Son tan sólo dos minutos musicales, pero quién da tanto en tan poco tiempo. Esta composición de William Walton que fue escrita para el film Henry V nos sitúa en un estado de nostalgia hacia los dulces momentos de la infancia, que no están perdidos, sino para siempre cobijados en el recuerdo. Tiene un aire de brisa matinal que sopla al despuntar del día. La bienvenida o la despedida de alguien que viene o se va pero desde la perspectiva cariñosa de estar uno en paz con el destino. La Naturaleza parece estar de acuerdo con ello.
"Hubo un tiempo en que prados, bosquecillos y arroyos,
la tierra y sus visiones cotidianas,
todo me parecía
de luz cerulea ornado,
de frescor y gloria de los sueños.
Pero como fue antaño no es ya ahora,
y dondequiera vuelvo la mirada,
en la noche o el día,
no me aparecen ya las cosas de otros tiempos
Gracias al corazón que nos da vida
gracias a sus ternuras, alegrías y miedos,
la flor mas apagada, al abrirse , me brinda
pensares demasiado hondos para las lágrimas."
Ode: Intimations of Immortality from
Recollections of Early Childhood
Atisbos de inmortalidad en los recuerdos de la primera infancia
Atisbos de inmortalidad en los recuerdos de la primera infancia
WILLIAM WORDSWORTH
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