MI OJO, MI CÁMARA Y PHOTOSHOP
Hace tiempo me comentó una amiga que utilizar Photoshop era hacer trampas.
Que una foto quede bien depende de muchos factores. Entender de fotografía, es decir, saber equilibrar la velocidad de obturación, la apertura del diafragma, la distancia focal y algún que otro factor más, no es nada fácil. Hay que tirar muchas fotos para conocer bien una cámara. Yo soy un simple aficionado y pocas veces puedo salir de excursión y para cuando lo hago, con cámara en mano, algunas cosas ya se me han olvidado. Pero hay veces en que si la luz es fea y mala por mucho que te esmeres la idea que se tiene al mirar el encuadre de un paisaje, no sale.
Volviendo a la trampas. Photoshop es de una gran ayuda a la hora de recuperar esa idea que se tenía antes de hacer un disparo. Por desgracia, aún no se han inventado cámaras tan sofisticadas como el ojo humano, así que, quien no cumple en todo este fenómeno artístico es la cámara.
Aquel día el cielo se puso de sábana planchada, que yo digo, y sólo alguna que otra nubecilla baja, con lo cual la sobrexposición del cielo estaba servida. Una caca. Así que me he servido de los conocimientos de aficionado en Photoshop para iluminar y devolver color a unas pocas fotos que tomé durante un pequeño paseo por La Arboleda. Sinceramente, algunas de esas instantáneas ahora van más allá de la justa verdad que observé pero todavía más alejada de la justicia estaban las lentes de mi cámara. Una Lumix bridge DCM-FZ48. De todos modos, volveré otro día con mejor cielo y espero que mi ojo y el de la cámara se pongan de mejor acuerdo y así no tenga que tirar tanto de las "trampas".
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