jueves, 18 de julio de 2019


“Dos camaradas viejos de partido se ven, y uno dice a otro:
- ¿Has visto? Todo lo que nos contaban del comunismo era mentira.
- Peor cosa no. Peor cosa es que todo lo que nos contaban del capitalismo era verdad.”

POLÍTICA SIN ARGUMENTOS

¿Soy el único que está cansado de que el discurso político en este país no haya sabido cambiar su repetitiva verborrea durante años? Discurso, he de reconocer, que no difiere mucho del resto de las naciones que forman el puzzle del planeta, pues todos se parecen ¿Por cuánto más vamos a sufrir la falta de iniciativas, el riesgo al cambio, la apertura de mente, la responsabilidad, ante la creciente demanda de atención que pueblos empobrecidos y naturaleza enferma exigen?

Tenemos bien asumido que el capitalismo lo ha invadido todo, así como el hecho de que todo país venere los colores distintivos de su bandera, pero lo que no parece que se llegue a entender en toda su envergadura es que estos dos ingredientes que dominan la tierra (capitalismo y nacionalismo) sean el cáncer que está destruyendo el planeta entero. Políticos y gente de a pie, (mayoría absoluta) parecen miopes ante este conflicto que marca la historia repetidamente, haciendo del progreso una especie de avance sucio y lento, corrosivo y triste. Quizá la única tarea de los políticos sea la de mantener su poder para proteger sus privilegios y a la vez, para tener la fiesta en paz, cumplir un mínimo las exigencias del vulgo. Seguimos con aquello de lo mío, mí, lo nuestro, yo, cuanto más mejor. Como si no tuviéramos suficientes ejemplos de errores que se han cometido en el pasado continuamos tropezando en la misma piedra una y otra vez. ¿Hasta cuándo, me pregunto, vamos a seguir educándonos en la ficción del poder materialista y la abstracción de una raza que gusta de sentirse superior a otras arropada por banderas?

Puede que suene poco pragmático o muy populista (antes demagogia) hablar en términos globales de que hay una necesidad de arrimar el hombro por cuanto esté en desventaja con el resto. Ya sé que es un tema tan manido que parece no tener remedio. Después de todo, si estamos educados en la empresa de tener que adquirir, ganar, conquistar… ¿Qué otra cosa cabe esperar? Peor aún, en un régimen totalitariamente capitalista, ¿cómo vamos a ser generosos cuando lo que prima es el interés? ¿quién va a invertir un pedazo de sus posesiones por mejorar el mundo si no hay garantías de beneficios a corto plazo? Entiendo que en la carrera capitalista por acaparar más alguno tenga que ir quedándose rezagado. No habría otra forma de entenderlo, puesto que las reglas capitalistas así lo exigen. Se ha venido haciendo así desde el principio de los tiempos, aunque desde la revolución industrial se hayan ido marcando distancias cada vez más drásticas entre los poderosos y los menesterosos. Todo a base de explotación, expolios, corrupción, trampas, engaños...

Así es cómo de manera acelerada el progreso ha cogido velocidad para distanciarse de las distintas formas de vida que configuraban el pasado, y así es cómo hemos alcanzado un nivel de vida que nuestros antepasados tal vez envidiarían. Sí, si repararan sólo en nuestro confort pero no en la fugacidad y estrés en el que nos movemos. Porque a decir verdad hemos logrado mayoritariamente seguir adelante y situarnos en mejores condiciones sociales de bienestar que la de nuestros tatarabuelos, pero a cambio de perder un contacto más cálido y profundo con el entorno, las personas, los animales, la naturaleza…. Ahora todo crece a pasos de gigante, tan raudo y veloz que apenas podemos plantearnos la pregunta de adónde vamos, si nos conviene tanto correr, o tener tanto innecesariamente.

Pensando en mejores regímenes sociales, se me ocurre que el comunismo partía de una base más ecuánime, pero sigo sin entender por qué no funcionó. Todavía no he conseguido encontrar una respuesta clara a su fracaso. No sé nada de economía, ni he leído a Marx, pero sí creo saber, o discernir, lo que es justo de lo que no lo es. Y el capitalismo no es justo. Sencillamente porque prima más el interés material que el humano. Basta pensar un poco para darse cuenta cual fue la caída del imperio comunista. No es que el comunismo fuera un error ideológico, fue si acaso un error de calculadora (aparte de otros temas de censura, libertad y desarrollo personal que no quiero ahondar aquí). Digamos que faltaba la avaricia por engordar las cifras. Teniendo expectativas de acaparar dinero, como si se tratara de una recompensa , es como al parecer se crece, hay mejora, progreso. Y cuanto más tengo más quiero, porque esto me confiere poder y con el poder dominio. Durante décadas, con algunos altibajos, esto ha venido funcionado así a falta de otro sistema viable para el conjunto de la sociedad. El dinero se ha convertido en una religión que todos aceptamos porque todos somos libres de poder ser agraciados (ingenuamente) por él.

Pero hemos llegado a un punto en que, si bien ha habido progreso en el bienestar de la mayoría, su sostenibilidad se está viendo tambalear como quien camina por la cuerda floja. El desarrollo y bienestar que se ha creado tiene un altísimo coste de desgaste en la naturaleza y para evitar una catástrofe tal y como se vaticina, habrá que invertir en limpiar toda la basura que hemos vertido por tierra, mar y aire por culpa del consumismo descalabrado en el que el capitalismo nos ha hecho caer. Amen de tener que invertir en los países más pobres para equilibrar el peso con los más ricos y podamos evitar enfrentamientos o masivas migraciones a países más desarrollados. Esto no va a ser nada fácil ya que las perspectivas no son de obtener suculentos intereses como lo ha sido hasta ahora para las oligarquías. Ahora ellas tendrán la responsabilidad de ir pensando en arreglar, no ya sus lujosas mansiones perdidas Dios sabe dónde, sino en cómo salvar el planeta entero, sintiéndose dueños de él si lo prefieren. Es de su dinero de lo que dependemos. Sus ingentes ahorros escondidos tendrán que invertirse en desacelerar la contaminación y contrarrestar las diferencias entre los países. Seguir la corriente al capitalismo con las mismas condiciones del pasado no tiene posibilidades de prosperar. El capitalismo se está ahogando en su propio beneficio. Se agota. La sociedad del bienestar no consiste en tener más, sino en saber disfrutar con menos. Desacelerar las prisas es un imperativo de emergencia.

Cuando al principio me quejaba del discurso repetitivo y sinsentido que tienen las peroratas de los políticos, (cara sobretodo a las elecciones) me refería a que no consigo saber a quién quieren convencer de no sé qué. Si el tema más importante es el de las ayudas sociales, trabajos más estables, mejorar la salud pública, educación, que me cuenten cómo van a conseguirlo al detalle. Porque una cosa ha de quedar clara, a quienes tienen que convencer no son a los mismos necesitados para que les concedan el voto, sino a aquellos que tienen el poder de solventar estos problemas. De ahí que, me pregunto, ¿cómo van a lavar el cerebro a esos que tienen en sus manos el poder de nivelar la desigualdad que ha cosechado el mezquino capitalismo? Porque se ha de entender que mientras haya desigualdad no habrá paz, ni entendimiento, ni justicia, y partimos de la idea de que las cosas se pueden mejorar, de lo contrario dejaríamos de creer en la política. ¿Nos cerramos en banda y asumimos que el mundo es un caos irresoluble, donde siempre habrá ricos y pobres, vencedores y vencidos, cómo conviene a algunos? No estamos por asumir una filosofía derrotista, entre otras cosas porque vivimos esperanzados de que hay un futuro mejorable, de ahí que la política continué viva y continúe combativa contra quienes mancillan ese futuro. Seguimos creyendo que hay soluciones.

El discurso que yo espero entonces, sería aquel que no buscara la aprobación de las masas sino más bien la aprobación de los pocos que tienen las llaves de la prosperidad, para que se decidan si miedo a abrir puertas a nuevas esperanzas, porque suya es ahora la responsabilidad del giro que tomen los acontecimientos. Habría que explicarles a las oligarquías, al creso en general, qué esperan ellos del mundo, qué quieren, cómo lo desean ver, ya que tienen la autoridad de dominarlo, creyendo como creen que el dinero es el poder que lo mueve todo. Si así nos lo creemos, entonces que tomen conciencia clara y profunda hacia dónde desean llegar. Habría que inducirles a actuar, a ser responsables no ya de su propio entorno sino de la esfera entera del planeta, su habitat y habitantes.

A lo mejor necesitan un tratado de religión que asentara las bases del reino paradisíaco aquí mismo y no en el más allá. Pues bien, tal vez ese sería el discurso que los políticos tienen que empezar a escribir. Porque, o lavamos la conciencia de los ricos en favor de la prosperidad o estaremos dando tumbos continuamente, con el riesgo de que la próxima caída sea la definitiva. Es difícil tarea la de curar los síntomas de la avaricia, lo sé, pero a poco que mejorara el bienestar de los más necesitados y se restableciera el curso natural del planeta, seguro que alguna satisfacción personal obtendrían. A poco inteligentes que fuéramos sabríamos entenderlo. Con un poco de educación emocional bastaría.

Aquí no venimos a robar sus tesorerías mendigando generosidad, venimos a que entiendan que ha llegado la hora de que inviertan en el mantenimiento y mejora del todo que nos conforma como sociedad y hábitat. Ya no se trata, repito, de ganar más. Se trata de algo que incube necesariamente y a la par, a los privados de derechos básicos y al deterioro que sufre el mundo natural. Siempre habrá diferencias entre unos y otros, no lo niego, incluso lo justifico y veo necesario, pero que no sean éstas diferencias producto de nuestra inútil y maliciosa voluntad, la de la codicia desmesurada, la del egoísmo indiferente, desconsiderado con el pobre, insensible al dolor, de una violencia por someter al más débil, de arrancarle a la tierra su savia sin mesura, ni agradecimiento. No, así no. Estamos juntos por un proyecto en común. Sobrevivir, y ser felices en la supervivencia.

No creo que sea tan difícil entender lo que la religión y la ética han estado divulgando durante siglos por el bien común de todos. Habría que analizar porque luego nos perdemos en la mitad del camino. ¿Será por que tomamos la distancia más corta, un atajo que debería estar prohibido? Ese atajo de la satisfacción inmediata, la personal que se aleja del mundo circundante, que solo se arrima a los demás con intención de aprovecharse...  Nietzsche buscaba un superhombre que pudiera erigirse sano y seguro en el transcurso de la historia, libre de prejuicios y miedos infundados por los dioses, pero ya sabemos que no habrá tal superhombre mientras juguemos con malicia y  egoísmo, porque eso conduce una tras otra a la guerra. Las injusticias son infecciones que engendran revoluciones sangrientas. 
Si hay una felicidad fidedigna es aquella que contempla el porvenir con salud y alegría, ahí donde todo siga teniendo un puesto, no solo el nuestro como raza, sino el de todo cuanto ha venido a la tierra para querer quedarse. Eso es todo cuanto debiera enriquecernos, hacernos libres, sonreír y sentirnos victoriosos. Así que, por favor, a todos los políticos que abren sus bocazas para convencer, sepan primero cómo y en qué consiste ser feliz, porque si el medio ambiente está contaminado y si sus gentes están impedidas a progresar en cuerpo y alma, la felicidad andará cojeando, ciega, propensa a darse de bruces contra el suelo, como tantas veces sucede. Y no me refiero a individuos, sino individuos que como células sanas conforman el mundo entero. - AllendeAran


“En un país bien gobernado debe inspirar vergüenza la pobreza. En un país mal gobernado debe inspirar vergüenza la riqueza”.  -  Confucio
“Los políticos son iguales en todas partes. Prometen construir un puente incluso donde no hay río”.  -  Nikita Kruschev
 “Capitalismo es convertir lujos en necesidades.”  - Andrew Carnegie

“Las promesas que hicieron ayer los políticos son los impuestos de hoy”.
William L. Mackenzie King
“Si hubiera más políticos que supieran de poesía, y más poetas que entendieran de política, el mundo sería un lugar un poco mejor”   -  John F. Kennedy
“Si falla el capitalismo, podemos probar con el canibalismo.” El Roto
"Nuestro lado emocional tiene que entrar en juego. Y está en la esencia de nuestra naturaleza moral el que esa llamada que la inteligencia transmite encuentre una respuesta en nuestro sentimiento.Es el sentimiento de la responsabilidad." - Hans Jonas
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