viernes, 28 de noviembre de 2014

«Se trata de pensar con corazón cálido lo que hubo alguna vez: Dios y el mundo y el gran asombro de que algo exista y no más bien la nada» -Rüdiger Safranski

UNA INTRODUCCIÓN A LA
"INTRODUCCIÓN A LA METAFÍSICA"
Martin Heidegger

"¿Por qué es el ente y no más bien la nada?"  Se pregunta Heidegger en su “Introducción a la Metafísica”. Es la primordial, más completa y compleja pregunta filosófica que uno puede hacerse, según él, porque de ahí se ha trazado la historia por la que avanzamos ahora medio a ciegas. De su forma de hacer filosofía, contagiado por su estilo denso e intrincado, pero no exento de cierta poesía, extraigo mis propias conclusiones, que pueden ser más o menos acertadas, pero que considero curiosas y sugestivas. Y quiero dejar bien claro que "ente" para mí es algo, lo que sea que existe y "ser" es la experiencia de esa existencia. Si me equivoco poco importa ya.
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Lo que está ahí puesto, exhibiéndose ante nuestros sentidos, existe. Ha irrumpido, ha hecho brote, se presenta como naturaleza, (φύσις). Al presentarse como cosa en un lugar, el espacio, en un momento dado, el tiempo (enclave que entendemos como propio del Ser), se origina así una relación entre nosotros y ello. Se es por y a partir del ente. La existencia del ente como fundamento del Ser. Ser que se contrapone a la nada. De la que nada puede decirse por ser precisamente nada (que no puede ser). Pero sí tiene, la nada, un vínculo con el Ser. Entendemos que el ente implica a la nada, nada más que para presentarse como algo, el ser o estar del ente. La extrañeza convulsiona ya nuestros sentidos.
¿Y qué hacer ante el ente? ¿Pero por qué hacer? Para Ser. Para que la existencia continúe como fenómeno que es. Cuando tomamos conciencia de la conjunción que hay entre nosotros y el objeto emprendemos un diálogo. El pensamiento  comienza su juego. Y éste empieza por la pregunta. Por la forma en que interroguemos al ente, (como algo que existe) nuestro camino tendrá diversas aventuras. La filosofía inicia así el tránsito de la historia. Pero ningún tránsito será tan preciado, tan valorado, como aquel que en su discurrir el Ser se dilate, se abra al espacio interior que habita y ocupe un lugar trascendental. Es vital ir hacia un horizonte siempre extenso, como el que los antiguos navegantes oteaban desde lo alto del mástil. La pregunta no ha de faltar, porque ella despeja la niebla, la oscura espesura que nos vela ese horizonte ilimitado por el que interrogamos, ese que necesitamos, el que mejor corresponde al Ser.
El ente no es nada sin ti y tú sin él ente no eres nada. En ti está la manera de interpretar su apariencia al presentarse, que no por apariencia va a ser falsa tu lectura. Tenemos una composición de elementos que se sirven unos de otros, se encadenan en infinitas formas y estructuras. Tú, pregunta. Preguntar es buscar. Buscando se encuentra más mundo, más vida, más se expande la identidad del Ser así como la entidad del ente. Se entiende que cuanto más alcance tenga el Ser mejor se entenderá con su propia existencia. Cuando la vida parece componerse de momentos vacíos que afectan fatídicamente a la existencia, que hacen que observemos las cosas con desidia, piensa si no habrás cometido algún error en tu forma de interrogar o interpretar al ente.
La pregunta precede a la creatividad y en la creatividad el Ser se acusa. Del preguntar nacerá una respuesta. Es ahora cuando la idea (ίδέα) entra en el escenario. La idea viene al mundo como la luz que alumbra un sendero por el que debemos caminar. Es imperativo que obtengamos de la pregunta una idea que nos dé una mayor proyección como seres existenciales. En nuestra conjunción con el ente al pensar, nos servirá para posicionarnos en un escenario peor o mejor elaborado y hacer de nuestra actuación un éxito o un fracaso. Por lo tanto, mucho cuidado con separarte del ente, tomándolo como objeto autónomo, como enemigo nuestro, frío y ajeno. Cosa que podemos manipular con la idea de servirnos igual que el amo hace del esclavo.
Porque la esencia del Ser no es huir de la muerte. No es una lucha despiadada con el ente por someterlo a nuestras demandas y debilidades. La esencia del Ser se afirma en el presente, nunca se proyecta en el futuro para determinados fines pragmáticos. El mismo futuro se ha de abrir incognoscible pero habitable, grato, afable. Esto lo saben bien los estetas, poetas y filósofos.
La lógica (λόγος) ha servido para establecer un lenguaje que nos mantiene en perpetuo diálogo con el ente. Tanto la gramática como las matemáticas han establecido un poderío que ha unido y modelado civilizaciones. Las ideas son el sustrato del trato del ser humano con el ente, pero las ideas no deben devorarse unas a otras como si esto fuese motivo de competencia material, biológica o religiosa. Del significado logístico que hemos elaborado del ente, (siendo como es, libre en su apariencia), algunos le han cerrado el paso con ideas apodícticas, codiciosas y ruines. Las guerras son ejemplo de ese malentendido. Cierto es que unas ideas son incompatibles con otras, pero esto sucede cuando la idea se ciñe a una verdad conformista, que busca el interés útil, el orgullo separatista, el poder dogmático.
Una verdad rigurosa, por muy atractiva que parezca, es sospechosa de asfixiar la libertad. El lenguaje delimita, bautiza al ente de un significado que le aprisiona. Nuestra composición mental, nuestro modo de pensar, la lógica, (λόγος) ha subyugado la apariencia a una sola verdad para que dé respuesta material a nuestras insuficiencias. De esta forma se nos presentó el método científico al que valoramos en la medida en que nos ayuda físicamente. Pero…¿Acaso no cabe más? ¿Es este el único camino que se podía tomar? ¿Sólo cabe una idea con la que se ha de tratar? ¿No esconde el ente otro significado según se le cuestione? ¿Quién o qué nos obliga a ser como somos? ¿Hasta dónde podemos llegar? ¿Es el mundo una máquina con objetivos preestablecidos? 
Debemos descubrir un nuevo oriente, encontrar un nuevo significado que revalorice al Ser que somos. Le hemos concedido al ente un valor demasiado práctico y más allá de ese valor la mayoría ahora ya no ve nada. No es de extrañar que el nihilismo se haya entrometido en el pensamiento reciente. Y de seguir así, pronto nos veremos desahuciados incluso de nuestro propio planeta.  -AllendeAran
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«Filosofar significa preguntar: “¿por qué es el ente y no más bien la nada?” Preguntar realmente este porqué significa: atreverse a agotar y a atravesar interrogando lo inagotable de esta pregunta por medio del desvelamiento de aquello que esta pregunta exige preguntar. Allí donde algo acontece, está presente la filosofía.»  -Heidegger


«Lo que puede y debe ser la filosofía según su esencia es esto: un pensar que inaugura caminos y perspectivas de un saber que establece criterios y prioridades; que permite a un pueblo comprender y cumplir su existencia dentro del mundo histórico-espiritual. Se trata de aquel saber que enciende, conmina y constriñe todo preguntar y conjeturar.» 
-Heidegger
«Sólo sabe aquel que entiende que debe volver a aprender constantemente y el que, a raíz de esta comprensión, haya llegado ante todo a la posición de poder aprender siempre. Esto es mucho más difícil que poseer conocimientos. Poder aprender supone poder preguntar, y esto significa que es la decisión de poder sostenerse en el estado manifiesto y abierto del ente.»   -Heidegger
«Aquel que toma en serio la nada, se ubica del lado de lo negativo. Con ello fomenta manifiestamente el espíritu de la negación y se pone al servicio de la descomposición. El hablar de la nada no sólo es contrario al pensamiento sino que socava toda cultura y toda fe. Aquello que desprecia el pensamiento en su ley fundamental y que destruye la voluntad constructiva y la fe, es puro nihilismo.»  -Heidegger
«Por principio, la nada sigue siendo inaccesible a toda ciencia.» 
-Heidegger

«Hoy en día la ciencia es un asunto práctico de obtención de conocimientos y de su transmisión en todos sus ámbitos. Desde ella, en tanto ciencia, no puede comenzar ningún despertar del espíritu. Ella misma lo necesita.»  -Heidegger

«No podemos decir: existió un tiempo en el que el hombre no era. En todo tiempo, el hombre era, es y será, porque el tiempo sólo se temporaliza en cuanto el hombre es.»   -Heidegger

«“La lógica” y “lo lógico” no son en absoluto automáticamente, y como si no fuese posible otra cosa, los modos por excelencia de la determinación del pensar.»   -Heidegger
«El saber no consiste en el resultado de meras constataciones acerca de lo materialmente existente que hasta ese momento fuera desconocido […] El saber es justamente el incipiente y constante mirar más allá y por encima de lo materialmente existente y disponible.»   -Heidegger
«No llegamos a entender quién es el hombre por medio de alguna definición docta, sino solo por medio del hecho de que el hombre se confronta al ente, tratando de ubicarlo en su propio ser, es decir, de ponerlo en unos límites y una forma y proyectando algo nuevo (que todavía no está presente), esto es: poetizándolo originariamente, fundamentándolo poéticamente.»  -Heidegger

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