jueves, 26 de febrero de 2015

«El fin del voraz capitalismo lo pondrá un nuevo y convincente salto ideológico que nos saque fuera del paisaje nihilista en el que habitamos. Fuera del ámbito financiero» - AllendeAran

EL BIENESTAR HIPOTECADO
LA POLÍTICA FINANCIERA
Llevamos unos cuantos años arrastrando una crisis económica que no acierta a dibujar un panorama alentador en un futuro inmediato. Hemos caído en un lodazal de mierda que nos dificulta el avance hacia cualquier orilla. No sabemos cómo o hacia dónde dirigirnos. Nos faltan fuerzas (ideas) y el barrizal en el que hemos caído se hace cada vez más espeso ante la evidencia de nuevos casos de corrupción que emergen día sí y día también, y que ponen en evidencia quienes han sido los culpables del barrizal hediondo en el que nos movemos. Vergonzoso.
Ese tren de vida raudo que nos ha impuesto el capitalismo tenía que haber pisado freno hace tiempo pero la velocidad nos cegaba a todo menos al vértigo hedonista, al placer desmesurado, a la riqueza material ilimitada, al hartazgo incluso. Íbamos y vamos demasiado deprisa. La velocidad, se decía, es insostenible, y todavía hoy seguimos sin querer entenderlo, sin querer pisar freno al desgaste que cometemos en la Tierra a cambio de chupar sus recursos desmesuradamente, instigados como estamos en el vicio nunca satisfecho del quiero más, más y más. Hemos llegado a un punto en que convencernos del error que estamos cometiendo no parece factible porque no se puede dar marcha atrás, pero seguir adelante, a esta velocidad, resulta suicida.
El amor al dinero está tan arraigado que nadie parece convencerse de lo contraproducente que resulta aceptar sus reglas avariciosas, ni aún a pesar de saber, como sabemos, de que en esta sociedad construida sobre la codicia del capitalismo, el bienestar siempre nos viene con una factura cargada de altos intereses. Lo pagaremos caro, muy caro si continuamos así, sin pisar el acelerador, porque el futuro, aunque parezca un espejismo lejano, termina llegando. No falla.

Ahora buscamos soluciones constructivas y queremos que nadie quede perjudicado en el rescate de nuestra desolada situación, pero nadie está dispuesto a ceder un ápice de su riqueza, ni aún cuando sabemos de las formas fraudulentas que han cometido muchos para acaparar tan copiosas cantidades de dinero. No queremos perder un céntimo de lo que hemos ahorrado, no queremos ayudar a nadie. Es, al fin y al cabo, a lo que nos han educado, lo único que apreciamos por encima de todo; ser ricos. Porque ser ricos es sinónimo de poder, de respeto, de éxito, de seguridad, de confort, de lujo, vacaciones, moda.
El dinero se ha convertido, tácitamente, en una droga adictiva, en una religión totalitaria, con sus dogmas, sus leyes y sus carreras universitarias. La fe de que cualquiera, “libremente”, se puede hacer rico y con ello comprarse un paraíso y vivir como Dios es aceptado por todos los feligreses que conforman el sistema social capitalista, que bajo el cebo de la esperanza y la libertad entrecomillada, y la bendita democracia, nos creemos auspiciados de lo que otrora fue un calvario de lucha por la supervivencia. Pero una libertad como esta, egoísta, mal ejercida en pro del individualismo, es una libertad ponzoñosa, mal versada en la ley del más fuerte y tramposa, porque las ventajas circunstanciales no son ecuánimes para todos. Este bienestar es desconsiderado con el prójimo, nos enemista con el vecino, nos envilece de materialismo innecesario, nos amodorra la sensibilidad, adormece la búsqueda de nuevas ideas, otras con las que ver el mundo desde otra perspectiva más VITALISTA y HUMANA.

Todavía hay quien no lo ve, todavía hay muchos que no se dan cuenta del callejón sin salida en el que nos hemos metido, porque las propuestas para salir de esta encerrona siguen siendo la de retroceder para tomar impulso y atacar con más fuerza. Ahorrar para luego despilfarrar. Volver la vista atrás en la historia para enmendar los errores cometidos a lo largo de este proceso tampoco es una solución viable, porque, lo reconozco, no es cierto eso de que cualquier tiempo pasado fuera mejor. El pasado también guarda sus calamidades.
Pero sí hay algunas pautas imperecederas que no deberíamos haber olvidado, y que no se asignaron en balde como virtudes para unos pocos santos o inocentes idealistas. Mesura, altruismo, sensatez, honradez, generosidad, empatía, unidad, amor..., no son éstas palabras vacuas, rancias o afectadas por el tiempo. Son pautas vigentes, capitales, que conviene recordar en cada acto de voluntad que realizamos en el día a día, en el yo contigo. La educación ética (y estética) del hombre, abierta a expandir posibilidades de convivencia, nunca debería haberse eclipsado por culpa de otras ciencias, las exactas concretamente. Es necesario entender que el hombre busca algo más allá de sus necesidades biológicas. Queremos que la vida sea un juego de investigación y deleite permanente, y una vida acomodada, plegada al materialismo utilitario, no hace sino desacreditar el potencial humano. Una vez atenuadas las necesidades básicas de la vida se ha de dar un salto, desde el inconformismo y la curiosidad, con la imaginación, a un más allá. Queda todavía tanto espacio por explorar.
Es importante entender, de una vez por todas, que el mundo financiero, (los números aviesamente conjugados) no van a presentar la salida a esta crisis económica que sufrimos. Eso será, como está siendo, girar en un círculo vicioso que no encuentra vía de escape. Peor aún, es seguir dejando que los zorros cuiden de nosotros, las gallinas acorraladas. La solución, vendrá por derroteros hasta ahora desconocidos. Ideas surgidas fuera de los guiones escritos a conveniencia de los acreedores y ominosos banqueros. El fin del voraz capitalismo lo pondrá un nuevo y convincente salto ideológico que nos saque fuera del paisaje nihilista en el que habitamos. Fuera del ámbito financiero. Ya he comentado algunas directrices, ahora conviene reunirlas en un nuevo mito que convenza, (no hablo de engañar) a las oligarquías adineradas de que sus fraudulentas promesas de progreso y bienestar han caducado. Hay que saber jugar al despiste. Jugar a favor de una unitaria visión cósmica. Eso hará que empecemos a dar más importancia a otros asuntos alejados de la perniciosa usura. Y de esta manera, indirectamente, seremos encauzados a una situación más esperanzadora. - AllendeAran
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“El espíritu crítico se ha hecho inmediatamente político y se ha propuesto una revolución del mundo burgués, y, por otra parte, de tanto purificar y explicar la religión, ésta terminó evaporándose por completo y desapareciendo de pura claridad”  -Friedrich Schlegel


 
“La existencia de lo humanamente más valioso, la eficacia eterna de aquellas fuerzas
que por primera vez hacen hombre al hombre, depende de que exista, se ejercite y transmite un misterio en algún lugar del mundo, es decir, un poder espiritualmente generador y vinculante de las almas” -Ernst Bertram

 “Conocer el ‘egoísmo’ como error no significa optar por el ‘altruismo’ en el plano de la teoría del conocimiento. Tiene que haber otro camino… Más allá de ‘mí’ y de ‘ti’, Sentir cósmicamente”  -Safranski on Nietzsche
"¿Que sentido tendría nuestro ser si no fuera el de que en nosotros aquella voluntad de verdad ha adquirido conciencia de sí misma como problema?"  - F. Nietzsche
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