"Ir poco a poco es llegar lejos,
ir deprisa para llegar lejos es volver" -Lao Tse
GOIKOGANE
Arrankudiaga
Me acerqué al municipio de Arrankudiaga el viernes pasado atraído por la abundancia de follaje verde y pequeños montes que esconden y rodean al pueblo. Algún sendero debería haber por donde perderse pensé y contando con apenas información acerca de sus caminos encontré el que me pareció me encaminaba a las alturas que me separaba de sus casitas desperdigadas por las laderas. Un buen chico me ayudó a encontrar el camino exacto del monte Goikogane sin que además le preguntara. De manera que la subida no fue complicada, además que hay señales de pintura en árboles. El monte no es que sea muy alto (702 m) pero su empinado y pedregoso camino hace como si uno estuviese subiendo escaleras. A pesar de que la escalada fue aburrida porque los pinos reducen la vista a las distancias laterales la cumbre vino a desvelar lo muy alto que había llegado. Con la camiseta sudada, la brisa empezó a refrescarme tanto que tuve que abrigarme con un fino jersey. Ya en lo alto uno se rinde satisfecho a contemplar la anchura del espacio, uno parece sentir respirar el alma con libertad, se es pequeño y grande a la vez, se vive algo a lo que estamos desacostumbrados cuando vivimos allá abajo, tan cercados por los amurallados edificios. Esto debería repetirlo más a menudo, me acusé. Saqué algunas fotos pero por desgracia, una vez más, el cielo se mostró traslúcido, muy claro pero sin apenas definir las nubes lo que produjo mucho contraste. El aire además era denso, húmedo. Pero bueno, aquí unas pocas fotos que he podido rescatar que testifican el momento.
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