viernes, 10 de abril de 2015

"De cómo damos forma a los edificios, ellos nos definen" Winston Churchill
ECO CITIES
 
Cuando somos pequeños aceptamos el mundo tal y como se nos revela. Sea este feo o bonito, no llega a importar mucho. No se plantean objeciones a cuanto podamos observar a nuestro alrededor. A no ser que algo nos haga daño directamente o se resista a satisfacer nuestros deseos inmediatos, (cosa que sucede, y muy a menudo) tras una llorera, nos adaptamos al entorno con ingenua facilidad. Por lo demás, si el cielo es azul o rosa, si el futuro nos depara buen porvenir, si es mejor ser de una manera u otra, chico o chica, moreno o rubio, si el mundo es bello o feo no llega a preocuparnos. No hay comparaciones, ni preguntas. Se vive. Sólo estas cosas empiezan a despertar crítica a medida que la conciencia se vuelve más clarividente, más existencial.
A partir de la adolescencia se acelera el sentido introspectivo y analítico del sentido que pueda tener la vida. La misma enseñanza en las escuelas nos muestra los acontecimientos que la historia, cultural y científica, ha ido fraguando hasta el momento que ahora nos ocupa. De esta manera, haciendo acopio de innumerables datos desvelados del oscuro pasado, reconstruimos el camino que paso a paso nos ha traído hasta aquí. Es como si leyéramos un libro hacia atrás, para llegar a entender que la primera página nos explique el porqué de este presente, su determinada evidencia actual. Un libro que, para quien sepa leerlo, marca nuestra conciencia de responsabilidad respecto al futuro, cuyas páginas en blanco a escribir reclaman sapiencia y buen gusto. 
Ahora que somos mayores, el mundo se nos presenta cargado de elementos confusos, circunstancias antagónicas, verdades dañinas que antes permanecían escondidas, contrariedades e injusticias, deberes y obligaciones. Mi mundo, ya no es lo que parecía, se ha complicado, es mucho más paradójico y exigente y si lo apercibo con minucioso análisis se me presenta como manchado, como un entresijo de enmarañadas creencias que desde tiempos remotos se han impuesto ciegamente, con despotismo, ignorancia y egoísmo. Recuperar el esplendor de eras pretéritas es imposible. Crear un espacio más libre y estético no es imposible pero resulta harto complejo, porque tal y como lo veo ahora hemos caído demasiado hondo.
Nos hemos distanciado demasiado de las doctrinas que artistas y pensadores expresaron en siglos pasados acerca del modo de vida que mejor nos conviene.Vivir bien, despreocupados, contentos. Ideas que la distancia del tiempo no ha caducado. Más aún, las hace ineludibles si de verdad queremos recuperar la sonrisa, pero la avaricia del político se ha impuesto como casi siempre a la filosofía y el arte. Los pensadores y artistas son demasiado taimados respecto al poder político. Se han dejado vencer.

Algo que se me hace cada vez más inexplicable con la edad es el hecho de que hayamos consentido reducir el espacio de movimiento de las personas en las ciudades. El espacio se ha encogido, el coche domina y el color gris del asfalto predomina. Cómo hemos podido sepultar a base de cemento la hierba verde y ocultar el cielo azul con las formas geométricas de cientos de rascacielos, es de todo punto inexplicable. Los aromas de las plantas y flores se han evaporado. El sonido de los pájaros se ha enmudecido por el de los motores. La mirada que antes acaparaba anchas distancias ahora choca contra paredes, muros, patios y carreteras. Cuando se viaja en metro, la mirada contempla en las ventanas la noche. Absurdo. Hay zonas por donde vivo que es tal el aglutino de edificios mal uniformados, tan hacinados, que al mirarlos en conjunto, desde lejos, parecen obra de alguna mente desequilibrada.
La falta de armonía pone en evidencia no sólo el mal gusto, sino la avaricia materialista que se mueve por motivos pecuniarios, dejando de lado el arte, como si éste no sirviera para nada. Pero así nos luce el pelo. Con los años el hombre se ve constreñido a no comprenderse a si mismo. Se siente desorientado. No comprende su vacío, su insatisfacción. Las crisis financieras le zarandean hasta aturdirlo. Supedita el arte al yugo del utilitarismo urbano, a las entidades que lo componen, objetos cotidianos, sonidos tecnológicos, colores apagados y líneas rectas. Horroroso.

Hubo un tiempo, y no muy lejano en la historia, en que los pensadores se entretenían en crear ensayos acerca de la imaginación y lo sublime en el arte y la naturaleza. La mera fe en la espiritualidad les empujaba a ir más allá. Se puede creer o no en Dios, pero no ignorar el grado de extrañeza que el  mundo contiene en sí, lo que se mueve sin nuestro consentimiento, y que revela una naturaleza variopinta de animales y formas, sean vegetales o minerales, razas y planetas a miles ocultos en la espesura de la noche... Hay mucho todavía por descubrir pero en las grandes ciudades todo está inventado.
En un mundo en que los jóvenes se sienten más interesados en la cilindrada o el diseño de una moto, en vez de reconocer el canto de los pájaros que anidan en los parques, saber que árboles son de hoja caduca o perenne, en disfrutar más del día al aire libre en vez de la noche en bares y discotecas, es que algo no funciona. Vivir de espaldas a la naturaleza  nos conducirá a la soledad abisal, a la claustrofobia, a la enfermedad.
Sólo espero que en el futuro, al que no asistiré, el hombre dé más consentimiento a lo que le dicta el corazón, es decir, que empiece a entender qué es exactamente lo que le pone en armonía con la vida, la sensación de sentirse feliz. Ahí donde no hay prisas, donde la vista respire más espacio y la imaginación tenga mayor terreno de juego, gracias a la libertad que prestemos al azar, el hombre encontrará su sitio. En todo arte, arquitectura, ahí donde vivamos, debemos permitir que la naturaleza se abra, se expanda a su anchas porque eso nos devolverá al lugar del que nunca debimos partir. - AllendeAran



"Estos diseños de ciudades futuras no están mal. Quizá un poco artificiales, quiméricos, ya sabes, de mundo feliz, pero van por el buen camino. Prevalecen las curvas, el blanco y las amplias ventanas. Buscan la luz y el espacio, y no se olvidan de lo verde. El azul lo presta el verano. No podemos reclamar un arte como el que nos legaron las antiguas culturas, entendamos que vivimos en otra época y el intelecto no es igual. Aún así, la naturaleza tendrá que ser de nuevo inspiración, sencillamente porque hay infinitud de patrones a imitar. Ojalá los futuros habitantes del planeta tenga mejor suerte" 


"La arquitectura debería hablar de su tiempo y lugar, pero aspirar a lo imperecedero"  - Frank Gehry
"Todo gran arquitecto es necesariamente un poeta. Debe ser un gran y original interprete de su tiempo, su día, su era"  - Frank Lloyd Wright


"La gran esencia de la arquitectura consiste en el desarrollo de la variedad y reminiscencias de la vida natural orgánica. Esta es la única verdad en la arquitectura"  - Alvar Aalto
"Yo no separo arquitectura, paisaje y jardinería, para mí todo es lo mismo" - Luis Barraga

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sábado, 28 de marzo de 2015

"Si admitimos que la vida se rija por la razón destruimos la posibilidad de la vida"  - Leon Tolstoi
"Si tu valor te abandona, supera tu valor"  - Emily Dickinson

LA INDIFERENCIA DEL DESTINO

"ALMA SALVAJE"  2014
"HACIA RUTAS SALVAJES"  2007



Estas dos historias verídicas que han sido llevadas al cine tienen tanto en común como diferencias. Quizá su más relevante parecido sea la palabra Wild que al traducirse del inglés al castellano se queda corta porque mezcla lo salvaje con la naturaleza y en castellano hay que decantarse por uno u otro significado. Y su más relevante diferencia sea el distinto final de la vida de sus dos personajes en cuestión. Por un lado tenemos a Cheryl Strayed, una mujer que no sabe cómo digerir la prematura muerte de su madre y por otro al joven Chris McCandless que tampoco sabe digerir la afectada sociedad en la que nos toca vivir. Así, los dos personajes emprenden una dilatada excursión a solas por las sendas inhóspitas que la naturaleza encierra para ver si puedan curarse de las indigestas circunstancias que les han herido. En Cheryl más parece que su ruta aventurera por las Cimas del Pacífico sea la de poder recuperar la sensatez y el cariño hacia la vida, algo que parece haber perdido tras la muerte de su madre. En Chris el problema es más complejo, porque su asco al mundo materialista, a las actitudes reaccionarias, al dinero, a su propia familia incluso, le empuja a enemistarse con la sociedad de forma tan drástica que si bien tiene mucho de audaz también conlleva el alto riesgo de encaminarse a la perdición.  
Sea como fuere, en los dos casos, la llamada de la Naturaleza, (como diría Jack London) parece ser el terreno en el que los dos personajes van a perderse para, paradójicamente, encontrar la verdad o su yo extraviado. El senderismo a solas, el espacio inconmensurable de las montañas, pernoctar en la calle o el monte y todo cuanto pueda por sorpresa acontecer durante el trayecto, conocer gente, hacer amigos, los problemas, todo es bienvenido, digno de aprecio para la sabiduría personal.

De todo se aprende, sí, menos de algo que aquí, para mi gusto y para mi entender falla en ambas películas; estoy hablando de la poesía. El sentido de la belleza que la Naturaleza proyecta (para quien sepa leerla) no está suficientemente bien iluminada. Hay pocas escenas significativas. Pasan casi desapercibidas. Para hacerme entender aquí tendría que acudir al respaldo de autores que vivieron el mundo salvaje con encendido entusiasmo y fueron grandes montañeros, entre ellos, John Muir, Henry Thoreau, Alex von Humboldt, o más recientemente el malogrado Everett Ruess, (del que todavía estoy esperando hagan una película). Esa postura estética bien podría haberse usado de receta para exorcizar el dolor y el resentimiento que ambos personajes sufren en su interior, pero las dos películas lo descuidan, seguramente porque los dos protagonistas en su vida real no acertaran a descubrir algún secreto espiritual a partir de la belleza que la Tierra expele. Lo que más predomina en ambas películas es la entereza, el valor, el riesgo, la resistencia en el mundo salvaje, la dura experiencia de sobrevivir. Es una pena, porque reconozco que los dos guiones tienen una buena narrativa y admiro la buena carga de humanismo y emoción que manifiestan. Pero de haberse cuidado ese importante detalle estético, que particularmente reclamo, las dos películas habrían alcanzado el palmarés de obras maestras para mi gusto.

Volviendo al lance de sus travesías, los dos finales de Chris y Cheryl difieren, y esto me hace suponer que muchos busquen una posible moraleja. En ambos casos se buscaba la restauración dañada del alma, aunque cierto es que sus motivos de huida fueron distintos. Pero si el final de cada persona lo dicta la muerte y la forma en que ésta acontece o nos sorprende es casi siempre extrínseca, no hay fundamento razonable para enjuiciar la vida de nadie por su manera de morir. La muerte es un accidente que sólo la suerte, indiferente a todo, decide (a excepción del suicidio). No es un castigo.

En consecuencia, de ambos peregrinajes se pueden tomar cuantas lecciones se quiera pero no de sus desenlaces. A Chris se le podría acusar de incauto, osado, inexperto, insociable, temerario, ingrato, rebelde, lo que más rabia te dé, pero nunca llegar a pensar que su final estaba escrito por su arrogante y extremista actitud. Tuvo mala suerte, eso es todo. El aprendió algo, si bien demasiado tarde y es que “La felicidad no es auténtica sino es compartida”. De haber salido airoso de su encerrona en las profundidades de Alaska tal vez él hubiese ejercido mejor que nadie esa lección. Por otro lado, Cheryl, que también aprendió lo suyo, orgullosa y victoriosa al final de su empresa, felizmente pudo contarlo todo. Pero ¿qué habría ocurrido si en alguno de esos encuentros espinosos con otros protagonistas la cosa hubiese ido a peor o si cualquier otro percance accidental de los varios que tuvo no los llega a solventar?

Al final concluiremos como empezamos, con Tolstoi, con aquella cita que decía “El único conocimiento de la vida al que el hombre tiene acceso es el del sinsentido”.  - AllendeAran

«La auténtica cosecha de la vida cotidiana es tan intangible e indescriptible como los matices de la mañana o la noche. Es como atrapar un poco de polvo de las estrellas o asir el fragmento de un arco iris.» - H. D. Thoreau


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martes, 17 de marzo de 2015

«Si permitimos que el Progreso falte el respeto a nuestra sensibilidad, a menudo reflejada en un paisaje, nos estaremos conduciendo al suicidio espiritual.» - AllendeAran
TORRES DE ALTA TENSIÓN
EL PAISAJE MALTRATADO
Montes de Triano, Galdames, Muzkiz


Fue el otro día que decidí dar mi primer paseo del año, aprovechando el buen tiempo, por los montes de Triano cuando llegando al centro minero pude observar consternado, peor aún, HORRORIZADO, como las amplias laderas que bordean la subida a los montes, tan tupidas de arbolado verde, se veían invadidas por torres gigantes de alta tensión, con sus tendederos de cables que semejan telarañas. Eso no estaba ahí el año pasado, me dije parpadeando una y otra vez incrédulo. Más arriba, por el camino de subida a los montes, otras tantas torretas enormes estaban clavadas al pie del camino. Cantidad de arbolado cortado de cuajo. El suelo del camino había sido allanado con detritos de azulejo blanco y ladrillo, supongo que favorecer el trabajo. En fin, el paseo me supo amargo, se me atragantó. Aceleré el paso hasta llegar al llano que comunica con el alto Galdames y Sauco, por el que pude dar la espalda a semejante asquerosa polución paisajista.  
Crearse un pequeño paraíso con el que uno pueda evadirse del barullo, del ruido y el estrés de las metrópolis no siempre resulta certero, ni conlleva garantía de seguridad permanente. No cuando la dependencia con el entorno social es ineludible. Estamos atados, bien amordazados a la ley mayoritaria, la aborregada, que persigue la comodidad más factible, la más barata, ya se sabe, la materialista, presidida por el capitalismo avaricioso. Por eso, la independencia personal que se recrea en ensoñaciones, ideales y utopías, es vulnerable de infecciones por parte de ese motor industrial que llaman Progreso. Así, cuando menos te lo esperas tu mundo se viene abajo. ¿Pero qué te esperabas? 
Ya que la estupidez crece directamente proporcional al ingenio de unos pocos, por mucha pedagogía,  ilustración, genialidad que posean las minorías de nada servirá. La verdad que se pueda esgrimir contra el desenfreno del Progreso chocará de frente contra la fatalidad ciega, la insensibilidad del bruto. Es decir, que no avanzamos, que estamos igual o peor que hace un siglo, o dos, o tres... La carrera del Progreso por acomodarnos de la mejor manera posible en la Tierra, a costa de sacrificar lo que la naturaleza atesora misteriosamente, mantiene su curso despiadado, igual que si de una maquina apisonadora se tratara. Mi pequeño paraíso personal, seguramente compartido en silencio por pocos, se ha visto tocado, herido, ahí donde pensaba que no llegaría, no cuando parecía haber conciencia más despierta en los últimos años por preservar el entorno natural. Pues no, me equivocaba y el maligno virus del Progreso ha venido a infectar mi propio mundo. 
La luz, dicen, es un bien que no tiene precio. ¿Pero cuánta más luz necesitamos para que nos creamos vivir igual que el día? ¿No llegaremos a echar de menos luego la noche? Si ya no se vemos las estrellas en las ciudades… ¿Pero a quién le importa esto? Visto lo que acontece últimamente en el panorama político, el negocio sin escrúpulos, la corrupción, me aventuro a creer que esas torres son innecesarias. ¿Por que ahora, al cabo de tantos años?
He asistido desde mi infancia al deterioro progresivo del entorno natural del pueblo en el que he crecido. Toda la costa rocosa del Abra ha sido rellenada de cemento, para crear un superpuerto que facilite el trasiego mercantil. Hubo en Santurtzi una playa pequeña que jamás llegué a conocer a principios del siglo XX. El pueblo donde aprendí a nadar en aguas puras, Zierbana, hay instaladas un cúmulo de fábricas al borde del mar. El pueblo huele a pan rancio, y según mi tío que allí vive, en su jardín ya no crece la fruta como antes y los árboles y la forestación están mustios. La pintoresca imagen de pueblo fue sepultada bajo el cemento armado. Crearon una playa artificial que no funciona, ¿cómo no iba a ser así? Al mar no se le puede engañar. Eso sí, Zierbana es la villa más rica de Europa, dicen, pero la recompensa a sus resignados habitantes, vilmente engañados, no sé ve. Poco a poco, disimuladamente, embaucados por el olor del dinero, vamos perdiendo el hábitat natural en el que crecimos. 
Batallar contra estos continuos desastres ecológicos resulta agotador. Tiene que haber otra forma de entenderlo para que no se repitan tan tontamente. Yo no estoy en contra del Progreso, pero creo que otro Progreso es posible. ¿Y cómo es esto? Si la meta de todo ser es ser, sentirse a gusto siendo, sentirse vivo, feliz de existir, habrá que entender cuando y cómo se dan esos momentos que usamos como paradigmas con los que defendemos la alegría de vivir. En eso estamos y a eso nos debemos si deseamos presumir de seres humanos.

- Quienes imaginan el Cielo por un instante, se sitúa a si mismo siempre dentro de un escenario donde la naturaleza exhibe su gloria.-
- La paz interior se reconoce en la contemplación y donde mejor se recrea la atención es ahí donde la belleza se desnuda sin despertar en nosotros intereses mezquinos. Paisajes y detalles menudos de la naturaleza son aquí lo más reclamado. -
- La naturaleza es por lo general el terreno predilecto para sentir la libertad, para apartarnos de la condena de obligaciones sociales, de las leyes, el tiempo y el sinsentido. - 
- Los recuerdos más felices de nuestra infancia se ubican por lo general en un escenario donde la naturaleza era participativa. -
- El arte más seductivo, imperecedero y valorado, la misma filosofía, comulga con la naturaleza en sus variadas formas que invitan a la creatividad con alegorías y metáforas, ideas que nos devuelven la confianza en que por algo merece vivir. -  

Dicho lo cual, entenderemos, que sí el avance arrollador del Progreso, éste, no proyecta en sus finalidades ninguna de estas afirmaciones, si estás se pasan por alto, se ignoran, se descuidan, se vapulean, entonces estamos tomando un camino equivocado, abrupto, un camino sinuoso y roto, en el que nos perderemos, cómo de hecho está sucediendo. ¿Por qué somos tan pocos los que comprenden esto?

Muchos de los males que sufrimos en las grandes ciudades, la ansiedad, la depresión, la delincuencia, la pobreza, el desencanto, tienen su origen en la falta de perspectiva interior, en no saber qué hacer con la existencia, en cómo canalizar el empuje forzoso que sentimos por vivir, ¿Para qué, Por qué, Cómo? Y a esto no da respuesta alguna el Progreso, sino todo aquello que se desenvuelve ajeno a nuestra voluntad de dominio. De ahí la Naturaleza al desnudo, su misterio, su extraordinaria belleza, sus tesoros velados, su infinita actividad. Si el Progreso contamina y afea el espacio necesario en el que poetas, artistas, metafísicos y científicos se han de desenvolver libremente, estaremos cayendo en el abismo oscuro del nihilismo. Será culpa nuestra el haber aceptado una verdad contraria a nuestro devenir como seres humanos. No es posible aceptar una verdad que viene a contradecir la vida.
Lo reconozco en parte, el Progreso nos concede el ámbito propicio, el Ocio, para saltar a esa otra verdad más esencial y completa que reclamo, pero es de vital importancia no olvidar el deber de prestarnos al juego del Arte, a la gracia de la inventiva, la contemplación, el mundo de las IDEAS, el goce de la belleza sin prisas. Y si todo esto queda tan sólo en una teoría banal, en una utopía de chiflados, si se queda a escondidas en la mente de unos pocos metafísicos, poetas y místicos estaremos perdiendo la fe en nosotros mismos. Poner en práctica todo esto es dar respuesta al jeroglífico existencial, es empezar a reverenciar el milagro que nos ha permitido llegar hasta aquí.
Por lo tanto, y para terminar, no permitamos que el Progreso afee el paisaje que nos habla de la enigmática belleza. De las oscuras insinuaciones que nos ayudan a crecer humanamente. La gracia por la que deseamos participar en la aventura de existir, explorar sus infinitas posibilidades. Si permitimos que el Progreso falte el respeto a nuestra sensibilidad, reflejada a menudo en un paisaje, nos estaremos conduciendo al suicidio espiritual.  -  AllendeAran

"Fijaros bien, ya incluso el cielo raso azul se ve rayado de estelas de aviones. La polución al paisaje se da por todas partes. La naturaleza ya rara vez se ve en su estado inmaculado, ese estado que mejor expresaría su peculiar encanto"


"Con la taladura de un montón de pinos se puede observar esta maravillosa vista de la playa de La Arena gobernada por la inmensa Petronor. Da risa. Y desde lo alto la monstruosa torreta de alta tensión"


"Bueno, esperemos que algunos paisajes continúen eternos y que ninguna idea mal avenida del Progreso venga a ensuciar estas panorámicas"
"Siempre nos quedará algún rincón escondido en el que alejados del trato humano y  las grandes urbes podamos encontrar la paz que no persigue nada sino el momento en sí. Un rato en el corazón de los bosquecillos es la mejor terapia que te puedes conceder. Sale gratis. Olvídate de psicólogos, clases de yoga o libros de autoayuda."
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viernes, 6 de marzo de 2015

STEVEN WILSON 
MARIUSZ DUDA
THE OLD PEACE



Soy un admirador del rock progresista de Steven Wilson pero por desgracia la temática de sus canciones encajan mal en la temática de este blog. Tiene costumbre de inspirarse en historietas de apariciones, fantasmas, rarezas oníricas, noticias extrañas que leemos en los periódicos. El otro día encontré por casualidad este precioso vídeo con una dulce canción en compañía de Mariuz Duda. Pura naturaleza. Aprovecho de paso la ocasión para promocionar su reciente trabajo "Hand.Cannot.Erase" que justo esta semana ha salido a las ondas. Es su cuarto trabajo en solitario y una vez más se erige como el mejor músico de rock de estilo Prog, tan incomprendido hoy en día. La idea de esta obra surgió de una curiosa y trágica noticia que leyó en el periódico acerca de una chica que fue encontrada en casa, al cabo de dos años, muerta. ¿Cómo es que nadie supo de ella, que nadie la echara de menos? Wilson comenta en una entrevista que la mejor manera de perderse en este mundo es ir al corazón de las grandes ciudades donde nadie sabe nada de sus vecinos, donde el anonimato está asegurado. Razón no le falta. "Hand.Cannot.Erase" es un caleidoscopio sonoro de múltiples ritmos brutos y melodías entrecruzadas al mejor estilo de los 70.

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jueves, 26 de febrero de 2015

«El fin del voraz capitalismo lo pondrá un nuevo y convincente salto ideológico que nos saque fuera del paisaje nihilista en el que habitamos. Fuera del ámbito financiero» - AllendeAran

EL BIENESTAR HIPOTECADO
LA POLÍTICA FINANCIERA
Llevamos unos cuantos años arrastrando una crisis económica que no acierta a dibujar un panorama alentador en un futuro inmediato. Hemos caído en un lodazal de mierda que nos dificulta el avance hacia cualquier orilla. No sabemos cómo o hacia dónde dirigirnos. Nos faltan fuerzas (ideas) y el barrizal en el que hemos caído se hace cada vez más espeso ante la evidencia de nuevos casos de corrupción que emergen día sí y día también, y que ponen en evidencia quienes han sido los culpables del barrizal hediondo en el que nos movemos. Vergonzoso.
Ese tren de vida raudo que nos ha impuesto el capitalismo tenía que haber pisado freno hace tiempo pero la velocidad nos cegaba a todo menos al vértigo hedonista, al placer desmesurado, a la riqueza material ilimitada, al hartazgo incluso. Íbamos y vamos demasiado deprisa. La velocidad, se decía, es insostenible, y todavía hoy seguimos sin querer entenderlo, sin querer pisar freno al desgaste que cometemos en la Tierra a cambio de chupar sus recursos desmesuradamente, instigados como estamos en el vicio nunca satisfecho del quiero más, más y más. Hemos llegado a un punto en que convencernos del error que estamos cometiendo no parece factible porque no se puede dar marcha atrás, pero seguir adelante, a esta velocidad, resulta suicida.
El amor al dinero está tan arraigado que nadie parece convencerse de lo contraproducente que resulta aceptar sus reglas avariciosas, ni aún a pesar de saber, como sabemos, de que en esta sociedad construida sobre la codicia del capitalismo, el bienestar siempre nos viene con una factura cargada de altos intereses. Lo pagaremos caro, muy caro si continuamos así, sin pisar el acelerador, porque el futuro, aunque parezca un espejismo lejano, termina llegando. No falla.

Ahora buscamos soluciones constructivas y queremos que nadie quede perjudicado en el rescate de nuestra desolada situación, pero nadie está dispuesto a ceder un ápice de su riqueza, ni aún cuando sabemos de las formas fraudulentas que han cometido muchos para acaparar tan copiosas cantidades de dinero. No queremos perder un céntimo de lo que hemos ahorrado, no queremos ayudar a nadie. Es, al fin y al cabo, a lo que nos han educado, lo único que apreciamos por encima de todo; ser ricos. Porque ser ricos es sinónimo de poder, de respeto, de éxito, de seguridad, de confort, de lujo, vacaciones, moda.
El dinero se ha convertido, tácitamente, en una droga adictiva, en una religión totalitaria, con sus dogmas, sus leyes y sus carreras universitarias. La fe de que cualquiera, “libremente”, se puede hacer rico y con ello comprarse un paraíso y vivir como Dios es aceptado por todos los feligreses que conforman el sistema social capitalista, que bajo el cebo de la esperanza y la libertad entrecomillada, y la bendita democracia, nos creemos auspiciados de lo que otrora fue un calvario de lucha por la supervivencia. Pero una libertad como esta, egoísta, mal ejercida en pro del individualismo, es una libertad ponzoñosa, mal versada en la ley del más fuerte y tramposa, porque las ventajas circunstanciales no son ecuánimes para todos. Este bienestar es desconsiderado con el prójimo, nos enemista con el vecino, nos envilece de materialismo innecesario, nos amodorra la sensibilidad, adormece la búsqueda de nuevas ideas, otras con las que ver el mundo desde otra perspectiva más VITALISTA y HUMANA.

Todavía hay quien no lo ve, todavía hay muchos que no se dan cuenta del callejón sin salida en el que nos hemos metido, porque las propuestas para salir de esta encerrona siguen siendo la de retroceder para tomar impulso y atacar con más fuerza. Ahorrar para luego despilfarrar. Volver la vista atrás en la historia para enmendar los errores cometidos a lo largo de este proceso tampoco es una solución viable, porque, lo reconozco, no es cierto eso de que cualquier tiempo pasado fuera mejor. El pasado también guarda sus calamidades.
Pero sí hay algunas pautas imperecederas que no deberíamos haber olvidado, y que no se asignaron en balde como virtudes para unos pocos santos o inocentes idealistas. Mesura, altruismo, sensatez, honradez, generosidad, empatía, unidad, amor..., no son éstas palabras vacuas, rancias o afectadas por el tiempo. Son pautas vigentes, capitales, que conviene recordar en cada acto de voluntad que realizamos en el día a día, en el yo contigo. La educación ética (y estética) del hombre, abierta a expandir posibilidades de convivencia, nunca debería haberse eclipsado por culpa de otras ciencias, las exactas concretamente. Es necesario entender que el hombre busca algo más allá de sus necesidades biológicas. Queremos que la vida sea un juego de investigación y deleite permanente, y una vida acomodada, plegada al materialismo utilitario, no hace sino desacreditar el potencial humano. Una vez atenuadas las necesidades básicas de la vida se ha de dar un salto, desde el inconformismo y la curiosidad, con la imaginación, a un más allá. Queda todavía tanto espacio por explorar.
Es importante entender, de una vez por todas, que el mundo financiero, (los números aviesamente conjugados) no van a presentar la salida a esta crisis económica que sufrimos. Eso será, como está siendo, girar en un círculo vicioso que no encuentra vía de escape. Peor aún, es seguir dejando que los zorros cuiden de nosotros, las gallinas acorraladas. La solución, vendrá por derroteros hasta ahora desconocidos. Ideas surgidas fuera de los guiones escritos a conveniencia de los acreedores y ominosos banqueros. El fin del voraz capitalismo lo pondrá un nuevo y convincente salto ideológico que nos saque fuera del paisaje nihilista en el que habitamos. Fuera del ámbito financiero. Ya he comentado algunas directrices, ahora conviene reunirlas en un nuevo mito que convenza, (no hablo de engañar) a las oligarquías adineradas de que sus fraudulentas promesas de progreso y bienestar han caducado. Hay que saber jugar al despiste. Jugar a favor de una unitaria visión cósmica. Eso hará que empecemos a dar más importancia a otros asuntos alejados de la perniciosa usura. Y de esta manera, indirectamente, seremos encauzados a una situación más esperanzadora. - AllendeAran
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“El espíritu crítico se ha hecho inmediatamente político y se ha propuesto una revolución del mundo burgués, y, por otra parte, de tanto purificar y explicar la religión, ésta terminó evaporándose por completo y desapareciendo de pura claridad”  -Friedrich Schlegel


 
“La existencia de lo humanamente más valioso, la eficacia eterna de aquellas fuerzas
que por primera vez hacen hombre al hombre, depende de que exista, se ejercite y transmite un misterio en algún lugar del mundo, es decir, un poder espiritualmente generador y vinculante de las almas” -Ernst Bertram

 “Conocer el ‘egoísmo’ como error no significa optar por el ‘altruismo’ en el plano de la teoría del conocimiento. Tiene que haber otro camino… Más allá de ‘mí’ y de ‘ti’, Sentir cósmicamente”  -Safranski on Nietzsche
"¿Que sentido tendría nuestro ser si no fuera el de que en nosotros aquella voluntad de verdad ha adquirido conciencia de sí misma como problema?"  - F. Nietzsche
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sábado, 7 de febrero de 2015

«Únicamente si tenemos en cuenta el mecanismo aparente de la dualidad pero, en realidad, no hay ningún "vidente" ni ninguna cosa "vista", sino tan sólo "visión"»  - Wei Wu Wei  (Terence Gray)
ORIENTE Y OCCIDENTE
¿ACCIÓN, NO ACCIÓN?
¿WEI WU WEI?





¿A santo de qué preguntar? ¿Cuál es la necesidad de preguntarnos qué? Fue a partir de la pregunta cuando la conciencia empezó a observarse a sí misma. La pregunta vino a denunciar algo desencajado entre el hombre y la naturaleza. Pudo ser la mera curiosidad hostigada por el aburrimiento. Pudo ser la inquietud al sufrir el paso del tiempo. Pudo ser el dolor, el hambre o el frío. Pudo ser el temor a la muerte. Fuese lo que fuese, tras la pregunta subyace el vacío y la búsqueda de algo nuevo. No es sólo salir al encuentro de una respuesta sin más, es que mediante la respuesta se llena un hueco donde, una errónea, (tal vez, quien sabe) contrariedad, una molestia, un dolor, se ubicó. Nunca la religión, ni la filosofía, ni las ideas que buscan afianzarse en el futuro habrían surgido sin la pregunta. La pregunta nos pone delante de nuestra peor condición, a saber: la inadaptabilidad mental y biológica en el mundo. ¿Pero es esto culpa nuestra? ¿Somos culpables de la infelicidad que padecemos? ¿Somos acaso los únicos a quienes hemos de responsabilizar?
En Oriente y Occidente se han edificado dos tendencias filosóficas que contrastan entre sí. Aunque también hayan fraternizado en ocasiones en compartir una misma visión acerca del ser, mantienen todavía una brecha abierta que les separa notablemente. Sus posturas se han visto marcadas por lo pasivo y lo activo. Ambas se enfrentan ante una decisión difícil de mantener, ya que la voluntad del hombre se ve tentada a participar de la dinámica que envuelve al mundo y en la que, irremisiblemente, estamos implicados. Se trata de dos formas distintas de encarar la realidad, de cómo la sentimos y de cómo la conducimos hacia un estado superior, donde la existencia quede justificada en su tan apreciada felicidad. ¿Se puede o no se puede? ¿Nadamos a favor o contracorriente? ¿Nos quedamos parados como espectadores o actuamos? ¿Es necesario cambiar el rumbo de las cosas o las dejamos en paz, a su libre albedrío, emancipadas de nuestros deseos y necesidades? Culpa del deseo insaciable, dice Oriente. Culpa de la necesidad biológica, dice Occidente.
Tenemos en Occidente la idea poco clara de un idealismo trascendental. La figura de Dios vendría a estimular los pasos a seguir para consolidar la justa medida de la felicidad a repartir en el mundo. No se trata de creer en Dios fuera del entorno físico fenomenológico en el que vivimos, sino de crearlo aquí, real, vívido y auténtico. Tenemos directrices, dogmas y libertad para ello. La felicidad individual pasaría así, forzosamente, por el bien común ajustado en la sociedad que hemos formado. De lo contrario estamos expuestos a constantes peligros y a males que perjudican el bien estar. ¿Se puede lograr esto?

Tenemos en Oriente la iluminación en un despertar enclavado en el presente. El rechazo absoluto de una conciencia agitada por el ego y abatida por su creencia en el tiempo. Un sufrimiento causado por el mal uso que hacemos del pensamiento. El aquí y ahora supone el fin que vendría a romper las cadenas que amordazan dolorosamente la vida. El bien social pasaría entonces por el entendimiento primero de la conducta individual, del sistema operativo de la conciencia. Y ésta, aspiraría desde su posición iluminada a que todos despertaran de su fatídica pesadilla, causada por el ego, falso y tramposo ¿Se puede lograr esto?

Aunque estos dos caminos se diferencien entre sí ambos persiguen una misma finalidad. Que la esencia del ser perdure en armoniosa comunicación con la naturaleza. Ser unidad y totalidad al unísono. Conservar la felicidad, si acaso eso fuese posible, eternamente. No desparecer

Occidente toma acción y procura forzar la voluntad de todos para elaborar una sociedad que nos permita convivir en paz, en respeto mutuo, en ayudar al prójimo, en facilitar una respuesta válida al extraño acontecer de la existencia y así justificar la vida. Se sirve de un idealismo metafísico sin menospreciar la naturaleza física. Pero por desgracia, son pocos quienes entienden o asumen acatar semejantes preceptos. Hasta ahora los logros obtenidos han sido frágiles, poco fiables. Las guerras tienen más ambición de poder, de dominio y riqueza material que de saber comprender el espíritu que agita el universo. Aunque la historia se recuerde cargada de mucho alboroto siniestro, occidente no se rinde en su sano y recto empeño de mejorar el ámbito en el que nos movemos.

Oriente prefiere no tomar acción para no enturbiar más las aguas. Culpa a la conciencia de jugar a favor de la vanidad personal, de un yo ilusorio que lo contamina todo alrededor por no saber aceptar, sin más, lo dado. Detrás de nuestros actos se esconde la codicia, carente de empatía y altruismo. Pero parece como si Oriente pasara por alto que si bien el sufrimiento es responsabilidad nuestra, no lo es tanto el dolor, la necesidad de supervivencia biológica que la naturaleza nos impone. Sin duda, la meditación nos coloca en una buena situación espiritual para apreciar la paz y vivir en el entendimiento, pero cuando me pinchan sangro y eso además duele y no es creíble que la conciencia por sí sola pueda excluirnos de este fenómeno. Todos tememos a la muerte. Y no parece que la materia sea un sueño de nuestra conciencia.
¿Qué hacer o no hacer? La pregunta, como una herida, sigue abierta. La decisión es tan importante como la indecisión. ¿Lo uno o lo otro o equidistar ambos puntos? ¿Se puede o no se puede?  - AllendeAran
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«Nos enredamos a fuerza de explicar que la aparición del mal en el propio mundo no se debe al propio Dios, sino a una serie de factores adventicios. Pues bien, una de dos: o es omnipotente, y entonces es responsable del mal, o no es omnipotente, y entonces no es Dios.» -  Jean-Francois Revel

 «Además, la historia de la ciencia demuestra que los investigadores han hecho los descubrimientos más útiles sólo en los momentos en que obedecían a la pura curiosidad intelectual. pero no buscaban la utilidad en el punto de partida. Existe, pues, una especie de despego en la investigación científica, que es una forma de sabiduría.» - Jean-Francois Revel

«Vivimos en un mundo transformado por la ciencia y que quizás esta haya vuelto más cómodo, pero el problema de la vida y del destino personales sigue siendo exactamente el mismo que en tiempos de los romanos.»   - Jean-Francois Revel«

«El platonismo socrático, por último, sólo adquiere su significación plena al articularse en una metafísica según la cual el mundo en que vivimos no es sino un mundo de ilusión, aunque hay otro al que desde ahora podemos acceder mediante la sabiduría filosófica, la contemplación filosófica, la teoría, después de lo cual, y como la inmortalidad del alma está demostrada, podremos conocer por fin la plenitud.»  - Jean-Francois Revel
«La sabiduría será siempre conjetural. La sabiduría no reposa en ninguna certidumbre científica, y la certidumbre científica no conduce a ninguna sabiduría. Ambas existen, no obstante, por siempre inseparables, por siempre separadas, por siempre complementarias.» - Jean-Francois Revel


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jueves, 29 de enero de 2015

"Somos una imposibilidad en un universo imposible"  - Ray Bradbury

SMALL SPACE SUITE

Parece que el invierno me está congelando los sesos. Yo también tengo mis días apáticos. Es lógico que con la publicación de muchas entradas llegue un punto en que me sea más difícil innovar, aunque sé que todavía haya tema para rato. Sigo leyendo y sigo amasando ideas con las que pueda enfocar mis observaciones de la vida pero a veces me pregunto si merece la pena compartirlas. ¿Interesan? Yo creo que no. Sí, claro, si por algo se publican los libros que leo y existen estas fotografías y cuadros y vídeos es porque hay gente interesada, no sólo van a publicarse por mí. Pero, sinceramente, a mi no me consta. O por lo menos muy poco en comparación con otras cosas. Vamos, que me siento incomprendido y que mis inquietudes por muy sanas que sean no van a ningún lado. El mundo continua siendo un enigma, lo cual me alegra, pero la vida social la veo cada vez más podrida. Con todo, cuando el buen humor me acompaña, es decir, mi optimismo se despierta, este tipo de vídeos cumplen su cometido. Hay algo más allá de donde estamos, si bien donde estamos ahora no sea un mal sitio. Soñar sigue siendo gratis, y da tanto placer. 



«La necesidad metafísica, enloquecida por el misterio, quiere conocer lo que mantiene unido el mundo en lo más íntimo.»  -  Rüdiger Safranski
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