miércoles, 22 de febrero de 2012

A Orillas del Sar

Se puede discutir quien es el poeta romántico europeo por antonomasia, pero si eso lo circunscribimos al genero femenino yo creo que solo hay una gran poetisa, Rosalia de Castro (1837 - 1885) Podría ella además competir incluso con otras figuras masculinas reconocidas del panorama internacional, competir en cuanto a profundidad de sentir, calidad de sus estrofas, percepción de la naturaleza para crear paralelismos, metáforas, sugerencias. Se podría decir que Rosalía es a España lo que Leopardi a Italia. Su obra a Orillas del Sar está impregnada de una tristeza lóbrega, de la resignación del poeta a no encontrar la felicidad, a apañárselas con su soledad y ver en la naturaleza los mismos avatares que la vida destina a las personas. Y de ahí, el refugio, la añoranza, el silencio de los débiles, la resignación ante las fuerzas del destino, la huida del tiempo que sin remedio nos lleva al invierno. La obra se compone de poco más de cien versos. Es de entender que sus temas melancólicos sean predominantes teniendo en cuenta las desgracias que asolaron a Rosalía. Fueron años convulsos de emigración, problemas laborales y revoluciones. Vivió en precaria situación económica, aunque no pobre. Perdió a varios de sus hijos por una u otra razón accidental. Sufrió de mala salud y los dolores de un cáncer de útero en sus tres últimos años de vida. Antes de morir pidió un ramo de pensamientos, la flor de su predilección. Delirante, y nublada la vista, dijo a su hija Alejandra: "abre esa ventana que quiero ver el mar", y cerrando sus ojos para siempre, expiró...


"Los unos altísimos,
los otros menores
con su eterno verdor y frescura,
que inspira a las almas
agrestes canciones,
mientras gime al chocar con las aguas
la brisa marina de aromas salobres
van en ondas subiendo hacia el cielo
los pinos del monte"

"Desbordense los ríos si engrosan su corriente
los múltiples arroyos que de los montes bajan,
y cuando de las penas el caudal abundoso
se aumenta con los males perennes y las ansias,
¿cómo contener, cómo, en el labio la queja?
¿cómo no desbordarse la cólera en el alma?"


"Moría el sol, y las marchitas hojas
de los robles, a impulso de la brisa, en silenciosos y revueltos giros
sobre el fango caían:
ellas, que tan hermosas y tan puras
en el abril vinieron a la vida."


"Cenicientas las aguas, los desnudos
árboles y los montes cenicientos;
parda la bruma que los veía y pardas
las nubes que atraviesan por el cielo;
triste, en la tierra, el color gris domina,
¡el color de los viejos! "
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