sábado, 2 de diciembre de 2017

"Venerar a Dios no es una norma de seguridad. Es la aventura del espíritu, un vuelo tras lo inalcanzable. La muerte de la religión se debe a la falta de grandes esperanzas por la aventura."   - Alfred North Whitehead
"Todo lo que existe es parte de Dios y Dios está en todo lo que existe." - Spinoza
PANTEISMO
PANENTEISMO
PANSIQUISMO
(VAYA LIO)

Si has llegado hasta aquí por casualidad, buscando entender estos términos que parecen tan semejantes, estás de buena suerte. No porque te vaya a sacar de dudas acerca de su significado a la manera en que un diccionario lo haría, caso Wikipedia, sino porque tomarás conciencia del significado intrínseco de todas ellas. Eso espero, al menos. Y es que las cosas pueden ser mucho más de lo que aparentan objetivamente y en consecuencia tu mundo particular se enriquezca y llegue a otear nuevos horizontes de grandeza. Puede que llegues a sentir la delicada responsabilidad que se te otorga en este universo, y más aún, que estés más cerca de Dios de lo que supones.
El problema de estos “panes” viene, a mi entender, desde que las religiones dieron demasiada preponderancia a sus dioses, dejando el libre albedrío de nuestro pensamiento constreñido en un círculo cerrado.  Contra la fe no caben preguntas, dicen, pero cuando la realidad no parece ajustarse a los predicados de Dios la razón no para de quejarse. Llegar a comprender el porqué de las cosas nos da un certificado de protección y seguridad. La ciencia, al constatar los efectos derivados de las causas, pareció poner parte de los acontecimientos vividos bajo nuestra responsabilidad. Lo que se pueda explicar científicamente es nuestro, el resto se lo dejamos a Dios. O tal vez no. Todo, lo que se dice todo, no se puede explicar científicamente, y dejar el resto en manos de Dios tampoco resulta muy convincente para muchos. De ahí surgió la metafísica. Ya vamos avanzando.
Para quienes gustan de indagar en el universo, revelar sus secretos, descubrir otros mundos, inventar, la idea de un Dios silencioso que se hospeda fuera de las órbitas conocidas de estrellas y planetas, fuera del imperio celeste, resulta cuanto menos incoherente. ¿Por qué esconderse? Por otra parte, los pecados puede que sean culpa nuestra pero no los cataclismos que la naturaleza sacude. El dolor, la enfermedad, la muerte accidental, resultan castigos intolerables. Un Dios bueno y omnipotente no haría tal cosa. Se hacía necesaria una respuesta, al menos buscarla, que ajustara la naturaleza del ser con su entorno. Tras muchas propuestas, poco a poco, se perfiló una propuesta medianamente convincente, a la que se le bautizó como Panteísmo.
Dios no es sólo el reflejo de lo que vemos, palpamos o sentimos al comunicarnos con la naturaleza. Es ello mismo. Sus atributos son infinitos y nosotros solo somos capaces de entrever algunos. El rostro de Dios es inconmensurable pero parte de lo que somos como pensamiento y materia es Dios.  Él no está en el más allá, vigilándonos, está aquí, y sus partes, sea lo que quieras que sean, son nuestras partes. Su rostro una montaña, el mar, el firmamento, una mosca, una gota de agua. La materia extensa y limitada. Su pensamiento infinito e ilimitado, que es el de todos cuantos habitan en el planeta. El hecho de que haya un mal en la vida es porque no llegamos a entender de manera singular todos los modos ramificados que completan el todo. Sólo podemos abarcar desde la perspectiva personal de cada uno un pequeño cacho del infinito haber en el universo. Es en el fondo como si viviéramos en el mejor de los mundos posibles, de lo contrario Dios sería imperfecto y para nada omnipotente.
Pero la cosa no resultaba del todo satisfactoria. Para mejor unión de los dualismos y no asignar primacía a unas cosas sobre otras, para  entender la armonía de los elementos que en decidido afán actúan unos sobre otros, como buscando un orden o una finalidad, una forma de superación en crescendo, una búsqueda de la perfección o algo que no llegamos a imaginar todavía, parecía necesario que una espiritualidad anduviera  transitando por el universo. De ahí el Panenteísmo. El mundo no está quieto y si no lo está es que algo le mueve. Alguna razón que no acertamos a predecir. La creencia de que efectivamente quien mueve cada partícula que compone cada una y todas las cosas contuviera una espiritualidad sin la cual todo permanecería quieto, estático y mudo, se vuelve cada vez más relevante. Da la impresión de que la espiritualidad utilizara la materia, o incluso que la inventara para hacerse a sí misma patente, como realidad objetiva, más fuerte, más creíble y poderosa.
Puede que haya en el fondo una fuerza que busca afianzarse como existencia. Es posible que esté conjugando al azar energías que se transforman en materia. Se trata de hacer algo. Y si ese algo se hace consciente de sí mismo como quien se mira en un espejo y se siente vivir, mucho mejor. El mundo no está formado de verbos en infinitivo, el mundo lo forman verbos en gerundio. La experiencia pertenece a todos cuantos elementos complementan el universo conocido. Fíjate en una piedra. Parecería inútil por quedarse detenida durante largos años en el suelo, y sin embargo, cuando la lluvia la riega hace crecer el musgo en ella.  Esta combinación de sustancias que abre una pauta mágica en el complejo devenir de la vida, es lo que llamamos creación, que a la par nos inserta en ese otro mundo de lo nuevo, donde habita la belleza, ya que nuestro primer contacto con las cosas es un juicio inconsciente pero sensacional. Por eso la estética viene así a incorporarse como una ciencia subjetiva de lo real. Tanto o más que las matemáticas que buscan el consenso racional de los seres humanos. En cambio, la belleza se muestra ambivalente, ramificada en diferentes sensaciones a cada conciencia que la percibe.
La experiencia de combinar elementos, el desarrollo de nuevas formas de ser, parecería dar lugar a una conciencia repartida en cada cacho de lo que “es”. Eso es una flor, eso es un pez, aquello es un árbol. No me refiero a una conciencia consciente a como los humanos la poseen, sino a un pensamiento activo, más bien a como la filosofía zen predica. Pensamiento sin juicio. Dado que la experiencia sirve de base a cuanto “es”, es como si germinara un pensamiento que comunica su estado a quien lo contempla o utiliza de una forma u otra. De ahí el Pansiquismo. Ya hemos oído más de una vez que todo está interconectado. Lo comprendemos cuando estudiamos el cuerpo humano, lo entendemos también cuando estudiamos el planeta tierra y el sistema solar y seguramente lo mismo ocurra con el resto que nos separa. Desde lo más pequeño a lo más grande y distante, todo participa de la comunicación. Nos fiamos cada cual de su propia conciencia, cogito ergo sum, pero esa conciencia no puede estar vacía de contenido pues de lo contrario no se comprendería a sí misma. Son las cosas las que han formado tu conciencia. ¿De no haber cosas, cómo podrías justificarla?
Todavía hay quienes se burlan o ignoran este tipo de especulaciones acerca de la realidad. No queremos vivir en un mundo de apariencias evanescentes, protestan los científicos más recalcitrantes.  ¿Y por qué no? Si vivir en un mundo objetivo, científicamente probado y constatado, resulta a la postre frio e insípido; si deshacernos de la emoción, omitir la experiencia personal deshumaniza el mundo; si la misma física cuántica se devanea en teorías que no aciertan a responder con claridad la búsqueda de la verdad (y nada más que la verdad), ¿por qué no nos sentamos cómodamente a contemplar el espectáculo de esta sempiterna variedad de estados volubles y efímeros? Porque nada se queda para ser, sino que se es ente solamente siendo, en un proceso interminable que se complace en la renovación, el cambio, la invención, la recreación de la ideas, el deseo tal vez.  - AllendeAran

ALGUNAS LECTURAS RECOMENDADAS:
Hay muchos muchos libros de filosofía y/o metafísica que tocan estos temas. Muchos de manera indirecta. Yo recomiendo unos pocos. Algunos son de difícil lectura. Que cada cual elija lo que le parezca.
–Baruch Spinoza  “Etica” 
–Alfred North Whitehead  “Proceso y Realidad” 
–Steven Shaviro  “The Universe of Things” 
–Friedrich Schelling  "La Edad de los Mundos
–Ludwig Feuerbach  "La esencia de la Religión"
–Marco Aurelio  "Meditaciones
–Paul Davies  "Otros Mundos".


“Hay muchos mundos posibles en los cuales las cosas actúan de manera diferente a cómo actúan en este, y esos mundos posibles son en sí mismos, en su propia forma, completamente reales.”  - Steven Shaviro


“Necesitamos mantener una imagen del pensamiento abierta, pluralista, para así evitar el error de dividir rígidamente el conocimiento de la sensibilidad y consignar todo lo que no es puramente y abstractamente racional en la categoría de la mecánica determinista causal. No todos los modos de pensar son racionales, no todos ellos están necesariamente dirigidos a objetos”  - Steven Shaviro


“Ahí donde el idealismo busca transformar la cualidad en hechos objetivos, la ciencia busca eliminar totalmente la cualidad basándose en que no puede objetivarse. Pero Wittgenstein se opone a ambas por la misma razón. El discrepa que no todo en el mundo es materia verificable.” – Steven Shaviro


“Cuando nos ocupamos del universo entero, (de toda la creación) no hay, por definición, nada exterior que pueda observarlo. El Universo se supone que es todo lo que existe y, si todo cuanto está cuantificado, incluido en el espacio-tiempo, ¿qué es lo que puede colapsar el cosmos en realidad sin invocar a la conciencia?”  - Paul Davies


  “Al parecer nos encontramos en una situación en que el Universo está en una especie de estado esquizofrénico latente hasta que alguien lleva a cabo una observación, pues es entonces que se ‘colapsa’ repentinamente en realidad”.  -  Paul Davies
 

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