miércoles, 11 de junio de 2014

"El hombre ha sobrevivido hasta ahora porque ha sido demasiado ignorante para saber cómo alcanzar sus deseos. Ahora que él puede alcanzarlos, debe o bien cambiarlos o perecer"
William Carlos Williams.
  Desert Music (Steve Reich) 

CONTRASTES
De Cómo Vivimos
Hasta Donde Hemos Llegado

Esto no es un punto de inflexión en la temática de este blog. Es, si acaso, una referencia, un descubrir lo que subyace en el fondo de esta tendencia  mía por buscar un mundo perdido, aquel paraíso que perdimos no sé bien cuando, (si alguna vez lo tuvimos) pero que no deberíamos desistir de buscar, o de no empeorar lo poco que nos queda. Todo a través de los muchos errores que cometemos, muchos inesperados y que a veces no son culpa de nadie.
El progreso se ha convertido en un monstruo imparable, ominoso, terrible. En la página escrita en la historia de la civilización, el presente momento se está convirtiendo en un pasaje enredoso, difícil de entender, que nos aleja de la esencia de lo humano y que se complica cada vez más cuanto más avanzamos en su escritura. Escribimos sin ideas, compelidos por la desidia y la apatía. Hemos perdido el rumbo. Ahora quien marca la dirección es el progreso tecnológico.
Fue el otro día cuando en el tren reparé atento en el ruido constante que sufrimos en las grandes ciudades. Pitidos, avisos de estaciones por altavoces, el traqueteo, bufidos, frenos. Y luego esas vistas que por la ventana transcurrían veloces, el verde que se veía salpicado de casuchas, torres de cemento, carreteras y autopistas elevadas, tendidos eléctricos. Una mezcla arquitectónica caótica, informe, hacinada, grisácea y sucia. Una falta de gusto total, soez, una falta de espacio y aire que ahoga a quienes viven inmersos ahí. ¿Cómo, dónde empezamos a perder el sentido común, a cambio de qué? No es difícil saberlo. Pero la mayoría siguen sin entenderlo.
Al poco me vino a la memoria ese tema instrumental de OMD que hacia principios de los 80 significó el súmmun del techno pop, "Arquitectura y Moralidad". Partiendo de los ruidos urbanos las bandas creaban ritmos sintetizados con la ayuda tecnológica de teclados. Ya bandas como Krafwerk, Depeche Mode o la YMO, nos vendían una audición soportable de las ciudades. Porque el arte tiene esa particularidad mágica de endulzar lo amargo. El arte nos sienta en la butaca y nos proyecta la vida desde otra dimensión en la que todo se siente profundamente pero sin llegar a hacer daño físicamente. Escapamos de la realidad, nos adentramos en la fantasía. Es un milagro al que deberíamos estar siempre agradecidos. Gracias al arte no caemos en la locura o la desesperación. Sin embargo, hay distintas artes, y cuando unas buscaban ensalzar la belleza, (inventar desde la misma naturaleza que se desarrolla al margen de nuestra voluntad) otras artes buscan soportar con resignación la tragedia en la que a menudo caemos, tan tontamente. ¿Cómo hemos podido llegar tan lejos?.



La música de Steve Reich es ideal para visualizar el estrés, las prisas. Su estilo perfila un sonido como de efecto Doppler de fondo, una especie de sonido en time-lapse, que junto a una repetitivo ritmo variable, da un resultado fascinante. De caer en trance. Su mejor obra es "Música para 18 músicos" (1976) pero sus trabajos con marimbas son también una locura. En este vídeo hay una introducción de trenes de unos tres minutos. Luego comienza el auténtico traqueteo.


No muchos entendieron en qué exactamente consistía el techno pop de los 80, que confundieron con tecnología instrumental. Craso error. Uno podía haber hecho techno pop con martillos, cucharas, botellas, cláxones, ruidos en definitiva que se agitaban en las ciudades. El tema de OMD fue lo más "expresionista" de aquel movimiento.
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