viernes, 29 de agosto de 2014

"Tumbados uno cerca del otro
entre la luna y la marea
calculando estrellas durante un rato"

ON AN ISLAND
David Gilmour

Por la especial temática de este Blog me es difícil encontrar un hueco para la música de Pink Floyd. Aunque su estilo sea a ratos relajante, airosa, elocuente, y muchas más calificaciones que se te ocurran, parece todo ello ajustarse más a un mundo surrealista donde las imágenes se despliegan como un rompecabezas de vivencias oníricas, como recuerdos a todo color dentro de un caleidoscopio. Son buenas vibraciones que profundizan ahí donde mejor guardamos nuestros sueños pero están lejos de lo que la naturaleza al desnudo pueda sugerir. Sin embargo, este trabajo del guitarrista David Gilmour deja escapar en algunos temas destellos que vienen seguramente inspirados desde una isla desconocida, por donde él ha debido pasear por sus playas solitarias al atardecer. Hay baladas tan suaves que suspiran al oído cerrar los ojos y dejarse llevar por el va y ven lejano de las olas que se arrastran por la arena, caer en el sosiego veraniego. Noches estrelladas. Mañanas de azul intenso. Una siesta a cuatro brazos. No faltan sus apasionados solos de guitarra. Hay un blues y un tema excitante, el resto es pura suavidad floydiana. Sus letras hablan del bienestar. Si estás harto de escuchar sus discos clásicos después de tantos años y desconocías este trabajo suyo en solitario, ya estás tardando en descubrirlo.









Concierto de David Gilmour en Agosto del 2006, en la ciudad de Gdansk, (donde nació Schopenhauer). Interpreta todo el disco "On an Island" y algunos, como no, éxitos de Pink Floyd. Acomódate bien y enchufa tus auriculares porque el concierto lo merece, y además, de momento, lo tienes en HD en Youtube. Tal vez no tan espectacular como los viejos conciertos de Pink Floyd en los 90 pero musicalmente es tan magnífico como impecable.
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viernes, 22 de agosto de 2014

Es cierto que suelo retratar al ser humano de forma vulnerable, y lo hago así porque somos muy pequeños e inferiores frente a la naturaleza. También es una forma de decir que tenemos que respetar la naturaleza, apreciar su belleza y proteger su bienestar.
Hengki Koentjoro
Pues ya lo veis, este indonesio nacido en Semarang, Java Central en 1963, parece disfrutar de la naturaleza como pocos. A mí me da envidia. Llegar a esto tal vez implique a la santa paciencia, al cansancio y a soportar temperaturas desapacibles pero tanta belleza recompensa. Hengki empezó a sacar fotos desde que a los 15 años le regalaron una Kodak de bolsillo. Llama la atención que prefiera el blanco y negro al color tratándose de paisajes pero fijad bien la mirada en sus fotos y sentiréis que en la mayoría el espacio y la quietud es lo que domina, lo que en blanco y negro es más fácil de transmitir. La verdadera paz mental, la felicidad, podría definirse con una de sus imágenes. Apuesto a que elige las mañanas, cuando la niebla retiene la luz suave de un sol perezoso para así contrastar la oscura materia que le rodea, sean árboles, rocas o tierra. La luz a veces se despliega como la plata, brillante, henchida de esperanza. Hengki aprendió a bucear, para así también poder revelar a su modo los tesoros que esconde la profundidad del mar, lo cual añade más originalidad a su creatividad. Dice tener como referentes a Ansel Adams y Michael Kenna pero su ojo avizor es ya un referente crucial entre los genios de la fotografía.








Para más Hengki Koentjoro visitad su página en Flickr
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viernes, 15 de agosto de 2014

Los hombres ya no suben montañas espirituales, o raramente lo hacen. Ellos ahora sólo quieren conquistar picos montañosos. Desean privar a la montaña de toda majestad, triunfando sobretodo desde la línea de ascensión más dificultosa. -Seyyed Hossein Nasr

 Eduard Lankes

EL CAMINO Y LA MONTAÑA
Marco Pallis

Cuando leí el texto de encabezado de Seyyed Nasr acerca del ensayo de Marco Pallis, The Way and the Mountain, me hice enseguida con el libro. Son cinco ensayos acerca de las tradiciones budistas del Tibet. Es el primero, el que da título al libro, el ensayo más notable de la obra. La analogía o metáfora que hace de la vida con el acto de subir un monte es muy acertado y significativo. Pero es necesario para entender esta pequeña tesis que alguna vez hayamos sentido que en un encuentro directo con la naturaleza intuyamos ese misterio donde algo se cobija de nuestra parte porque hayamos paz y reposo. Leer los símbolos esparcidos en un paisaje, símbolos que insinúan un mensaje divino no debería ser privilegio de unos pocos. El no poder concretar con palabras ese hecho, porque se escapa de interpretaciones precisas, físicas o materiales, es lo que hace que muchos repudien entrar en este juego espiritual. Si no creemos en lo que sentimos, si a todo le tenemos que poner una fórmula matemática, ¿qué entonces? ¿Acaso hay fórmulas para describir la música, un cuadro o la belleza de una cara guapa que nos encontramos en cualquier momento inesperado en la calle? Por mucho que nos empeñemos, vivimos en un mundo de apariencias y nuestro barómetro interior lo regula la sensación de libertad, un placer que se expande a todo y busca situarse en lo absoluto. El mal no es sino aquello que nos cercena la libertad.
El significado de la montaña y concretamente la cumbre, representa para Marco Pallis el punto budista de haber llegado al despertar. Es ese punto donde ya no se puede avanzar más pero así de pronto uno se siente en el presente detenido, eterno, y en un espacio reducido, nulo, el pico del monte, desde donde se abarca todo con la vista, igual que el eje domina todos los radios a su alrededor, es ese punto central y ubicuo. Para ello el Camino ha de tomarse sin objetivo. Aunque la Meta esté figurada, intuida, pues todo monte contiene caminos que llevan a su pico, éste se alcanza mejor cuando uno toma el camino desinteresado de ganar. Aquí el Yo, el Ego, ha de quedar extraviado, perdiéndose poco a poco para ir dejando paso al esclarecimiento  de ese trasfondo que la dualidad ha oscurecido. 
Es por eso que quienes suben al monte admirando el panorama que irrumpe a su paso, con paciencia y sabiendo gozar de cada instante, lleguen más tarde que esos afanados deportistas, muy creídos ellos de su resistencia. Pero que por nada cambien lo que sienten los poetas al vislumbrar desde las alturas los paisajes por el precio engreído que obtienen esos alpinistas de haber retado al Monte contra su Yo.

"Todo cuanto goza de existir o lo que sea, debe en consecuencia tener su aspecto simbólico, que constituye su más profunda realidad; aquellos que ven en el simbolismo un simple crear de poetas, pierden el hilo [...] Es el Poeta el supremo que, mediante símbolos, construye mundos [...] El simbolismo es como el Algebra tradicional que sirve para la expresión de ideas que ordenan el universo" -Marco Pallis
"En el amor y enfrentamiento hacia la Naturaleza salvaje, así como en la soledad uno debe reconocer un eco distante de la armonía original en la que el Hombre, en vez de actuar como un tirano y explotador, fue al contrario el protector agradecido y dirigente de sus criaturas amigas y portavoz de sus poderes Celestiales" -Marco Pallis
"El sendero hacia la Montaña está en todas y ninguna parte; no puede especificarse en lenguaje racional, pero se hace inmediatamente aparente a quienes han ganado ese conocimiento pagando el precio requerido. El precio es la renuncia o negación de uno mismo en su sentido individual y separatista, a fin de entender el auténtico Yo en su sentido universal" -Marco Pallis
"El pico en sí mismo no solamente no ocupa espacio, aunque la montaña entera esté virtualmente contenida en él, sino que está fuera del tiempo y toda sucesión y unicamente reina allí "un eterno presente". Es completamente inexpresable en su singularidad; en silencio queda el Conocedor de la Cumbre y el Universo entero abre sus oídos para que atienda los acentos de su muda elocuencia" -Marco Pallis
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viernes, 8 de agosto de 2014

VINTAGE
¿Qué pensarían estos fotógrafos de los últimos avances fotográficos de hoy en día? Yo creo que estarían encantados, maravillados, incrédulos, pero... ¿Desmerecen sus fotografías algún elogio?, ¿Merecen alguna crítica adversa por ser tan viejas, por no haber sido fidedignas a lo que uno veía? Ya sabemos que no. Aunque difícil de explicar, lo antiguo, con sus correspondientes defectos o trabas, sabe comunicarnos algo misterioso, algo propio de aquel tiempo pasado que no acertamos a entender. No es que la luz del día fuese diferente a la que hoy tenemos, ni viesen ellos el mundo a blanco y negro o sepia, pero el arte que nos han legado conjuga un sentimiento genuino que unido a lo restrictivo de los daguerrotipo de aquel entonces hace que todo se vea tan distinto. Ahora nos queda una luminosidad añeja, como de otoño que enseguida identificamos a una época en particular, finales del siglo XIX. Otra paz, otro ambiente, otra forma de vida más tranquila. En cada una de estas fotos quisiéramos haber estado ahí, vivido ese momento aquel día ya perdido en el pasado, hace tantos años. Ya sólo nos queda la dulce melancolía de la nostalgia al contemplarlas.


Alexander Keighley

 F.B. Mitchell-

Matthäus Nöll 

 Raimund F. Schmiedt

 Comte H. de Lestranges

 Die Kunst in der Photographie 1897

 D.W. Carter

Alfred Horsley Hinton

Alexander Keighley
"¿Qué es entonces la poesía (fotografía)? A buen seguro no el simple reflejo o imitación de la realidad y el presente. Semejante copia de la naturaleza consigue sólo borrar sus rasgos ocultos, del mismo modo que un paisaje sólo llega a ser obra de arte cuando hace perceptible el lenguaje jeroglífico, el canto sin palabras o la mirada espiritual con que nos habla la belleza oculta de un paraje" - Eichendorff

 
Adolf Fassbender

Para disfrutar de más fotografía Vintage recomiendo la web PhotoSeed
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viernes, 1 de agosto de 2014

"Además del deseo de producir cosas hermosas la pasión rectora de mi vida ha sido y sigue siendo el odio hacia la civilización moderna" -Williams Morris

LO QUE ME QUEDA POR LEER
Cuando al principio inicié este blog contaba con poco más de una docena de pensadores, poetas y artistas que vieron en la Naturaleza algo distinto al burdo aprovechamiento de este planeta en pro de las necesidades vitales (y no tan vitales) del hombre. Se entiende, toda esa lucha implacable hasta hoy por dominar la tierra y exprimir sus recursos que nos faciliten la supervivencia. Contaba sí, con unos pocos que ante la Naturaleza se sentían en paz y no la veían como una constante enemiga que había que someter a las exigencias humanas, más aún, sentían que gracias a ella podían ir más allá, leer en su perpetua combinación de formas y colores un mensaje divino, algo milagroso. Y al parecer no eran pocos, porque a través de unos, uno llega a descubrir que hay otros y de esos otros que hay muchos otros, y el asunto, desde que empecé este blog, ha llegado hasta tal punto que la lista de lunáticos que han  dispuesto su pensamiento al servicio de las ideas que den un sentido eficiente a la vida a través de la Naturaleza son ya tantos que no tendré, creo, tiempo suficiente para degustar sus inquietudes. Entre otros de los que he añadido a mi lista cuentan, John Ruskin, William Morris, Max Scheler, Hans Jonas, Alfred Whitehead, Marco Pallis, Rudolf Otto, Rene Güenon, Frithjof Schuon, George Collingwood, Adalbert Stifter,  Friedrich Schelling,  San Miguel de Pablos, Lord Northbourne, y paro de contar. Me queda la Editorial Trotta que gustosamente me leería todos sus libros, más los de la Editorial Kairós y que sé yo que más. Me quedan además algunos pintores y poetas olvidados o no traducidos al castellano.......


Y sí, serán muchos, pero muchos más son aquellos que les ignoran. Y muchos todavía los que se afanan en defender el progreso pragmático como la mejor vía de escape a nuestro malestar existencial, cuando en el fondo lo que les satisface son sus negocios turbios por acumular dinero para vivir en la abundancia hedonista. Hay quien pueda acusarme de reaccionario, de que sin el progreso no tendría Internet, ni móvil, pues bien, les diré que "no se puede echar en falta lo que nunca se ha tenido", es decir, que de pequeño, (y no tan pequeño) viví sin Internet, ni móvil y creo recordar haber sido tan feliz o más que ahora. Con ello no predico que haya que volver a la vida artesana de la Edad Media, como William Morris sugiriera, ni volver a los tiempos primitivos para que así tenga mi vida en un hábitat de Naturaleza virginal, con sus inconveniencias climáticas y salvajes. No se trata de eso. Ahora se trata de trazar una nueva ruta, un plano que de más espacio a la naturaleza en las ciudades porque bastante nos hemos olvidado de ella. No basta con edificar casas cubo, torres y carreteras sin pensar donde dejamos el verde y el azul. Estoy convencido de que hay otra forma de diseñar el entorno, de dar pluralidad a los árboles y a las plantas, al cielo y al mar, de sentirnos más cercanos al paraíso perdido, ese con en el que soñamos (algunos). Estoy hablando de poesía, de religión, de metafísica, de ciencia y del cosmos en conjunto, de esa gota de agua que resbala sobre una hoja verde en un jardín un día de lluvia, de ese pájaro que  se posa cerca de nosotros un ratito para dejarse ver. Detalles que no deberían pasar desapercibidos, detalles que a diario se nos ofrecen como por arte de magia. Pero seguimos igual, sin enterarnos de nada porque pensar parece tarea de unos pocos. Sería deseable que la vida fuese menos azarosa, menos activa y prestáramos más atención a la vida contemplativa, a la reflexión y a la meditación. Entrar en el mundo de esos escritores es entender esto y más de lo que podemos imaginar. Y eso, te conste, ayuda a vivir con más intensidad.


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