martes, 20 de enero de 2015

«La vida es ese milagro raro que tarde o temprano tendría a presentarse para dar fe de que siempre ha habido algo y que la nada, por más que la busquemos, no tiene lugar donde esconderse.» - AllendeAran
EL PRINCIPIO VIDA
Hans Jonas

Hubo un tiempo en que al hombre le debió ser más fácil vivir asombrado ante el espectacular escenario que el mundo le ofrecía. La vida parecía diseminada por todas partes y él como parte integrante de la misma participaba inmerso en un monismo que, como un todo ilimitado, le arropaba y liberaba a la par. Sin embargo, dicha estupefacción no debió producirse repentinamente. La inteligencia con la que podemos examinar cuanto circunda a nuestro alrededor atravesó muchos y diversos accidentes. Fue poco a poco, progresivamente, para que así pudiéramos asimilar, sin volvernos locos, la existencia ubicua que lo abarca todo. Desde ese momento estelar en que la conciencia vino a situar su monarquía sobre la tierra, múltiples ideas se han disputado un trono para mantener el dominio inequívoco de la verdad. Los "ismos" han florecido tan variados y complejos como distintas especies de flores germinan. Ahora el hombre se encuentra agarrotado en un antropocentrismo que todo lo centrifuga a su imagen y beneficio.
La materia, en su inestable manera de trasfigurar los elementos que la componen, inventado otras entidades con las que habitar el espacio, dio con la fórmula que permitió la reproducción de sujetos autónomos. Una cierta independencia de la materia había irrumpido, la vida, en una tierra que se consideraba baldía y que hasta entonces había permanecido muda y extraña a sí misma. Así, con las continuas transformaciones del azar se llegó desde lo precario unicelular a una compleja amalgama de piezas que ahora conforman al ser humano ¿Y en donde mejor que en la conciencia del hombre la naturaleza puede observarse a sí misma como si se reflejara en un espejo? Que triste pensar que antes de que la vida irrumpiera, acompañada del pensamiento, las cosas existían huérfanas de cualquier significado. De hecho, ni siquiera deberíamos hablar de existencia antes de que el pensamiento desvelara la historia del cosmos en retrospectiva. La vida es ese milagro raro que tarde o temprano tendría a presentarse para dar fe de que siempre ha habido algo y que la nada, por más que la busquemos, no tiene lugar donde esconderse.
Pero la vida vino vulnerable y dependiente de más vida para continuar, con pertinaz insistencia, su actividad. Una vida caracterizada por la búsqueda de un lugar imperecedero que permita la continuidad de su propia identidad, que se sabe distinta de la sustancia inerte, de lo inorgánico, de esa res extensa, sustancia finita en la que habita. Es el ser humano, que invertido en sujeto, desea liberarse de cualquier dependencia con la materia. Se reconoce a sí mismo eventual, precario, débil. Aún cuando la naturaleza no le abra un camino teleológico al que aferrarse él ha sabido marcar el suyo propio. Puede que no tenga una meta clara que alcanzar pero sí tiene un camino  trazado que seguir. Lo que busca el hombre es una libertad que le ayude a salir de la indigencia biológica que mantiene con el exterior. Quiere lo que todo ser vivo quiere y lucha por ello: seguir viviendo de cualquier manera, no perder lo que atesora en su conciencia, conservar su espíritu. Quiere la eternidad, en definitiva. Una tarea difícil que le ha puesto en contraposición con su madre la naturaleza. Es el hombre quien se siente sujeto entre objetos, es él quien ha dualizado el contexto primigenio que le envolvía, pero es él quien tendrá que encontrar una solución para no sacrificar lo que en el fondo le forma como ser único y especial, su conciencia. Y puesto que no hay objetos sin sujeto, ni hay sujeto sin objetos, esa interdependencia no ha sabido concederle, todavía, la libertad necesaria para que la vida pueda expandirse a un más allá infinito.
La lectura que la ciencia hace del mundo exterior yerra al pretender explicar con la mente las cosas que a priori juzga como inertes, exánimes. ¿Cómo va a ser eso posible? Si para llegar al corazón de las cosas tenemos que excluir el humanismo, poco a poco, y como de hecho está sucediendo, nos veremos cada vez más extraviados, precipitados hacia un mundo superfluo, absurdo, indolente. ¿Tenemos derecho a culpar a la naturaleza de nuestro destino o somos únicamente nosotros a quienes debemos responsabilizar del mal estudio que hacemos de ella? El que la naturaleza no represente un devenir concreto y lo único que nos enseñe sea un sistema accidental y eventual de acontecimientos inciertos no tiene porqué desmoralizar el deseo al que apuntala la vida. Que la naturaleza no tenga propósitos no significa que no tenga propuestas. Es más, su propia falta de finalidad es en sí una propuesta que si bien entendida puede abrirnos un camino de infinitas posibilidades.
Claro que, al percibir el hombre un camino en millares de direcciones, tantas como individuos habitan en el planeta, tendrá que encontrar la forma de encauzar esos afluentes en un mismo río. Porque se sabe que unidos la permanencia del ser se mantiene más firme durante más tiempo. La vida en sociedad ha sido un acierto a pesar de las sufridas calamidades que nos han llevado hasta ellas. Pero no hay que olvidar que debemos permanecer alerta a que la dirección del camino es variable en el transcurso del tiempo y que cualquier proyecto se debe respetar y atender. No debería ser difícil si supiéramos atenernos a la responsabilidad de que cada acto que ejecutamos tenga en cuenta al prójimo como beneficiario. Con amor todo es posible.
Y debemos recordar que la ciencia, en este contexto, poco tiene que decir. Su objetivo, si es movido por la curiosidad, (como debe ser) es la de revelar los secretos que componen la estructura de los organismos. Que de ahí se pueda sacar un provecho pragmático, no lo voy a discutir, por la necesidad innata que sufrimos, pero también ha de entenderse la relevancia poética que cada nuevo descubrimiento conlleva en su deslumbrante manifestación. No nos debe faltar sensibilidad para el asombro. Por lo demás, el objetivo fundamental del ser es saber dibujar el mapa por el que se ha de mover en total libertad para suministrarse conocimiento y eso es una empresa, más que de cualquier otra ciencia, de la filosofía.   - AllendeAran
"El Principio Vida" de Hans Jonas fue escrito en 1966. Lo tenéis en la Editorial Trotta, 335 pp. El libro está considerado como principal catalizador de la bioética, movimiento que intenta reconciliar la biología con el pensamiento filosófico moderno.
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«¿Cómo y por qué ha entrado la muerte en un mundo cuya esencia es la vida, y con el que por tanto la muerte está en contradicción?, ¿A dónde conduce la muerte en el contexto de la vida total, hacia qué es la transición, dado que todo cuanto es es vida, de manera que también la muerte misma no puede ser en último término otra cosa que vida?»  -Hans Jonas
 
«El universo de la cosmología moderna, enormemente ampliado, es un campo de masas inanimadas y fuerzas que no persiguen finalidad alguna. […] Este desnudo sustrato de toda la realidad solo se pudo alcanzar apartando cada vez más todas las características vitales de los hallazgos físicos y prohibiendo estrictamente proyectar en su imagen la vitalidad que sentimos en nosotros mismos.»  - Hans Jonas
 
«El filosofo que contempla el gigantesco panorama de la vida sobre nuestro planeta y se ve así mismo como una parte de él, no se dará  por satisfecho con la respuesta de que este incesante y amplísimo proceso, que avanza a través de los eones y prueba sus fuerzas en creaciones cada vez más atrevidas y sutiles, es “ciego”.»  - Hans Jonas
 
«El concepto de libertad puede guiar nuestra interpretación de la vida. El misterio mismo del devenir nos es inaccesible: por ello, no pasa de ser una conjetura la de que ya el principio fundante del paso de la sustancia sin vida a la dotada de ella se puede caracterizar como una tendencia situada en las profundidades del ser mimo.»  -  Hans Jonas
 
 
«En la historia de los esfuerzos de la vida por comprenderse a sí misma, la biología materialista es el intento de concebir la vida excluyendo lo que hace posible al instinto mismo: la auténtica naturaleza de la conciencia y el fin. […] Entender científicamente la vida quiere decir asimilarla conceptualmente a lo que no es vida.»  - Hans Jonas
 
«El ascenso y largo camino del dualismo es, uno de los sucesos decisivos de la historia espiritual de la humanidad. Su importancia en nuestro contexto reside en que a lo largo de toda su trayectoria trabajó por separar los contenidos espirituales del campo físico, para finalmente, al retirarse la marea, dejar tras de sí, en el terreno por él despejado, un mundo extrañamente despojado de todo atributo espiritual.»  -Hans Jonas
 
 
«Hay un pasado y hay un futuro, del que venimos y hacia el que nos apresuramos, y el presente es únicamente el instante del conocimiento mismo, el punto de inflexión del uno al otro en la suprema crisis del ahora escatológico. Por más que estemos arrojados a la temporalidad, con arreglo a la fórmula gnóstica nuestro origen se halla en la eternidad, y por lo tanto también en ella se encuentra nuestro objetivo.»  - Hans Jonas
 

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