miércoles, 23 de enero de 2013


"Todo lo que existe en el universo es fruto del azar y de la necesidad" 
 Demócrito

EL AZAR Y LA NECESIDAD
Jacques Monod
Cuando a principios de año hice una entrada acerca del azar ya tenía en mis manos el libro del biólogo francés, Jacques Monod y antes de leerlo tenía aquella impresión del tema. El azar a la vez que el infinito o la nada, son conceptos que revelan ideas de ancho y largo alcance filosófico, religioso y humano.

Del libro debo aclarar primero, que hay capítulos centrales demasiado espesos con información que argumenta la certeza de que el azar es un fenómeno insoslayable en el acontecer de la creación. Esos capítulos están justificados pero sus explicaciones no son aptas para legos en la materia (yo uno de ellos) sino para avanzados universitarios en medicina, biología o farmacéutica. Explicaciones detalladas con gráficos incluidos, acerca de los ácidos, aminoácidos, proteínas, enzimas y demás ingredientes de la sopa microbiológica que forma la diversidad de la biosfera. No obstante se pueden eludir los párrafos difíciles a saltos, con el voto de confianza a la sapiencia de Monod y así llegar cuanto antes a lo que nos atañe en materia filosófica.

Es importante entender que para Monod nuestra propuesta idealista, (la teleonomía, que él llama, o el animismo, que llaman otros) que no es otra cosa que el idealismo proyectado a un fin, una finalidad, no tenga que interferir en el sistema objetivo de la ciencia para así no caer en errores posteriores. Sin miedo y sin prejuicios debemos aceptar las reglas del juego en la ciencia, su objetiva forma de ser. No está Monod en contra de la trascendencia o la superación del ser humano, siempre y cuando sepamos distanciarnos de nuestro antropocentrismo. Que además, y por culpa de ello, el afán de dominio y la proyección que hacemos de lo que la ciencia presenta, (siempre interesadamente y en nuestro beneficio único, debido a lo que él llama "performances") nos ha conducido a un materialismo soez, entre muchos otros errores. El conocimiento es raro que pueda escapar de interpretaciones éticas pero es el conocimiento por el conocimiento, abierto, objetivo y liberal, es el que debería servir al hombre como enriquecimiento trascendente de las ideas, de la creación.

El ensayo abre puertas a mucho debate y se queda un poco corto al respecto, (el libro no llega a las 200 páginas) pero no podemos por eso acusar a Monod de no haberse expandido más, sino más bien agradecerle que haya expuesto sus arriesgadas ideas sobre el azar a la cuestión filosófica. El tema sigue abierto para quienes gusten de enredarse en reflexiones epistomológicas.
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"La evolución, que se identifica al impulso vital mismo, no puede pues tener ni causas finales, ni causas eficientes, El Hombre es el estado supremo al que la evolución ha llegado, aunque sin haberlo buscado o previsto. Es más bien la manifestación y la prueba de la total libertad del impulso creador. "

"Existe, a escala microscópica, una fuente de incertidumbre más radical aún, enraizada en la estructura cuántica de la misma materia. Ya que una mutación es en sí un acon- tecimiento microscópico, cuántico, al que por consiguiente se aplica el principio de incertidumbre, Acontecimiento pues esencialmente imprevisible por su misma naturaleza."

"La física sin embargo nos enseña que toda entidad micros- cópica puede sufrir perturbaciones de orden cuántico, cuya acumulación, en el seno de un sistema macroscópico, alterará su estructura, de forma gradual pero indefectible. Los seres vivos, pese a la perfección conservadora de la maquinaria que asegura la fidelidad de la traducción, no escapan a esta ley."

"El hombre necesita superación y trascendencia [...] Ningún sistema de valores puede pretender constituir una verdadera ética a menos de proponer un ideal que trascienda al individuo al punto de justificar, si fuera preciso, que éste se sacrifique por él."

"Todas las propiedades de los seres vivos reposan sobre un mecanismo fundamental de conservación molecular. La evolución no es en ningún modo una propiedad de los seres vivos, ya que tiene su raíz en las imperfecciones mismas del mecanismo conservador que, en sí, constituye su único privilegio."

"Renunciar a la ilusión que ve en el alma una "sustancia" inmaterial, no es negar su existencia, sino al contrario comenzar a reconocer la complejidad, la riqueza, la insondable profundidad de la herencia genética y cultural, así como la experiencia personal, consciente o no, que en conjunto constituyen el ser que somos, único e irrecusable testigo de sí mismo."

"El hombre sabe al fin que está solo en la inmensidad de lo indiferente del Universo en donde ha emergido por azar. Igual que su destino, su deber no está escrito en ninguna parte. A él toca escoger entre el Reino y las tinieblas."
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