domingo, 22 de junio de 2014



John Muir
REVELANDO A DIOS

De los libros y biografías que hasta la fecha conozco de John Muir, (todavía me quedan bastantes por leer) no recuerdo bien haber dado con ese punto de inflexión en el que John Muir empezó a identificar la Naturaleza con la cualidad y esencia de Dios. Me refiero a un momento especial que fuese el detonante de una predisposición espiritual que de por vida le ayudara a vincular la experiencia de sentir la Naturaleza con lo divino.
Resulta curioso que su educación familiar, (hasta los once años en Escocia y a continuación en América) fuese tan profundamente cristiana, (si bien forzada). Su padre, fanático ortodoxo, religioso hasta la médula, obligó a su hijo a aprender de memoria dos terceras partes de la Biblia. Hombre de mal genio, esclavizó a John Muir a trabajar en la granja familiar de manera incansable y a menudo recibió castigos, muchos injustificadamente. Cuando John abandonó su familia, ya asentada en Wisconsin, a la edad de 21 años, su padre le comentó que una vez se marchara se las arreglara por si mismo, que no contara con ayuda pecuniaria de la familia. Ese fue el agradecimiento a diez años de duro trabajo. También recuerda John como en cierta ocasión su padre le dijo que si le encontraba un duro capataz, peores los encontraría por el mundo. Con estos antecedentes no hubiera sido raro que John Muir apostatara de su fe cristiana. Pero no fue así.
Pocos años después, en una carta a su amiga Jeanne Carr, comentaba que le era de mayor deleite leer el poder y la bondad de Dios en los fenómenos del mundo natural que en las palabras de la Biblia. Para entonces John Muir había asistido a la universidad y había trotado por tierras canadienses, (exiliándose en parte de la guerra de la secesión) Años más tarde continuó alternando trabajos con viajes por tierras vírgenes de Norteamérica, no tanto como un refugio o búsqueda de sí mismo, huyendo a la par de una sociedad insensible, presa del materialismo, sino como placer aventurero, encantado de haber hallado paz y belleza en los prodigios de la naturaleza. Algo  simple, barato  y  sano.
Ya en la madurez John decidió luchar tenazmente por preservar los entornos naturales de la voracidad capitalista y escribió libros y artículos que muchas revistas requerían por lo bien que expresaba su afinidad con la naturaleza. Es notable observar la de múltiples veces que en sus textos hace referencia a Dios, y no desde una perspectiva dogmática, al uso de las escrituras sagradas que malversadas encajan y cierran libertades, que infunden miedos y culpabilidades, nada que ver, sino todo lo contrario, dejando que las sensaciones sean positivas, que clarifiquen ellas el oscurecido juicio, aliviando el pesimismo y, en definitiva, dejándose uno llevar hacia el misterio al que nos conduce la belleza como determinante espiritual. Esta es la liberación y este es el "tour de force" que John Muir supo hacer de su dura educación cristiana.

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"No hay duda de que las colinas y las arboledas fueron los primeros templos de Dios, y cuanto más se les tala y modela en catedrales e iglesias más distante y oscurecido nos parecerá Dios"
"Nos cuentan que el mundo fue hecho específicamente para los humanos. Una presunción que no se aguanta por los hechos dados. ¿Por qué debería la humanidad valorarse más que una pequeña brizna de una gran unidad que es la creación? ¿Y qué criatura de todas las que el Señor ha tomado la molestia de crear no es esencial para consumar esa unidad, el Cosmos? El universo estaría incompleto sin humanos, como también estaría incompleto sin la más pequeña criatura que habita más allá de nuestros engreídos ojos y sabiduría. Del polvo de la tierra, de la más común  y elemental sustancia, el Señor ha creado al Homo Sapiens. Del mismo material Dios ha creado todas las criaturas, por insignificantes o nocivas que nos parezcan. Son nuestros compañeros nacidos de la misma tierra  y compañeros hasta la muerte."
"Estoy aquí sentado en una chabolilla hecha de tejas de pino lambertiana, en esta tarde sabática... No he ido a la iglesia ni una sola vez desde que me fui de casa. Aun así, este glorioso valle muy bien podría llamarse iglesia, ya que todos los amantes del gran Creador que se adentran en los anchos y abrumadores dominios del lugar fallan a rezar como nunca ellos lo hicieran antes. La gloria del Señor se eleva por encima de todos sus trabajos. Están sencillamente escritos sobre todas las praderas de cada clima, y sobre todos los cielos, pero aquí en este lugar de gloria excepcional el Señor lo deja escrito con mayúsculas. Espero que un día lo veas y lo leas con tus propios ojos"
"Con la caida de la tarde, languidas, azules y afiladas sombras reptan sobre los campos nevados, mientras un resplandor rosa, al principio poco discernible, gradualmente se acentúa tiñendo cada pico y  ruborizando los glaciares y los escarpados riscos que hay sobre ellos. Este es el resplandor alpino, el más impresionante de todas las manifestaciones terrestres de Dios."
-Ey John, ¿tú crees que vamos por buen camino?
-Estamos en manos de Dios, deja de preocuparte.

-Admira esto, ya te decía yo que estábamos en manos de Dios
-No sé yo, a mi me parece que estamos sobre una helada tarta de nata con tropezones de chocolate.
-Lo mismo da, si quieres probamos un cacho.
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