«La vida es ese milagro raro que tarde o temprano tendría a presentarse
para dar fe de que siempre ha habido algo y que la nada, por más que la
busquemos, no tiene lugar donde esconderse.» - AllendeAran
EL PRINCIPIO VIDA
Hans Jonas
Hubo un
tiempo en que al hombre le debió ser más fácil vivir asombrado ante el
espectacular escenario que el mundo le ofrecía. La vida parecía diseminada por
todas partes y él como parte integrante de la misma participaba inmerso en un monismo
que, como un todo ilimitado, le arropaba y liberaba a la par. Sin embargo,
dicha estupefacción no debió producirse repentinamente. La inteligencia con la
que podemos examinar cuanto circunda a nuestro alrededor atravesó muchos y
diversos accidentes. Fue poco a poco, progresivamente, para que así pudiéramos
asimilar, sin volvernos locos, la existencia ubicua que lo abarca todo. Desde ese momento estelar en que la conciencia vino a situar su monarquía sobre la tierra, múltiples ideas se han disputado un trono para mantener el dominio inequívoco de la verdad. Los "ismos" han florecido tan variados y complejos como distintas especies de flores germinan. Ahora el hombre se encuentra agarrotado en un antropocentrismo que todo lo centrifuga a su imagen y beneficio.
La
materia, en su inestable manera de trasfigurar los elementos que la componen, inventado otras entidades con las que
habitar el espacio, dio con la fórmula que permitió la reproducción de sujetos autónomos. Una cierta independencia de
la materia había irrumpido, la vida, en una tierra que se consideraba baldía y que hasta entonces había permanecido
muda y extraña a sí misma. Así, con las continuas transformaciones del
azar se llegó desde lo precario unicelular a una compleja amalgama
de piezas que ahora conforman al ser humano ¿Y en donde mejor que en la conciencia del hombre la naturaleza puede
observarse a sí misma como si se reflejara en un espejo? Que triste pensar que
antes de que la vida irrumpiera, acompañada del pensamiento, las cosas existían huérfanas de cualquier
significado. De hecho, ni siquiera deberíamos hablar de existencia antes de que
el pensamiento desvelara la historia del cosmos en
retrospectiva. La vida es ese milagro raro que tarde o temprano tendría a
presentarse para dar fe de que siempre ha habido algo y que la nada, por más
que la busquemos, no tiene lugar donde esconderse.
Pero la
vida vino vulnerable y dependiente de más vida
para continuar, con pertinaz insistencia, su actividad. Una vida caracterizada por
la búsqueda de un lugar imperecedero que permita la
continuidad de su propia identidad, que se sabe distinta de la sustancia inerte,
de lo inorgánico, de esa res extensa, sustancia finita en la que habita. Es el ser humano, que invertido en
sujeto, desea liberarse de cualquier dependencia con la materia. Se reconoce a
sí mismo eventual, precario, débil. Aún cuando la naturaleza no le abra un camino
teleológico al que aferrarse él ha sabido marcar el suyo propio. Puede que
no tenga una meta clara que alcanzar pero sí tiene un camino
trazado que seguir. Lo que busca el hombre es una libertad que le ayude
a salir de la indigencia biológica que mantiene con el exterior. Quiere lo que todo ser
vivo quiere y lucha por ello: seguir viviendo de cualquier manera, no perder lo
que atesora en su conciencia, conservar su espíritu. Quiere la eternidad, en definitiva. Una tarea difícil que le
ha puesto en contraposición con su madre la naturaleza. Es el hombre quien se
siente sujeto entre objetos, es él quien ha dualizado el contexto primigenio
que le envolvía, pero es él quien tendrá que encontrar una solución para no
sacrificar lo que en el fondo le forma como ser único y especial, su conciencia.
Y puesto que no hay objetos sin sujeto, ni hay sujeto sin objetos, esa
interdependencia no ha sabido concederle, todavía, la libertad necesaria
para que la vida pueda expandirse a un más allá infinito.
La
lectura que la ciencia hace del mundo exterior yerra al pretender explicar con
la mente las cosas que a priori juzga como inertes, exánimes. ¿Cómo va a ser eso posible?
Si para llegar al corazón de las cosas tenemos que excluir el humanismo, poco a
poco, y como de hecho está sucediendo, nos veremos cada vez más extraviados,
precipitados hacia un mundo superfluo, absurdo, indolente. ¿Tenemos derecho a
culpar a la naturaleza de nuestro destino o somos únicamente nosotros a quienes
debemos responsabilizar del mal estudio que hacemos de ella? El que la
naturaleza no represente un devenir concreto y lo único que nos enseñe sea un
sistema accidental y eventual de acontecimientos inciertos no tiene porqué desmoralizar
el deseo al que apuntala la vida. Que la naturaleza no tenga propósitos no
significa que no tenga propuestas. Es más, su propia falta de finalidad es en
sí una propuesta que si bien entendida puede abrirnos un camino de infinitas
posibilidades.
Claro
que, al percibir el hombre un camino en millares de direcciones, tantas como individuos
habitan en el planeta, tendrá que encontrar la forma de encauzar esos afluentes en
un mismo río. Porque se sabe que unidos la permanencia del ser se mantiene más firme durante más tiempo. La vida en sociedad ha sido un acierto a pesar de las sufridas calamidades que nos han llevado hasta ellas. Pero no hay que olvidar que debemos permanecer alerta a que la dirección del camino es variable en el transcurso del tiempo y que cualquier proyecto se debe respetar y atender. No debería ser difícil si supiéramos atenernos a la
responsabilidad de que cada acto que ejecutamos tenga en cuenta al prójimo como beneficiario. Con amor todo es posible.
Y debemos recordar que la ciencia, en este contexto, poco tiene que decir. Su objetivo, si es movido por la curiosidad, (como debe ser) es la de revelar los secretos que componen la estructura de los organismos. Que de ahí se pueda sacar un provecho pragmático, no lo voy a discutir, por la necesidad innata que sufrimos, pero también ha de entenderse la relevancia poética que cada nuevo descubrimiento conlleva en su deslumbrante manifestación. No nos debe faltar sensibilidad para el asombro. Por lo demás, el objetivo fundamental del ser es saber dibujar el mapa por el que se ha de mover en total libertad para suministrarse conocimiento y eso es una empresa, más que de cualquier otra ciencia, de la filosofía. - AllendeAran
"El Principio Vida" de Hans Jonas fue escrito en 1966. Lo tenéis en la Editorial Trotta, 335 pp. El libro está considerado como principal catalizador de la bioética, movimiento que intenta reconciliar la biología con el pensamiento filosófico moderno.
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«¿Cómo y
por qué ha entrado la muerte en un mundo cuya esencia es la vida, y con el que
por tanto la muerte está en contradicción?, ¿A dónde conduce la muerte en el
contexto de la vida total, hacia qué es la transición, dado que todo cuanto es
es vida, de manera que también la muerte misma no puede ser en último término
otra cosa que vida?» -Hans Jonas
«El
universo de la cosmología moderna, enormemente ampliado, es un campo de masas
inanimadas y fuerzas que no persiguen finalidad alguna. […] Este desnudo
sustrato de toda la realidad solo se pudo alcanzar apartando cada vez más todas
las características vitales de los hallazgos físicos y prohibiendo
estrictamente proyectar en su imagen la vitalidad que sentimos en nosotros
mismos.» - Hans Jonas
«El
filosofo que contempla el gigantesco panorama de la vida sobre nuestro planeta
y se ve así mismo como una parte de él, no se dará por satisfecho con la respuesta de que este
incesante y amplísimo proceso, que avanza a través de los eones y prueba sus
fuerzas en creaciones cada vez más atrevidas y sutiles, es “ciego”.» - Hans Jonas
«El
concepto de libertad puede guiar nuestra interpretación de la vida. El misterio
mismo del devenir nos es inaccesible: por ello, no pasa de ser una conjetura la
de que ya el principio fundante del paso de la sustancia sin vida a la dotada
de ella se puede caracterizar como una tendencia situada en las profundidades
del ser mimo.» - Hans Jonas
«En la
historia de los esfuerzos de la vida por comprenderse a sí misma, la biología
materialista es el intento de concebir la vida excluyendo lo que hace posible
al instinto mismo: la auténtica naturaleza de la conciencia y el fin. […]
Entender científicamente la vida quiere decir asimilarla conceptualmente a lo
que no es vida.» - Hans Jonas
«El ascenso y largo camino del dualismo es, uno de los sucesos decisivos de la historia espiritual de la humanidad. Su importancia en nuestro contexto reside en que a lo largo de toda su trayectoria trabajó por separar los contenidos espirituales del campo físico, para finalmente, al retirarse la marea, dejar tras de sí, en el terreno por él despejado, un mundo extrañamente despojado de todo atributo espiritual.» -Hans Jonas
«Hay un
pasado y hay un futuro, del que venimos y hacia el que nos apresuramos, y el
presente es únicamente el instante del conocimiento mismo, el punto de
inflexión del uno al otro en la suprema crisis del ahora escatológico. Por más
que estemos arrojados a la temporalidad, con arreglo a la fórmula gnóstica
nuestro origen se halla en la eternidad, y por lo tanto también en ella se
encuentra nuestro objetivo.» - Hans Jonas
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