miércoles, 20 de noviembre de 2013

LA LUZ DEL INVIERNO
JOHN ATKINSON GRIMSHAW

Para quienes vivimos en las ciudades poco hay con lo que complacerse en relación a la Naturaleza. Nos quedan los parques, algunos árboles dispersos, trozos de cielo con o sin nubes, y nos queda también, si sabemos aspirar bien la luz con los sentidos, matices de color que la luz difumina, sobretodo al amanecer y atardecer. Para John Grimshaw Atkinson el frio invernal revelaba una luz poética, sensual, voluptuosa. Sus pinturas evocan una soledad rendida, amparada al color áureo del otoño, las calles húmedas, los árboles pelados. Los quedos personajes de sus cuadros parecen cautivados, abducidos por el esplendor del momento, la luz que lo baña todo. El momento que queda así, bendecido, gracias al sol o la luna velados. Aquí te dejo unas cuantas obras suyas para que te pasees sin más, en silencio y tranquilo.










La tarde muestra una luz pálida
que viene de un reino remoto.
Muy silencioso y quieto, tiene
lo lejano como lo próximo
no sé qué calidad de sueño
que acaso sólo está en mis ojos.
José Hierro


En el ambiente de la tarde flota
ese aroma de ausencia,
que dice al alma luminosa: nunca,
y al corazón: espera.
Antonio Machado

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