jueves, 2 de febrero de 2012

NATURALEZA
Ralph Waldo Emerson
En 1836 aparece de manera anónima este ensayo que sería la mismísima biblia de los trascendentalistas (aun cuando el escrito no llega ni a las cien páginas). El tema central del ensayo no es otro que la intuición de la verdad divina que nos acerca a Dios (si acaso eso sea mismamente Dios) al experimentar la naturaleza. Para todo aquel que tenga cierta inclinación poética o artística, y guste de los paseos al aire libre por los montes y sienta que existe un cierto misticismo en la naturaleza, el libro se convierte en un deber leerlo. Y cuando un libro empieza de esta guisa, se hace irresistible:
"Para estar solo es necesario que el hombre se retire tanto de su habitación como de la sociedad. Si un hombre está solo dejad que mire las estrellas. Los rayos que provienen de esos mundos celestes se interpondrán entre él y lo que toque. Podría pensarse que la atmósfera fue creada transparente con esa intención, para conceder al hombre, con los cuerpos celestes, la presencia perpetua de lo sublime."
"Las estrellas despiertan cierta reverencia, porque aunque están siempre presentes, son inaccesibles; pero todos los objetos naturales producen una impresión similar cuando estamos abiertos a su influencia. La naturaleza nunca presenta una apariencia mezquina. El más sabio no le arranca su secreto ni pierde su curiosidad al descubrir toda su perfección."
 "De pie sobre la tierra desnuda, bañada mi frente por el aire leve y erguido hacia el espacio infinito, todo mezquino egoísmo se diluye. Me convierto
en un globo ocular transparente; nada soy, lo veo todo; las corrientes del Ser Universal me circulan; soy una porción de Dios"


 Hay traducciones al castellano del libro y también puede descargarse gratis en Internet.

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