«¿Es el hombre el donante del tiempo o su receptor?» - Heidegger
«La sensación de la distancia depende menos del espacio que del tiempo.» - William S. Maugham
EL TIEMPO
¿DÓNDE ESTÁ?
EL ESPACIO
¿CUÁNTO DURA?
La percepción que tenemos los humanos del mundo nos viene determinada por los sentidos junto con aquello que desde afuera se mueve dentro del entorno que nos rodea. Cosas, entes que en un continuo devenir se conjugan activamente unas con otras. Hay por nuestra parte un saber observar, leer e interpretar, todo de manera privilegiada gracias a la conciencia que puede memorizar cuanto vive, porque si no fuera por la memoria, nuestra vida carecería de sentido. Pero si de alguna manera somos algo eso se lo debemos a las cosas. Ellas nos dan forma, nos crean dependencia, nos dan el mundo que tenemos, alimentan nuestra energía y pensamiento. Necesitamos de las cosas para subsistir, para disfrutar o sufrir. Estamos igualmente aquí, en un lugar determinado, en un momento dado, como lo están las cosas. Diríamos que en el mundo “hay” y en el devenir de lo que hay o existe, los acontecimientos "se dan", inmersos en un espacio y un tiempo determinado. Pero…, ese tiempo, ese espacio ¿Qué son en definitiva? ¿Son cosas? ¿Existen como existe la materia física? ¿Escapa el tiempo a una medida volumétrica? ¿Escapa el espacio a una medida temporal? ¿Se complementan espacio y tiempo entre sí o son independientes? ¿Cómo y de dónde han surgido?
A riesgo de caer en perogrulladas o burradas por culpa de mi restringida sapiencia me voy aventurar en dilucidar que ni el tiempo ni el espacio existen y que ambas magnitudes obedecen a nuestra memoria en prácticas con el movimiento de las cosas, y que si algo han de ser, como entidades existenciales, son entonces una misma cosa que aún está por descubrir. Aunque algo ya intuimos y sospechamos, pero aún no lo hemos podido constatar científicamente, no tan bien, no tan certeramente como existen los átomos o los ojos con los que vemos.
Si preguntamos a cualquier amigo qué es el tiempo, nos dirá una hora, nos hablará del reloj, de la posición del sol, se atendrá a la memoria en busca del pasado, esto o lo otro, pero siempre apoyado por entidades. Las manecillas del reloj, el sol, el día, la luna. Reglas con las que se mide el paso de un objeto de un sitio a otro, del circular repetitivo para que podamos aprender y memorizar. Pero del tiempo objetivo, como lo pueda ser una mano, un libro o incluso la luz, nada de nada. Al tiempo ni se le toca ni se le ve. La veracidad corpórea del tiempo no la tenemos con nosotros. Es una deducción derivada del movimiento de las cosas y el espacio que recorren. Dependiendo siempre del cálculo mental que podemos hacernos respecto al movimiento de unas cosas respecto a otras. Es en definitiva, una ilusión que nos viene bien, para centrarnos en nuestros quehaceres.
Y con el espacio sucede parecido. Creemos que para que se den los objetos debe de haber un espacio que ocupar. Pero imaginemos que no hay objeto alguno alrededor, ¿cómo de qué manera podríamos justificar el espacio? Hablamos de la inmensidad del espacio, pero eso se debe a la distancia que separada entre grandiosas masas materiales, montañas aisladas, galaxias a la deriva que se alejan unas de otras, la mirada que se escapa por el alto y ancho cielo y choca con algún objeto. Todo, al fin y al cabo, viene a ser comparaciones entre entidades. Si no hay cosas, no hay espacio que podamos entender, las cosas marcan el espacio y no al revés. Podrás pensar entonces que si no hubiera espacio cómo iban las cosas a existir y cómo las íbamos a distinguir. Aquí tenemos un problema crítico. El espacio ¿es absoluto vacío? El absoluto vacío, pregunto, ¿podría compararse con la nada? Difícil respuesta, amigo mío, pero se puede uno abrir camino por el campo de la física más cruda. Sospecho que hay una realidad oculta y que por no haberla verificado todavía, la hemos estado llamando espacio-tiempo. Perdida en la abstracción durante siglos parece adentrarse últimamente en el reino de la materia y viene para reclamar su poderío, que siempre estuvo presente desde el momento en que todo estalló, o tal vez incluso antes.
Ciertamente, cuando Einstein derogó la idea del tiempo absoluto debido a que el movimiento de los objetos no es igual en todas partes y eso depende de su masa, apeló a la Gravedad como responsable de la relatividad de estos acontecimientos. Pero cuando ya además prorrumpió que en el espacio (que muchos consideran vacío) los planetas y las galaxias comban el espacio abierto debido a su fuerza gravitatoria, ¿cómo, me pregunto yo, se puede combar el vacío si en el vacío no hay nada? Más aún, ¿Cómo es posible que la velocidad de la luz siga una dirección curva al acercarse a un cuerpo voluminoso celeste? Algo hay, porque donde no hay nada, nada se puede combar, ni a través de la nada se puede ejercer atracción por parte de un objeto a otro. Hay, por lo tanto, un camino.
Cuando caminamos, lo hacemos por el suelo. Los peces se mueven a través del agua. Las aves por el aire. Donde antiguamente suponíamos que no había nada, estaba ocupado por el oxígeno, gases, y así sucesivamente. Se sospecha ahora que una materia oscura inunda todo el espacio, fundida en el océano oscuro, en el que se ubican las galaxias y por el cual éstas navegan alejándose a velocidades de vértigo, me pregunto entonces ¿Cómo iban a poder deslizarse por el espacio vacío? Al margen de la fuerza propulsora del Big Bang, mi idea es que lo que entendemos por espacio-tiempo es eso que permite a los sucesos tomar acción, transitar, realizarse. Es algo que está por descubrir, algo físicamente demostrable, aun cuando sea una energía, algo y no mera magnitud ilusoria. Una vez más, al igual que con el vacío, se ha de comprender que con la nada nada se puede hacer. A la nada no le puede atribuir ninguna acción, ningún verbo. La nada es un espejismo creado por la memoria que quita donde hay pero que el presente, nuestro presente, está marcado por algo ineludiblemente. En el presente siempre hay algo.
Es como si viviéramos en una burbuja compacta con distintos puntos de espesor, grumos. Como si fuera una esponja con distintos agujeros, pero no vacíos sino llenos de distintos materiales, gas, agua, tierra… Llegará el día en que nuestro lenguaje tomará otra forma de expresarse porque el espacio-tiempo se habrá consolidado en algo certero, ¿tan real como físico? Entonces diremos: “Me tengo que ir, ya no me queda gravedad” “No hay gravedad suficiente para guardar estos zapatos en el armario” - AllendeAran
«¿Crees que la física cuántica es la respuesta? Porque... no sé, en el fondo, ¿de qué me sirve a mí que el tiempo y el espacio sean exactamente lo mismo? En fin, si le pregunto a un tío qué hora es y me dice 6 kilómetros, ¿qué coño es eso?»
- Woody Allen
«En los aviones el tiempo se pasa volando.»
«Hay quienes estropean relojes para matar el tiempo.» - Woody Allen
«Creemos que el Big Bang fue un evento asociado con una inestabilidad dentro de un medio que produjo el universo. Marcó el principio del Universo pero no del Tiempo. Aunque el universo tiene una edad, el medio que produjo nuestro universo no la tiene. El Tiempo no tiene principio, y probablemente tampoco un final.» - Ilya Prigogine
«¿Cual es el papel del tiempo?..El Tiempo impide que todo se nos dé de golpe... ¿No es acaso el vehículo de la creatividad y la elección? ¿No es la existencia del Tiempo la prueba del indeterminismo in la naturaleza.» - Henri Bergson
«El Inconsciente no tiene tiempo. No hay problemas acerca del Tiempo en él. Parte de nuestra Psique no está en el tiempo ni en el espacio. Estos son solo una ilusión, Tiempo y Espacio, y así en cierta parte de nuestra Psique el tiempo no cuenta para nada.» - Carl Gustav Jung
«De aquí en adelante, el espacio por si mismo y el tiempo por sí mismo están condenados a desvanecerse, y sólo una especie de unión entre los dos soportará una realidad independiente.» - Hermann Minkoswki
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