viernes, 20 de abril de 2012

     CARL SAGAN  (1934 -1996)

Decían los antiguos pensadores griegos que la capacidad de asombro inducía a uno a la filosofía. Yo añadiría también la curiosidad. Ambas están unidas, pero a la vez empujan hacia algo más alto. La ciencia, en su juego por descubrir, responde también al asombro y a la curiosidad pero persigue no sólo la causa de lo que existe, sino de lo que se esconde. Ahí el asombro que vemos en el rostro de un niño al abrir la caja con su regalo sorpresa. No le falta poesía al hecho de descubrir (la ciencia), ni al hecho de idear teorías, ni a la filosofía, ni a las matemáticas. Si en todo ello hay asombro también hay belleza. Y cualquier cosa que nos acomode en el mundo, que nos integre y nos expanda la mente es parte intrínseca e inapelable de la belleza. Carl Sagan fue un divulgador científico que vivió asombrado ante el espectáculo astronómico que revolotea a velocidades vertiginosas allá a lo lejos, muy lejos de nuestro planeta azul. Fue uno de los pocos que supieron seducirnos con las extravagancias de los astros, de sus distancias inconmensurables, de las inconcebibles fuerzas energéticas nucleares, de las incalculables estrellas que salpican el universo, galaxias, nebulosas y otros fenómenos inimaginables, como los agujeros negros, el big bang, la relatividad.... Todo esto en un tiempo en que la cosmología parecía sólo pertenecer a la ciencia ficción. Allá a principios de los 80, la serie de televisión Cosmos, dirigida por él mismo, fue un gran acierto que sirvió para informar de forma amena acerca de cuanto se cuece en el universo. Gracias a su gusto personal, a su particular asombro, nos engatusó durante semanas en el conocimiento del cosmos. Nadie mejor que él podría haberlo hecho. Desde entonces, muchos hemos aprendido a continuar nuestro viaje estelar, con o sin él, y esperamos que cuantos más seamos mejor será para este planeta de futuro incierto, porque si algo sí que sabía Carl Sagan es que la sabiduría le hace a uno noble.
El primer capítulo de la serie "A Orillas del Cosmos" empezaba así:
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"El cosmos es todo lo que es o lo que fue o lo que será alguna vez.. Nuestras contemplaciones más tibias del Cosmos nos conmueven: un escalofrío recorre nuestro espinazo, la voz se nos quiebra, hay una sensación débil, como la de un recuerdo lejano, o la de caer desde lo alto. Sabemos que nos estamos acercando al mayor de los misterios. El tamaño y la edad del Cosmos superan la comprensión normal del hombre. Nuestro diminuto hogar planetario está perdido en algún punto entre la inmensidad y la eternidad. "
"Bienvenidos al planeta Tierra: un lugar de cielos azules de nitrógeno, océanos de agua líquida, bosques frescos y prados suaves, un mundo donde se oye de modo evidente el murmullo de la vida.Este mundo es en la perspectiva cósmica, como ya he dicho, conmovedoramente bello y raro; pero además es, de momento, único. En todo nuestro viaje a través del espacio y del tiempo es hasta el momento el único mundo donde sabemos con certeza que la materia del Cosmos se ha hecho viva y consciente. Ha de haber muchos más mundos de este tipo esparcidos por el espacio, pero nuestra búsqueda de ellos empieza aquí, con la sabiduría acumulada de los hombres y mujeres de nuestra especie, recogida con un gran coste durante un millón de años. "
"Una galaxia se compone de gas y de polvo y de estrellas, de miles y miles de millones de estrellas. Cada estrella puede ser un sol para alguien. Dentro de una galaxia hay estrellas y mundos y quizás también una proliferación de seres vivientes y de seres inteligentes y de civilizaciones que navegan por el espacio. Pero desde lejos una galaxia me recuerda más una colección de objetos cariñosamente recogidos: quizás de conchas marinas, o de corales, producciones de la naturaleza en su incesante labor durante eones en el océano cósmico"
"Actualmente hemos descubierto una manera eficaz y elegante de comprender el universo: un método llamado ciencia. Este método nos ha revelado un universo tan antiguo y vasto que a primera vista los asuntos humanos parecen de poco peso. Nos hemos ido alejando cada vez más del Cosmos, hasta parecernos algo remoto y sin consecuencias importantes para nuestras preocupaciones de cada día. Pero la ciencia no sólo ha descubierto que el universo tiene una grandeza que inspira vértigo y éxtasis, una grandeza accesible a la comprensión humana, sino también que nosotros formamos parte, en un sentido real y profundo, de este Cosmos, que nacimos de él y que nuestro destino depende íntimamente de él. Los acontecimientos humanos más básicos y las cosas más triviales están conectadas con el universo y sus orígenes."
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