viernes, 21 de septiembre de 2012

Ralph Vaughan Williams
SÍNFONIA  PASTORAL


Fue en 1922, hacia el final de la guerra, cuando Vaughan Williams escribió su tercera sinfonía. Guerra en la que colaboró como ayudante en el cuerpo de médicos y más tarde en el de artillería, al norte de Francia, donde fue destinado y donde al parecer se inspiró en los campos galos para su composición.
Menos visual y colorista que la pastoral de Beethoven, la tercera sinfonía de Vaughan Williams resulta en cambio más intimista, es, si se trata forzosamente de comparar, más próxima al segundo movimiento de la pastoral de Beethoven.
En sus dos primeros movimientos la calma, la apacible tranquilidad se adueña del paisaje y nos conduce al reposo contemplativo de paisajes que se extienden inanimados, a vistas amplias y alturas cercanas a las que frecuentan las nubes. Tan solo la imaginación se refugia de vez en cuando en la brisa del viento que mece las hojas de los árboles pero nunca sus ramas. Su tercer movimiento es el más turbulento. Más en la línea de un río caudaloso que discurriera enfrentándose a rocas que rompen sus aguas en abundante espuma. Su último movimiento el cuarto, se abre con una voz soprano venida desde la lejanía. Hay en ello, y con la entrada de la música, tímidamente, una evocación a la noche que se ve despojada de la oscuridad por los claros del amanecer. Se siente a lo largo del tema el júbilo de quien parece haber alcanzado la cima de un monte o la conquista de un deseo largamente anhelado, para luego descender y con tranquilidad volver sus pasos al reencuentro de la noche para descansar. 



"En el callado fondo de los bosques
el temeroso gamo corre a saltos
y en la alfombra de céspedes mullido
brilla cual oro el lento escarabajo"
Victor Hugo

________________________________