo bien a fondo implica una profunda sensación de ignorancia.»
JOHN RUSKIN
(1819 - 1900)


Algunas personas quedan marcadas por lo que experimentan desde pequeños. Una vez que la belleza se les presenta de frente le prestan una devoción incondicional de por vida. Quieren seguir maravillados. Dejan los ojos abiertos como platos. Y no cambian, siguen siendo niños hasta la vejez, prestando su atención y curiosidad, búsqueda y reflexión a cuanto pueda asombrarles. Explicar qué es eso que nos conmueve puede resultar harto difícil, dado que la sensación es intransferible y hay que revestirla entonces de pintura, música o palabras. No es lo mismo, pero puede que incluso quede mejor el resultado que la realidad pura, en todo caso, en ambos el misterio permanece oculto, eso es quizá lo que mejor nos deleita, el misterio, y no porque éste sea algo oscuro, sino porque nos deja intuir que detrás se esconde la verdad que de veras deseamos. Es un más allá incognoscible, pero perfecto, pacífico, purificador, placentero, inmaculado, libre....
John Ruskin es otro de esos personajes que le fue fiel a la belleza, estuviese plasmada en obras artísticas o fuera simplemente natural, sin procesar. Se le dio mejor la pluma que el pincel y escribió y escribió hasta completar cantidad de libros. Esteta tenaz, admiró a los pintores modernos de su época, (dudo que lo hiciera con la nuestra) como William Turner y los Pre-Rafaelistas. Sobre arquitectura festejó las virtudes del Gótico y la Edad Media. En sociología y política criticó con fuerza el embrutecimiento laboral. En temas de ética y religión se mostró quizás un poco recalcitrante, conservador en ocasiones, muy disciplinado, pero bondadoso al fin y al cabo. Por algo se le consideró un socialista cristiano. Respecto a la Naturaleza la reverenció como un iluminado, atento a sus variadas formas, fervoroso a las montañas y toda su parafernalia paisajista. Su estilo literario recuerda al de Emerson, Thoreau. Lujoso en detalles pero ameno. A la edad de 59 años comenzó a sufrir graves trastornos mentales. Murió a los 81 años. Así de feo se las gasta la vida al final de nuestros días.
De entre lo que hay traducido al español he conseguido de momento una pequeña antología de Celso García, difícil de encontrar, una edición madrileña de 1933. Hojas secas y enrojecidas pero con un suculento número de párrafos dedicados a la Naturaleza y algunos más a la virtud y la crítica social. Hay preciosos pasajes descriptivos y afiladas opiniones sobre los dañinos efectos de la revolución industrial en el hombre y su entorno. También a ratos denota en algunos apuntes una obediencia a Dios sospechosa de no simpatizar mucho con la libertad. Seguramente por la pesada educación religiosa que tuvo desde su infancia. Sea como fuere su espíritu es ejemplar para quienes estén en disposición de acentuar la sensibilidad, manteniendo los ojos bien abiertos, como platos, a cuanto diariamente nos regala Dios, (como él diría).

«Reformemos nuestras escuelas y poca necesidad tendremos de  reformar nuestras prisiones.»
«Este universo es insondable, inconcebible en su todo, por lo tanto cada persona debe descifrar cuidadosamente y contemplar con detenimiento la parte de él que le sea posible abarcar.»
«Durante el calor de estío, en un pequeño jardín triangular, contemplado los variados rizos del agua y escuchando el suave murmullo del río a través del oloroso escaramujo del seto y viendo en los lejanos bosques destacarse el rebaño de ovejas que brillaban acariciadas por la luz del sol poniente.»

«El sol es una delicia, la lluvia es refrescante, el viento nos abraza, la nieve es vivificante. No hay tal cosa como el mal tiempo, sólo diferentes tipos de buen tiempo.»
 «Todos testifica que para sus habitantes el mundo es trabajo y vanidad; que para ellos ni las flores se abren ni los pájaros cantan, ni las fuentes resplandecen; y que sus almas apenas se diferencian de las grises nubes, que rodean las colinas y sobre ellas mueren, más que en no tener sus pliegues iluminados por los rayos del sol.»

«...hasta el final de los tiempos las claras aguas de los perennes manantiales y la multitud de blancos lirios que alfombran los campos y la estabilidad de los brillantes picos, cuyas cimas se esconden en el azul del cielo, serán los modelos y recibirán las bendiciones de los que han escogido la luz.»
«No es el trabajo lo que está dividido, sino el hombre; dividido en meros segmentos de hombre, triturado en fragmentos y en migajas de vida.»

«Y creo que cualquier hombre de equilibrada razón no debe regocijarse tanto con el conocimiento perfecto de una cosa cuanto en sentir que hay infinitas cosas más que no le es dado conocer.»
«Tan pronto como alguien procura ver todo lo que le sea posible en alguna cosa termina por llegar al punto donde comienza una noble oscuridad. Los que así proceden ven más que los otros; pero la consecuencia de ver es encontrarse con que no lo pueden ver todo.»

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